Una historia absorbente y sobresaliente en psicología de personajes, las claves del nuevo ‘Life is Strange: True Colors’

True Colors
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Nos encanta contar historias. El ser humano ha necesitado, desde que tiene un pie sobre este planeta, relatar acontecimientos protagonizados por semejantes. Y la serie ‘Life is Strange' puede presumir de crear historias que trascienden la pura mecánica jugable.

En su ADN podemos rastrear relatos que bien podrían haber formado parte de alguna de nuestras series de cabecera. Pero no nos engañemos. La nueva entrega de ‘Life is Strange’ es mucho más que una serie. De hecho, no podría serlo. Es, simplemente, ‘True Colors’.

‘Life is Strange: True Colors’ o el poder de la empatía

‘Life is Strange: True Colors’ supone una nueva etapa de la premiada serie, además de la segunda incursión —tras ‘Before the Storm’, precuela del primer juego— de Deck Nine Games en este universo tan peculiar. Un universo en el que personas corrientes poseen poderes extraordinarios capaces de alterar la realidad y cambiar así el curso de los acontecimientos.

En este caso nos encontramos con Alex Chen, una joven perteneciente a una familia desestructurada que tiene el poder de sentir lo que otros sienten. Ni más ni menos. Y si esto no parece nada del otro mundo, espera un poco.

Chen tiene un superpoder que quizás, en los tiempos que corren, está poco presente en la sociedad: la empatía. Cuando Alex está con alguien afectado por algún tipo de sentimiento, como la ira o la tristeza, y este sentimiento es muy fuerte, ella lo absorbe y lo siente como suyo hasta las últimas consecuencias. Se ‘convierte’ —casi literalmente— en esa persona a través de las emociones que en ese momento le embargan.

Pero más que de un poder se trata de una maldición que cae como una losa sobre nuestra protagonista que, tras un suceso en la casa de acogida donde se encuentra, se marcha a vivir con su hermano Gabe a una pequeña y encantadora localidad llamada Haven Springs. Un pueblito que Alex siente como un viaje de ida; un nuevo hogar desde el que empezar de cero con un hermano que llegó buscando un padre y que acabó formando su propia familia.

Alex comienza entonces a conocer a los variopintos personajes que pueblan esta pequeña localidad, cada uno de ellos con sus historias personales, traumas, alegrías y penas. Y no tardará en volver a sentir como suyos los recuerdos y acontecimientos de todos aquellos con los que se cruza. Para bien y… también para mal.

Mucho más que un videojuego con espíritu de serie ‘indie’

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Un día, un trágico suceso vuelve a trastocar la vida de la protagonista. Como en la mejor tradición de las series de misterio que se desarrollan en pueblos pequeños —ahí tenemos, por ejemplo, ‘Twin Peaks’—, nuestra protagonista deberá investigar qué ha ocurrido a través de las vivencias y memorias de sus nuevos amigos y vecinos. Todos tienen algo que esconder y Alex deberá afrontar el trauma y encajar las piezas de un puzle con demasiados cabos sueltos.

‘Life is Strange: True Colors’ bebe de la mejor tradición serial. De hecho, su trama está dividida en capítulos que podremos jugar de uno en uno o, si lo preferimos, todos de una vez. Efectivamente, como hacemos con muchas de las series que se estrenan en la actualidad. Pero el juego va un paso más allá y consigue algo que aquellas no pueden.

Si el leitmotiv principal de este videojuego es la empatía, no hay mejor manera de ponerse en la piel de alguien que convirtiéndose en esa misma persona. Esto se consigue de un modo más fiel y profundo a través de un medio como el videojuego.

El videojuego como vehículo para el desarrollo de personajes

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Desde el primer momento en que nos metemos en la piel de Alex, podemos observar a los habitantes de Haven Springs y saber cuáles son sus miedos y temores y por qué algunos de ellos guardan una ira que está a punto de estallar. A través de sencillos controles iremos descubriendo sus historias personales, y podremos, en cierto modo, ayudarles a superar aquello por lo que están pasando.

Cada vez que jugamos, por tanto, nos convertimos en Alex. Y si los videojuegos posibilitan una inmersión aún mayor en la historia que nos están contando si los comparamos con series y películas, este ‘Life is Strange: True Colors’ lo consigue aún más.

Por su particulares tempo, jugabilidad y accesibilidad, ‘Life is Strange: True Colors’ es un videojuego que incluso los neófitos pueden disfrutar sin problemas y hacerlo además en compañía. El juego está centrado en la toma de decisiones, cruciales para el devenir de la historia y que —marca de la casa ‘Life is Strange’— confluyen en hasta seis finales distintos. Como en aquellos antiguos libritos de ‘Elige tu propia aventura’, en los que teníamos que saltar entre páginas, decidiendo las acciones del protagonista.

Esta mecánica de elecciones se relaciona directamente con la temática del juego. ¿Qué haríamos si fuéramos Alex, teniendo en cuenta su historia y sus vivencias? ¿No es este, acaso, el principio mismo de la empatía, ponernos en la piel de otro para comprenderlos mejor? ‘True Colors’ no rompe la cuarta pared; directamente la hace añicos con un efecto de inmersión que consigue que seamos la propia Alex el tiempo que dure la sesión de juego.

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Hay personas que ven los videojuegos como productos intrascendentes o directamente perjudiciales, sin tener en cuenta que no son sino un vehículo en el que se transportan las historias, como en otros medios como el cine o la literatura. Y, por supuesto, existen videojuegos muy violentos en los que un tiro certero supone una cantidad indeterminada de monedas. Hay tantos tipos de historias como videojuegos que las cuentan, con sus géneros y subgéneros. Y jugadores para cada uno de ellos.

Y el videojuego es un arte en el que, además de historias de pura evasión frenética, tienen cabida historias que nos remueven y que pueden cambiar cómo vemos a los demás con un desarrollo profundo de los personajes.

Ponernos en el lugar del otro para transformar la sociedad

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‘Life is Strange: True Colors’ entronca directamente con esta manera de contar un relato, centrada en la psicología de los personajes; en acercarnos a ellos y dejar que nos cuenten sus historias personales; en ver cómo evolucionan con el tiempo y, en definitiva, en vivir con ellos. Ser ellos.

Durante el tiempo que dura un juego de bebidas en un bar, un baile frenético con air guitar incluido o un abrazo cálido que simboliza y sella un ansiado reencuentro, seremos otros y, a la vez, nosotros mismos.

Porque ‘Life is Strange: True Colors’ —disponible para PC, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X y Series S y Google Stadia y más adelante para Nintendo Switch— habla de sentimientos universales y de cómo la empatía puede salvarnos de la desesperación. De ser capaces de ponernos en el lugar de otros para entender que, al final, todos queremos lo mismo: sentirnos aceptados, queridos y comprendidos. Y pocos medios tan oportunos como el videojuego para conseguirlo.

¿Quieres sentir lo mismo que Alex Chen? Puedes hacerlo desde ya y decidir con qué edición de ‘True Colors’ te quedas: Estándar, Deluxe —con la historia adicional ‘Wavelengths’ y cuatro atuendos— y Ultimate —con todo lo que contiene la Deluxe y versiones remasterizadas de ‘Life Is Strange’ y de su precuela ‘Before the Storm’—.

Fotos | Square Enix

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