Todos los años surgen varios títulos que son vendidos como el nuevo fenómeno del cine de terror. Algunos acaban estando a la altura de esas expectativas que generan antes de su llegada a las salas, mientras que otros acaban perdiendo fuelle y son dejados de lado por el resto del público. 'Longlegs' pertenece al primer grupo.
Tras una astuta campaña de marketing en la que se ha hecho todo lo posible por mantener en secreto la apariencia del personaje de Nicolas Cage, 'Longlegs' llega finalmente a los cines españoles este 2 de agosto con la esperanza de repetir su gran éxito en Estados Unidos. Ya veremos qué tal funciona en taquilla en nuestro país, pero como película tengo claro que estamos ante una de las mejores propuestas del año por su fascinante capacidad para pervertir la mente del espectador.
Desasosegante
Con una base argumental que remite de forma inevitable a 'El silencio de los corderos', el cuarto largometraje dirigido por Osgood Perkins no quiere ser otro thriller derivativo de la obra maestra de Jonathan Demme. Tampoco habría nada de malo en ello, pues dentro de las películas que surgieron a raíz de su éxito también tenemos una obra tan imprescindible como 'Seven', pero 'Longlegs' busca ser algo diferente y reducirla a una mezcla de otras películas sería un grave error.
Por lo pronto, Perkins vuelve a incidir en la importancia de la atmósfera por encima de la historia, una jugada que le salió muy mal en 'Soy la bonita criatura que vive en este casa' y bastante bien en 'Gretel y Hansel'. De hecho, ese esmero visual y sensorial es lo que convierte a 'Longlegs' en una obra insólita, ya que desde el primer momento crea un clima enrarecido que no deja de ir a más según pasan los minutos.
El propio Perkins ha confesado que ha incluido varias apariciones escondidas del Diablo en la película, ya que el toque satánico de 'Longlegs' es otro de esos rasgos particulares de una película que parecía destinada a ser un thriller con Maika Monroe dando caza a un siniestro psicópata interpretado por Nicolas Cage. Obviamente, eso también forma parte de la película, pero no deja de ser un apoyo para algo mucho más grande.
Ese toque satánico es algo que va creciendo según los detalles de la historia van aclarándose, pero desde el primer momento prima un aire de incomodidad, de que algo no va bien y encima va a empeorar aún más, ya sea por situaciones que lo buscan de forma directa -ese vínculo que surge entre policía y asesino- o a través de detalles más pequeños con los que Perkins va taladrando el subconsciente del espectador sin que este necesariamente se entere de cómo lo está haciendo.
A eso hay que sumarle un cuidado trabajo de ambientación, donde es cierto que puede haber algún detalle que resulte burdo en primera instancia -esos retratos de los presidentes de Estados Unidos para recordarnos cuándo están sucediendo ciertas escenas-, pero quizá sea en el guion del propio Perkins donde 'Longlegs' podría haber dado el paso definitivo de ser una gran película a un clásico instantáneo del género.
Pequeños deslices
Siempre ha quedado claro que a Perkins le interesa mucho más lo visual -hasta se permite jugar un poco con el formato de pantalla para amoldarlo a las necesidad de la película-, y 'Longlegs' es su trabajo más pulido con mucha diferencia. Sin embargo, en lo argumental a veces peca de demasiado explicativo y además hay algunas frases que recitan los personajes que por su rigidez sí parecen acercarse más a las de un thriller policiaco al uso que a cualquier otra cosa. No son muchas, pero se perciben fácilmente cuando das un nivel tan alto en otros apartados.
Dicho esto, esos pequeños deslices no ensucian para nada un relato que se cuece a fuego lento, algo que quizá moleste a aquellos espectadores más dados al consumo rápido e instantáneo. Y es que Perkins planta las semillas y deja que crezcan con calma, manteniendo siempre un aire de intranquilidad con la promesa que todo irá aclarándose y, eso sí, optando por un acercamiento brutal a la violencia siempre que la escena en cuestión lo requiere.
Para el final he dejado el trabajo de los actores, con una Monroe extremadamente convincente y demostrando que seguramente sea la actriz más fiable del cine de terror americano de los últimos tiempos -bien recordado es su papel en 'It Follows', pero ojo también a su gran trabajo hace un par de años en 'El extraño'-, pero el factor realmente determinante es Cage.
Ya no es tanto que el actor incurra o no en su vertiente más excesiva como el mero hecho del look de su personaje. Ahí dependerá del espectador quedarse con lo siniestro que resulta y lo bien que encaja con lo que nos habían contado sobre Longlegs hasta entonces o el hecho de que roza la caricatura, algo que puede hacer que muchos se salgan del embrujo que había creado Perkins hasta entonces.
Que la campaña promocional haya girado tanto alrededor de ese misterio ha acabado siendo un arma de doble filo. Por mi parte, llevo décadas siendo fan de Cage y aquí creo que hace una gran actuación de forma aislada pero que su encaje dentro de la película no es precisamente el mejor del mundo. Eso sí, él es un ingrediente extra y no el plato principal en una película que perdura en tu memoria y te deja con ganas de volver a verla por si te perdiste algo.
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