El creciente fervor por la televisión ha conllevado también una serie que se ha impuesto en el interés, ya sea del público general o de la comunidad seriéfila y la crítica. Durante su emisión, una termina marcando la diferencia, llevando a la competencia a buscar su propia versión de dicho fenómeno replicando género y hasta enfoque. Pero lo maravilloso del medio es que cada serie-evento termina siendo diferente de la anterior.
Lo importante, eso sí, no son solo las series que terminan marcando tendencia, sino las que crean escuela. Una manera diferente de entender el medio, ampliando posibilidades de la ficción y permitiendo la proliferación de trabajos que logran ser singulares aunque beban del mismo punto de inflexión. ‘Los Soprano’ fue uno de esos momentos donde todo cambió para las series.
La televisión despertó una mañana
Decir que es una de las mejores series de la historia resulta tan elemental como hablar de las propiedades húmedas del agua. En HBO Max se puede ver en streaming este importante trabajo de David Chase, que cumple 25 años del estreno de su episodio piloto en HBO. Una imprescindible ficción criminal que terminó de elevar a la categoría de leyenda a James Gandolfini.
El actor da vida a Tony Soprano, un capo de la mafia italoamericana de Nueva Jersey que tiene un poderoso estatus socioeconómico y una buena familia. Pero todo se desmorona. Su matrimonio se va amargando, su relación con su madre es cada vez más insoportable y sus hijos se van acercando a la adultez, empezando a mirarle con ojos diferentes. Todo mientras lleva a buen puerto un negocio criminal importante. Todo le hace implosionar y buscar la ayuda psicológica de la doctora Melfi (Lorraine Bracco), ante la que intenta mantener una buena tapadera.
La historia de Tony sigue siendo como el monolito de ‘2001: Una odisea en el espacio’, iluminando el camino hacia el estudio de los protagonistas complejos y sólo ligeramente antiheroicos (desde luego nada heroicos). Las características del personaje van quedando claro en un meticuloso episodio piloto escrito y dirigido por Chase, que recoge lo sembrado por el cine de gángsters de Martin Scorsese (incluyendo muchos de sus actores) y lo trata de elevar en términos de exploración psicológica.
‘Los Soprano’: impecable retrato
Este primer episodio resulta una increíble lección en todos los aspectos, empezando por esa manera de realizar introspección en la perspectiva del protagonista, pero también dibujarlo a través de las personas a su alrededor. Chase no tiene miedo a resultar meditativo y paciente, aunque lo hace sin renunciar al impacto visual de la violencia cruda, la tensión de la vida gangster. Todo está perfectamente ensamblando en unas secuencias de crédito con una icónica canción que también explica a la perfección la situación de Tony.
Pero más importante resulta esa factura audiovisual tan cinemática, con inteligente uso de los símbolos e imágenes para aprovechar de todo un medio idóneo para desarrollar personajes. Marca todo un antes y un después en términos estéticos, tanto para HBO como para un término que ahora queda algo diluido pero entonces era aún novedoso: la televisión de prestigio. Desde ese gran primer paso se fue elaborando una serie definitiva y apabullante.
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