'Dune: parte 2' es el mejor blockbuster del año. Una apabullante colisión entre gran ciencia ficción bélica y exhibición de arte moderno a escala épica

'Dune: parte 2' es el mejor blockbuster del año. Una apabullante colisión entre gran ciencia ficción bélica y exhibición de arte moderno a escala épica

Denis Villeneuve logra insuflar inteligencia a la típica superproducción de Hollywood apoyado en Zedaya y un gran Timothée Chalamet

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Dune 2 Movie Poster

Había dudas tras el final de ‘Dune’ de que la operación de adaptar una de las obras de ciencia ficción más influyentes de la historia se resolviera de una forma armoniosa con una segunda parte, pero realmente ‘Dune: parte dos’ no solo redondea el anémico final de la primera, convirtiendo la dupla en la mejor versión vista hasta ahora de la primera novela, sino que da un nuevo sentido al camino de Paul Atreides.

Denis Villeneuve ha deconstruido el clásico camino del héroe en el equivalente a una épica bíblica de Cecil B. DeMille en clave fantástica, solo que aquí Moisés, quien también hace una visita al desierto que le transforma para liberar a un pueblo al que pertenece por adopción, no abre las aguas del mar rojo, sino que monta una lombriz gigante para demostrar que es el elegido. Lo interesante del concepto aquí es que Paul Atreides no es precisamente el modelo de figura de salvador al que nos ha acostumbrado Hollywood.

Es bastante alucinante ver las dos películas seguidas porque se aprecia el radical cambio en el personaje, gracias en muy buena parte a un Timothée Chalamet muy preciso, capaz de mostrar la evolución del heredero de una forma bastante tenue, pero la diferencia entre el punto de partida y el minuto final es abismal, y no solo porque sea una carrera de aprendizaje, sino que nos muestra un lado oscuro que Villeneuve parece haber tenido más en cuenta que David Lynch, probablemente porque nos prepare para lo que se verá a lo largo de la saga de Herbert.

Un nuevo estándar para el cine de acción y fantasía

Todo esta transformación fascinante ocupa el centro emocional de la segunda entrega, que transcurre sobre un impecable lienzo de pura ciencia ficción bélica, que en manos de la fotografía de Greig Fraser parece entrar en colisión con una gran instalación de arte moderno a escala brutalista. Y es que sigue resultando apabullante la forma de Villeneuve para manejar la geografía de Arrakis, haciendo parecer sencillas escenas muy complicadas, como “la doma de Shai-Hulud” que nos sumerge de forma que somos nosotros quien cabalgamos la lombriz gigante.

La dirección de arte y la integración de efectos está a un nivel de excelencia apenas visto, que junto a ‘The Creator’ marca un estándar al que cualquier superproducción debería aspirar: creatividad espacial, uso narrativo de la profundidad de campo, planificación en localizaciones y una armonía cromática que alcanza un nivel casi experimental con una escena de coliseo llevada al blanco y negro más expresivo para aumentar la representación decadente, desagradable y oscura de la casa Harkonnen.

Dunep2

El Feyd-Rautha de Austin Butler es como un ogro de pesadilla, con una representación casi de cine de terror que se apoya en un inspirado (y casi industrial) corte de un Hans Zimmer cuyos tics implementan la sensación maximalista de todos los grandes eventos del camino de Atreides. ‘Dune: parte 2’ es una verdadera epopeya de arena y sol al estilo de ‘Lawrence de Arabia’ en donde se filtran ideas de geopolítica, religión, superstición y el poder de los dogmas en un estado, un blockbuster adulto y plagado de zonas grises.

Un blockbuster complejo pero lleno de espectáculo

Los paralelismos reales con el colonialismo y la lucha por los recursos que se atisbaban en la primera siguen hasta el punto que parece que Frank Herbert hubiera predicho los incendios petroleros de Kuwait, una dimensión fascinante que añade multitud de permutaciones a un film que no racanea gran espectáculo. Las escenas de acción y batalla no serán el factor más constante en la película, pero aparecen como resortes y claves de algo más grande, como representación de los tejemanejes imperiales y militares y no como puro fin de evasión.

Y sí, hay mucha más Zendaya, pero también Florence Pugh, Léa Seydoux y, sobre todo, una imperial Rebecca Ferguson. También, claro, vemos la prometida aparición Anya Taylor-Joy, en un papel no muy extenso, pero seguramente decisivo para lo que viene. Porque si una cosa deja claro su final es que viene más ‘Dune’, aunque esta vez sí, la novela correspondiente se cierra en el punto que debe, pese a que deje abierto el futuro como forma de una continuidad inabarcable, ¿podremos dejar de ver historias en este universo alguna vez? Hay hasta 23 libros para averiguarlo.

Dune Part 2

Lo importante es que ‘Dune: parte 2’, pese a ser una expansión de todo lo bueno de la primera (más diseños, más humor sobrio) y poco de lo malo de aquella (esas escenas de acción cuerpo a cuerpo...), no deja de ser una pieza más del mismo puzle, plenamente continuista en tono y aspecto, por lo que no se deben esperar grandes cambios e intenciones respecto a su narración, aunque se puede esperar la división habitual en estos blockbusters de fantasía. De una forma u otra, si hay una película en lo que va de año que merece ir a verla en la pantalla más grande posible, es esta.

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