Los últimos años para Hollywood han estado marcados por una ansiedad ante la falta de nuevas estrellas que hagan relevo generacional a aquellas que siguen funcionando, pero emergieron hace dos décadas. Pero empieza a verse un cambio de tendencia, con ejemplos prominentes como ‘Dune: Parte Dos’ donde parece estar plagado por las estrellas de cine del mañana (o incluso de hoy mismo).
Nuevos y carismáticos rostros que pueden estar al frente de los grandes proyectos de los próximos años, no necesariamente ligados a una propiedad intelectual. Entre ellos, el nombre de Timothée Chalamet presentaba algunas dudas sobre su viabilidad como “cabeza de cartel”, pero se ha refrendado desde dos tipos diferentes de fantasía: la de ‘Dune’ y la de ‘Wonka’.
Una dulce aventura
Justo cuando su secuela de ciencia ficción está arrasando en cines, su película sobre los orígenes del personaje de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ hace su esperada llegada al streaming. A las órdenes de Paul King, el arquitecto de ese perfecto fenómeno de la “boniquez” que son las películas de ‘Paddington’, han hecho una aventura fantástica y musical que ya se puede ver en streaming a través de HBO Max.
En ella, el personaje de Willy Wonka se dirige a la civilización (por llamar algo al Londres industrializado) tras haber sido criado en la jungla junto a su madre y posteriormente recorriendo el mundo para investigar esotéricos ingredientes con los que fabricar chocolate. Con su ingenio y su habilidad para crear dulces, espera conquistar a los ciudadanos de la ciudad, pero no lo tendrá fácil por la oposición de un lobby chocolatero que ejerce el monopolio dentro del distrito financiero.
Había motivos de sobra para ser escéptico, desde ese tufillo a explotación que suele arrojar cualquier precuela de un exitoso personaje del pasado hasta una combinación de idea general y actor protagonista que parece sacado de un chiste de ‘30 Rock’. O incluso de un sketch de la auténtica ‘SNL’, que habría protagonizado el propio Chalamet.
‘Wonka’: encantadora contra todo pronóstico
Pero no había que dudar de King, un cineasta que conecta con el público actual a través de maneras muy clásicas. Eliminando el oscuro cinismo de Roald Dahl para abrazar un cine familiar muy calentito, hace un entretenimiento muy lujoso y emocionante que se siente completamente artesanal a través de diseño de producción, cuidado en los efectos especiales, planos muy bien elaborados y hasta un gran componente musical a través de las excéntricas canciones de Neil Hannon de The Divine Comedy (ninguna es especialmente coreable, pero todas casan con lo que se trata de contar sobre Wonka).
Esto termina consiguiendo que ‘Wonka’ sea mucho mejor de lo que tiene derecho a ser. No es una película perfecta (hay ratos donde el personaje de Chalamet parece demasiado secundario en la historia), pero consigue una ilusionante peripecia que logra capturar el espíritu familiar de Disney mejor que todas las películas de acción real estrenadas esta década y media. Si hasta gente que tiene a lo gruñón ha terminado encantada con ella, es que tiene duende (o un Oompa Loompa).
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