La película más transgresora de Audrey Hepburn. Un clasicazo desolador y pionero al que el cine queer le debe todo

La película más transgresora de Audrey Hepburn. Un clasicazo desolador y pionero al que el cine queer le debe todo

Ojalá su final fuera distinto

5 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
'La calumnia'
belen-prieto

Belén Prieto

Editora

Durante muchos años, las personas queer tuvimos que conformarnos con las estrecheces de los márgenes y con un reflejo de la comunidad LGTBQ+ en pantalla que, a pesar de todo, fue encontrando poco a poco formas de hacerse visible y de esquivar la censura. En una industria donde la representación ha tenido que abrirse paso en contra de la estigmatización, cada gesto en favor de la visibilidad ha salido caro. Y aunque empezábamos a protagonizar alguna que otra historia, tenía que ser de una manera concreta.

Hollywood no solo evitaba las historias abiertamente queer al principio, sino que se aseguró de que cualquier atisbo de disidencia fuese castigado con un final trágico. Pero incluso en ese contexto asfixiante, algunas películas lograron colarse por las grietas del sistema. Una de ellas es 'La calumnia' ('The Children’s Hour'), dirigida por William Wyler y protagonizada por Audrey Hepburn y Shirley MacLaine (que se puede ver en Prime Video y Filmin).

Si la vemos ahora, puede parecer una película que apenas roza lo queer, pero si nos fijamos en los detalles, descubriremos toda una coreografía del deseo, la represión y el dolor que, a pesar de sus limitaciones históricas (se estrenó en el año 1961 en EE.UU.), sigue siendo fantástica. Es cierto que en ella no hay cabida para la alegría ni la redención, pero su existencia en sí misma ya era un acto de valentía.

Una diana para los rumores

'La calumnia'

En 'La calumnia' se cuenta la historia de Karen (Hepburn) y Martha (MacLaine), dos mujeres que dirigen un internado para niñas y cuya amistad acaba siendo el caldo de cultivo para todo tipo de rumores. Un día, una acusación (lanzada por una alumna con instintos manipuladores y una familia con poder) destruye no solo la carrera de las protagonistas, sino también el vínculo que las unía.

La película no articula directamente la homosexualidad como tal, pero sí que se insinúa de una manera muy clara. Lo queer está ahí, en lo que no se dice, en las miradas y en los silencios.

Es un relato de mucha contención, en el que los sentimientos están atrapados en un contexto que no les permite florecer. Martha acaba confesando, con una mezcla de vergüenza y alivio, que siempre ha estado enamorada de Karen, y aunque no hay escándalo ni arrebato, esa confesión precipita su colapso.

El Código Hays, haciendo de las suyas

Fotograma de la película

Para entender por qué 'La calumnia' termina así, hay que recordar en qué momento se estrenó. En los años 60 aún se aplicaba el Código Hays y el cine estadounidense no podía representar relaciones homosexuales de forma explícita (y mucho menos como algo positivo). Y si por algún casual un personaje queer aparecía en pantalla, debía ser castigado.

En este contexto, hay que reconocer el increíble trabajo que hace William Wyler, que adapta una obra de teatro de Lillian Hellman que ya había sido suavizada en su primera versión cinematográfica ('These Three', del año 1936). Con 'La calumnia', el director logra devolverle parte de su filo y el lado más emocional, y aunque no puede evitar la tragedia, sí que humaniza muchísimo la historia.

Por otro lado, las interpretaciones de Shirley MacLaine y Audrey Hepburn son esenciales para que la historia funcione, aunque también estén marcadas por las expectativas que requería tener la carrera que tenía cada una. MacLaine estaba acostumbrada a papeles de mujeres inestables y a través de Martha vemos una vulnerabilidad desgarradora.

Y, por su parte, Hepburn tiene que sostener a Karen en un delicado equilibrio entre el decoro y la culpa, entre el amor no correspondido y la condena social. Ninguna puede huir del destino trágico que el guion les impone, pero ambas lo atraviesan con mucha dignidad.

No es un final trágico más

Escena de la película

Parece fácil cuestionar el final de 'La calumnia' si lo hacemos hoy e incluso verlo como parte del patrón narrativo del “bury your gays”. Pero sería injusto no valorar lo que esta película supuso en su momento: un intento serio, empático y emocionalmente honesto de hablar de una historia de amor entre mujeres (aunque no fuera correspondido) en una época en la que ni siquiera se podía pronunciar la palabra “lesbiana”. Su final no es gratuito: es el reflejo de una sociedad que en la que no era posible otra alternativa.

Aunque duela ver cómo termina la historia, hay que reconocer que 'La calumnia' es una parte importante en la historia de la representación queer en el cine. Y es precisamente su dureza lo que permite valorar aún más los avances y conquistas actuales.

En Espinof | El erotismo que no vimos

En Espinof | Hace 20 años, 'Brokeback Mountain' cambió el cine para siempre. Se convirtió en un emblema LGTBIQ+ que hizo historia y venció al odio

Inicio
×

Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información