"El protagonista corrupto de 'El reino' puede despertar cierta empatía". Antonio de la Torre

"El protagonista corrupto de 'El reino' puede despertar cierta empatía". Antonio de la Torre

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"El protagonista corrupto de 'El reino' puede despertar cierta empatía". Antonio de la Torre

Antonio de la Torre y Bárbara Lennie son los protagonistas de 'El reino', la última película de Rodrigo Sorogoyen, una sublimación del thriller ibérico que él mismo ha ayudado a definir. En ella, De la Torre da vida a un corrupto que triunfa gracias a la impunidad total de la que se disfrutó entre la clase política a finales de la década pasada, y que ve cómo el castillo de sobornos, cohechos, cuentas en Suiza y amigos por conveniencia se desmorona de forma espectacular. Solo tiene una salida posible: la huida hacia adelante.

Lennie es una periodista (claramente inspirada en Ana Pastor, aunque en la película no abundan los referentes reales claros) que intentará contar la historia de esta espectacular caída. Ambos son la improbable pareja protagonista de una película que juega con la crítica social y el cine de suspense tradicional para contar una historia que, por desgracia, toca muy de cerca a la sociedad española. Hablamos con ambos para que nos relaten cómo ha sido trabajar con Sorogoyen en este ambicioso proyecto que ya está recogiendo críticas extraordinarias.

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  • Visualmente, 'El reino' se caracteriza por estar estructurada a menudo y en muchas secuencias con largos planos sin cortes. ¿Cómo ha sido la preparación de este tipo de secuencias?

AdlT: Tienes que ir más preparado, asegurarte de que vas con el trabajo hecho, hay planos secuencia de los que te puedes imaginar la complejidad. Por ejemplo, en esta película hay uno que atraviesa un chalet, y es casi como una pequeña obra de teatro. O la que compartimos nosotros dos al final, que es casi una mini-película en sí misma. Tienes la responsabilidad de tener que llevarlo bien preparado, porque si no es un desastre.

BL: Este tipo de secuencias tan complejas y dificultosas tiene una parte buena desde el punto de vista del actor, que es que te permite apropiarte de la historia. A veces el cine está tan fragmentado que es muy difícil seguir el hilo de por dónde ibas en cada escena, pero los planos-secuencia como estos, aparte de que son muy divertidos, te permiten dejarte llevar por la energía que transmiten.

Lo que hicimos, por ejemplo, para preparar la pieza final en la que estamos los dos es ensayar a fondo y luego ir con toda la preparación que puedas. En este caso fue un rodaje de una escena bastante complicada, menos mal que lo llevábamos bien probado todo para ir seguros y que la cosa no fallara.

  • 'El reino' tiene partes de denuncia, pero también de cine de género. ¿Os habéis preparado los papeles como si fuera un thriller político o más bien un drama con elementos policiacos?

AdlT: Yo creo que ambas cosas. La película tiene algo que a mí me interesaba mucho cuando leí el guión, que es que trataba de algo que nos concierne a todos y nos preocupa: un retrato de una sociedad y un grupo de gente en un momento muy clave de nuestra historia reciente, como era 2007, cuando la fiesta estaba en lo más alto. Pero es cierto que en la búsqueda de una historia atractiva, una que despierte la curiosidad e impacte al espectador, la película a veces se convierte en un thriller, con un protagonista que puede hasta despertar cierta empatía.

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BL: Es una propuesta inteligente. Es a la vez un thriller, una película de acción sobre un viaje enloquecido del protagonista hacia ninguna parte, y por otra parte un retrato de una clase política y una sociedad muy concretos en un momento específico.

  • Antonio, tu personaje tiene elementos claramente sacados de la realidad, pero sin hacer referencias o imitar a ningún político concreto. ¿Cómo te lo preparaste para darle una identidad sin tirar de tics o aspectos reconocibles de personajes públicos?

AdlT: Todos los actores tenemos la fantasía de no repetirnos, que al final es como un sueño imposible, porque eres tú, tu cara y tu voz. Pero en la búsqueda de ese imposible que es salirte de ti mismo, se trata de investigar, buscar en quien inspirarte. En este caso, hablamos con mucha gente, políticos, jueces, periodistas (por ejemplo, nos reunimos con Ana Pastor, que nos ayudó mucho), incluso gente que estaba enmedio de procesos judiciales, para que nos ayudaran a ubicar todo.

  • ¿No tenías miedo de que la gente empatizara demasiado con tu personaje?

AdlT: Es que una vez que tienes todos esos elementos y has investigado a fondo, dices "Pues ahora voy a vivir esta película siendo este tío, y a ver qué pasa". Yo creo que en ese sentido, interpretar una película es como la vida, uno no sabe muy bien por dónde va a salir. A veces los compañeros te dicen enmedio del rodaje, preparando la parte técnica, haciendo su trabajo: "Oye, ¿en esta escena vas a hablar muy fuerte, vas a gritar...?" Y es que no lo sabes.

Y eso que hay algo de ti siempre en cada personaje. Pero yo con el paso del tiempo, he llegado a la conclusión de que todo el mundo tiene sus razones para hacer lo que hace, no hay malos ni buenos. En ese sentido creo que me he vuelto más humilde con el paso de los años, y me pasa al preparar a mis personajes: siempre hay que acercarse al ser humano e intentar comprenderlo, para conocerlo y encarnarlo desde cierta empatía.

  • Bárbara, acabas de estrenar 'Todos lo saben' de Asghar Farhadi, y ahora esta a las órdenes de Rodrigo Sorogoyen. Son dos directores muy distintos... ¿qué tienen en común?

BL: Los dos miden lo mismo (risas). Ambos son bajitos y obsesivos. Son muy diferentes y se aproximan al trabajo de manera diferente. Pero tienen en común que a ambos les gusta controlar todo, y que les gusta el trabajo actoral, nos prestan atención, tiempo y espacio, que no siempre ocurre. Mucho de lo que quieren contar recae en los actores.

Además, controlan todos los departamentos de la película. Son personalidades muy diferentes: Farhadi te exige casi una entrega mística. Tú no vas a una de sus películas y a ver qué pasa, te exige ir a tope. Ambos son muy honestos y directos. Culturalmente son muy distintos, pero Farhadi se siente casi español, dice que quiere venirse a vivir aquí.

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