Cine oculto, mi experiencia viendo una película sin saber cuál era

Cine oculto, mi experiencia viendo una película sin saber cuál era
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Beatriz nos informaba hace unos días de que el pasado 7 de noviembre iba a celebrarse la primera edición de ‘Cine Oculto’, un iniciativa que parte de la premisa de que el espectador vaya a ver una película sin saber qué es lo que va a ver. Yo tuve la suerte de acudir al evento y ahora voy a comentaros lo que podéis esperar de una experiencia que va mucho más allá del mero visionado de una cinta desconocida.

Las ventajas para unos pocos privilegiados

Imagen de la película

Lo primero que he de comentar es que tuve la oportunidad de disfrutar de una especie de versión VIP a la que un pequeño grupo de afortunados tendrá la ocasión de ir en cada una de las ediciones que se lleven a cabo. En este caso, una limusina pasó a recogernos y de la misma salió una chica con una máscara verde con unos papeles con nuestros nombres para que entráramos en el vehículo. Una vez allí cundió un poco la confusión hasta que llegamos a unos metros de los cines Roxy de Madrid. ¿Por qué el matiz de a unos metros? Pues porque estaba previsto que tuviéramos un hueco libre junto a la entrada, pero una serie de problemas provocó que estuviéramos un rato allí parados para disgusto del resto de conductores. ¿Los nervios del estreno? Eso espero.

La cosa se puso un tanto incómoda cuando llegó la hora salir, ya que un grupo de fotógrafos y cámaras estaba esperando a que saliéramos y ninguno de los allí presentes quería ser el primero en salir. El desfile hacia el cine también curioso, ya que no sé si eran más raras las caras del resto e pacientes espectadores esperando a que dejarán pasar o la nuestra por no estar para nada habituados a algo así. Otro fotógrafo algo desconcertante, iba gritando ‘weird, weird’ tras abandonar a una chica allí posando para centrarse en nosotros, nos esperaba como última aventura antes de poder entrar en el cine.

La experiencia grupal

Imagen del evento

Al entrar al cine, un grupo de personas con la misma máscara verde que nuestra secuestradora entregaba a todos los asistentes un pasaporte, poniendo un sello con el nombre de la película que íbamos a ver: ‘Holy Motors‘ (Leos Carax, 2012). De todas formas, la sorpresa ya se había esfumado, porque había varios carteles del film por los pasillos del cine, un hecho que no termina de gustarme, ya que en una sociedad en la que tanta gente tiene acceso a un smartphone, los asistentes tienen tiempo de sobra para investigar sobre lo que van a ver, quitando así gran parte del encanto a esta iniciativa.

Además, la espera para que empezara ‘Holy Motors’ estuvo amenizada por una chica haciendo demostraciones de contorsionismo. Casi tan extraño como el hecho de que una persona subiera al escenario para hacernos una pequeña presentación acompañado, sin venir a cuento, por un perro enorme que prácticamente acaparó más atención que ¿su dueño? por el mero hecho de estar allí. Acto seguido llegó la hora de disfrutar (o no) con ‘Holy Motors’, pero de eso ya os hablaré dentro de unos días.

Lo curioso es que una vez que empieza la película uno se da cuenta de que todo el tinglado que se había montado (la limusina, el fotógrafo, la chica haciendo posturas en el escenario, el perro, etc.) tenía una relación directa con ‘Holy Motors’. De hecho, es algo que se mantuvo tras la finalización de la misma, cuando todos los participantes en el mismo subieron al escenario durante los títulos de crédito finales, pero también tuvo nuevas adiciones al abandonar la sala, cuando una persona disfrazada como un simio actuaba como tal para disfrute de todos nosotros. Eso sí, me llevé un codazo accidental de otra persona (que pidió disculpas ipso facto), provocando una reacción del simio pasándome con suavidad la mano sobre la cara. Lo más raro de la situación, ya de por sí desconcertante, es que lo hizo sobre la mejilla equivocada.

Apuntes generales

Imagen con el cartel de la película

Una de las grandes dudas era si el Cine Oculto va a centrarse en títulos distribuidos exclusivamente por Avalon o no, ya que eso haría bastante sencillo el adivinar la película que se vería en cada ocasión en función de sus futuros estrenos, pero nos han confirmado que están haciendo todo lo posible para que otras distribuidoras se unan a la iniciativa, dándole así una interesante variedad al tema. Además, todo lo montado alrededor de la película es algo que se va a mantener en el futuro, ya que la idea es que, según palabras textuales de uno de los organizadores, “el precio incluya no sólo la proyección de la película, sino todo un espectáculo asociado a la misma que convierta la cita en una experiencia mayor”. Una gran idea que añade interés adicional a la propuesta.

Por último, he de señalar que el pasaporte está pensado para ser sellado cada vez que se acuda a un pase de Cine Oculto para que sea más sencillo distinguir a los habituales, pero en casa sesión se repartirán nuevos pasaportes para los novatos. No deja de ser una tontería, pero aporta un plus de exclusividad que ayuda a resaltar lo especial de una experiencia que, por ahora, ya se verá si se expande más allá de la capital española. Y es que no deja de ser un anécdota detrás de otra sin las que podríamos vivir perfectamente, pero en unos tiempos en los que la asistencia al cine se ha mecanizado y los precios se han disparado, siempre se agradece que se monten actos diferentes como éste.

Mi veredicto personal es que merece la pena ir aunque sea en una sola ocasión. Es bastante probable que jamás veamos en un pase una gran superproducción como ‘Guerra Mundial Z‘ (World War Z, Marc Forster, 2012), por poner como ejemplo la última de la que hemos visto su tráiler, pero lo exótico y trabajado de la propuesta bien merecen el riesgo de acabar tragándose a saber qué película.

Imagen | Kold_as_ice

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