'Orphan Black' lo juega todo a un último giro final

'Orphan Black' lo juega todo a un último giro final
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Que la segunda temporada de 'Orphan Black' era uno de los estrenos más esperados de la primera mitad del año era algo tan sorprendente, como meridianamente claro. La popularidad y los reconocimientos que la serie ganó durante el otoño, cuando más gente iba sumándose a la historia de Sarah y sus clones, fue aumentando la expectación por ver cómo regresaban Graeme Manson y John Fawcett después de ver que su criatura era una de las series más cool para los críticos estadounidenses.

Esto ha puesto un listón quizás demasiado alto para 'Orphan Black', que puede tratar de fondo determinadas cuestiones éticas sobre la clonación humana o la vieja discusión filosófica de lo innato y la influencia de la sociedad, pero que no deja de ser un título de serie B que lo que busca es ofrecer al espectador una experiencia entretenida. Sus ambiciones son menores que las que podrían suponerse si tenemos en cuenta el hype que la rodea, pero también es cierto que esta segunda temporada no ha terminado de funcionar bien y que casi ha buscado solucionar sus problemas en el giro del último minuto.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

El Proyecto Castor

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Ir quemando trama con bastante rapidez es parte importante del ADN de la serie. Se presentan misterios, se resuelven preguntas y surgen otros misterios a partir de esas respuestas, pero este esquema, que en la primera entrega resultó bastante bien, en ésta se ha quedado un poco descafeinado. Sí, Dyad quiere a Sarah a toda costa, ésta huye con su hija y, mientras tanto, Cosima busca desesperadamente un remedio a su enfermedad, pero ha faltado cierta sensación de urgencia en buena parte de esa historia.

Lo que nadie esperaba es que, una vez Sarah se entrega a Rachel para poder estar con Kira, Mrs. S. destapara una trama de fondo mucho más amplia y que va más allá de los intentos de unos y otros por replicar el experimento original de los clones. El Proyecto Castor (que debe su nombre a uno de los gemelos mitológicos hijos de Leda) es lo que de verdad da un sentido a estos diez episodios, porque ahora entran en juego esos clones masculinos de los que sólo hemos visto en acción a Mark, el proleteano.

De hecho, parece que la trama de los proleteanos y su obsesión por conseguir los óvulos de Helena no parece más que una excusa para que vayamos conociendo a Mark. ¿Desertó realmente del ejército? ¿O es un agente doble al servicio de los militares, del mismo modo que Paul lo es en el Proyecto Leda? ¿Qué pretenden ambas facciones? ¿Y dónde encajan Sarah y sus hermanas en todo esto?

Una comedia negra

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Si la trama de fondo más amplia ha ido dando bandazos, y sólo ha ido adquiriendo un centro cuando aparece Duncan, el padre de Rachel y quien originó todo, las interacciones entre los clones han mantenido el mismo buen nivel de la primera temporada. Esa pequeña excursión de Sarah y Helena fue oro puro, y toda la subtrama de Alison en la clínica de desintoxicación ha puesto los momentos más divertidos. Ella y Donnie parecían estar en su propia serie dentro de 'Orphan Black', una comedia muy negra sobre un matrimonio de clase media de barrio residencial arrojado a un cúmulo de situaciones que escapan a su entendimiento.

El humor que han aportado Alison y, en buena parte, Felix cuando no tenía que tratar con Sarah es una de las cosas por las que destaca la serie, que hasta se ha vuelto más confiada en sí misma y se ha atrevido a presentarnos un clon transexual (Tony, puesto ahí más bien sólo por darle otro reto a Tatiana Maslany que otra cosa) y hasta un baile entre Cosima, Sarah, Alison y Helena que debió ser una pesadilla técnica, pero que nos da algo de esas reuniones del "Club de los Clones" que tan bien funcionan siempre.

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Esta segunda entrega de 'Orphan Black' tenía que cumplir unas expectativas quizás demasiado elevadas, y en cuanto a la dirección de la trama, se la ha visto a veces demasiado dispersa, con Sarah yendo de aquí para allá sin un objetivo claro. Sí que ha ofrecido respuestas a bastantes de los enigmas que coleaban de los primeros capítulos, desde el papel de Mrs. S. en todo esto a esas facciones diferentes que parecen pelear por controlar Dyad. Con la presentación del Proyecto Castor, el panorama se abre enormemente de cara a la tercera temporada, que promete seguir siendo de lo más entretenido, sin más aspiraciones.

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