En 1996, una profesora de 34 años de un pequeño pueblo de Seattle causó un escándalo bastante sonado. Mary Kay Letourneau había estado manteniendo una relación sentimental con un alumno de 12 años, quedando además embarazada en el proceso y teniendo los hijos durante su sentencia en prisión. En otros tiempos, su historia sería una “peli de tarde” muy risible. Hoy podría ser perfectamente una docuserie de Netflix de 6 episodios que se comentaría en términos más prestigiosos.
Pero Todd Haynes ve otra película a partir de esa historia, y también de cómo Hollywood decidiría abordarla. Experto en explorar las vidas de gente que vive en una lujosa prisión de cristal (la fama, los suburbios), decide hacer con 'Secretos de un escándalo' ('May December') una película que es digna de estar considerada entre los mejores estrenos de este inicio de año, aunque haya actores que no puedan estar de acuerdo.
El juego de Hollywood
Natalie Portman, Julianne Moore y Charles Melton forman un fascinante trío protagonista en este melodrama cargado de veneno que sólo ha sido reconocido en los Oscars de este año en la categoría de guion (merecido por otro lado). Una vez vista, no es difícil entender que su exploración de la tragedia no sea plato de buen gusto en parte de la industria, pero aun así es un ninguneo inmerecido para una de las mejores propuestas que hay ahora mismo en las carteleras españolas.
En ella, una actriz se dirige a un barrio residencial para conocer y estudiar a los Atherton-Yu, un matrimonio marcado por el escándalo por iniciarse cuando él era menor y ambos trabajaban juntos en una tienda de mascotas. Esta estrella de Hollywood va a preparar una producción independiente de esta historia, y busca diseccionar cada aspecto de su protagonista para llegar a algo “auténtico”, pero en el proceso sólo removerá la mierda que había quedado enterrada en esa relación durante años.
A Haynes no le son extraños los artes del melodrama suburbial, con varias películas de su filmografía enmarcándose en ese terreno. Pero la historia le termina pidiendo mover un poco su estilo (pero tampoco demasiado, empleando para ello una exquisita fotografía alterada para parecer celuloide como en ‘Los que se quedan’). Estudiar la extraña simbiosis que se forma entre los personajes de Moore y Portman tiene inquietantes ecos de ‘Persona’, aunque más de uno de los juegos más perversos pero más concienzudos de Pedro Almodóvar.
'Secretos de un escándalo', saliendo de la crisálida
Como las mariposas monarca que se presentan al inicio de la película en estado larvario, ‘Secretos de un escándalo’ va formando una crisálida que guarda con mucha astucia el verdadero objetivo de la película. Con material que en superficie todos identificaríamos como de “peli de tarde”, Haynes y su reparto comienzan a indagar en ese extraño proceso de documentación que se puede hacer de una película, independiente o de Hollywood, y qué impacto tiene realmente en las vidas que se retratan. Sirve también para mostrar qué hay detrás de todo el morbo que consumimos a través de estas ficciones basadas en hechos reales.
La película no se corta en salpimentarse con tensiones llenas de “salseo”, bordeando el camp que muchos han señalado. Haynes vuelve a sacar lo máximo de Moore, con quien ha colaborado en repetidas ocasiones, pero también de un sorprendente Melton que consigue ponerse en el centro de la historia de una manera natural y extraordinaria, encarnando toda la complejidad de un personaje atrapado en unas circunstancias que han confundido su identidad.
También es muy resaltable el trabajo de una Portman que quizá nunca ha estado tan bien en su carrera. Haynes aprovecha muy bien sus talentos (y sus tendencias a hacer "voces") para ir expresando gradualmente en perverso juego que se trae el personaje entre manos. Es uno de los aspectos más estimulantes de esta obra, pero también igual de los más polémicos de cara a un Hollywood que puede sentirse muy interpelado.
Con sólo 1 nominación al Óscar (mejor guion original), que esta película no haya optado a más premios sólo es muestra de que no han estado aquí muy por la labor de reírse de sí mismos (aunque sí con 'American Fiction', por algún motivo).
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