'One Piece: Estampida': una frenética Battle Royale sólo para incondicionales

'One Piece: Estampida': una frenética Battle Royale sólo para incondicionales

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'One Piece: Estampida': una frenética Battle Royale sólo para incondicionales

Si 'Vengadores: Endgame' ha sido uno de los eventos cinematográficos del año, no deberíamos ignorar la dimensión de 'One Piece: Estampida', la última película de la longeva y popular saga cercana en su concepción a la cinta de Marvel -y que, para más inri, tiene escena postcréditos-. La que es la decimocuarta cinta protagonizada por Luffy y sus nakamas celebra el 20 aniversario del inicio de la adaptación al anime es un frenético espectáculo de batallas que harán las delicias de los fans de la obra de Eiichiro Oda.

Eso sí: frente a la construcción narrativa de 'Endgame', que se ceñía a la referencialidad de su universo durante su segundo tercio y se entregaba, ya hacia su desenlace, al fan service, 'Estampida' nace por y para los incondicionales de la saga. Algo que no limita el visionado de la nueva película de 'One Piece' a neófitos de la franquicia, pero que sí dificulta esta orgía de disfrute tan centrado en sus incondicionales.

Todo comienza con la invitación de Buena Festa, un pirata que quiere reunir a tantos compañeros como les sea posible en un festival que tiene un jugoso premio: un tesoro del mismísimo Gold D. Roger, el último Rey de los Piratas. Luffy y los Sombrero de Paja no podían ser menos, y aceptan la invitación para el misterioso evento que oculta la presencia de Douglas Bullet, antiguo miembro de la tripulación de Roger.

Junto a los continuos enfrentamientos entre algunos de los numerosos personajes que hacen acto de presencia en la película, Estampida destaca en su resuelta y dinámica animación. Este sakuga más que agradecido revienta el estatismo habitual del anime -en la misma línea que los rediseños realizados en la serie a partir del arco de Wano- para ofrecer un auténtico festival de movimiento y elasticidad, reforzando no sólo la espectacularidad de sus batallas, sino al propio Luffy que, no olvidemos, tiene como particular poder ser de goma.

Hay un poco de película en mi fanservice

Stampede 2

Es evidente que la excusa argumental viene precedida por la decisión de incluir a tantos personajes como sean posibles, algo que hace que 'Estampida' destaque sobre las anteriores películas de One Piece como la que contiene más secundarios diferentes. Con personajes como Buggy o Dracule Mihawk, que aparecieron casi al inicio de la franquicia, u otros más recientes, como el Almirante Fujitora, la nueva película tiene su razón de ser en su verdadero motor: la pasión de sus seguidores.

Por ello, no es de extrañar que 'One Piece: Estampida' apueste con los ojos cerrados por continuar con la senda habitual de la obra creada por Eiichiro Oda, que siempre se mantiene en la fina línea entre épica y socarrona exageración, y se doblegue, bajo estos términos, ante inesperados enfrentamientos y llamativas alianzas entre personajes particularmente alejados que los fans ansían.

Todo ello no evita que la película, en su continuo rizo y su marcado tono desenfadado pero frenético, avance durante su primera mitad hacia espectaculares escenas de acción que quedan descompensadas, en algunos casos, al solaparse entre ellas.

Sin embargo, hacia el final de la película, la alocada Battle Royale de piratas finaliza y da comienzo una batalla encarnizada contra un enemigo de aires kaiju con el que no es difícil identificar, por los nombres de sus golpes, guiños al protagonista de 'One-Punch Man'.

'One Piece: Estampida', un jugoso pero conservador espectáculo fan

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'One Piece: Estampida' es conservadora con los presupuestos de la obra de Oda, y peca por su ramplona construcción argumental, aunque comparte con su historia vertebradora ingredientes como la importancia del compañerismo -mantra central de Luffy- y la puesta en cuestión del statu-quo. Sin embargo, la película ignora flagrantemente las pinceladas de este atisbo cuestionador para plegarse a la acción frenética y al temido exceso de verbalización.

De hecho, estos excesos no vienen tanto por el particular gusto del anime en la insistencia de la expresión oral, sino, más bien, por las continuas aclaraciones de los elementos de su historia. Algo que tendría su razón de ser en la contextualización de los numerosos personajes que hacen acto de presencia en la cinta y que parece intentar ayudar, también, a que espectadores no iniciados en 'One Piece' puedan entender cómo funciona este universo.

Al situarse a medio camino entre el disfrute fan y el continuo recordatorio, 'One Piece: Estampida' se queda a medio gas y muestra su peor cara. Algo que no enturbia su encomiable animación y su particular ejercicio de malabarismo que conceptualiza el espectáculo como el perfecto equilibrio entre exceso épico y humor burdo.

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