Tres años nada menos estuvo Paul Newman sin aparecer como actor desde que protagonizase ‘El color del dinero’ (‘The Color of Money’, Martin Scorsese, 1986). A finales de la década de los ochenta el actor entraría en una muy extraña y desconcertante etapa interpretativa. Los papeles en los que le veríamos inmerso no cuajaban con sus dimensiones como actor. Con todo, la que hoy nos ocupa fue elección del propio actor, que no se cansó de defenderla, evidentemente por sus ideas en contra de las armas.
Newman se puso a las órdenes de Roland Joffé, director británico que encaraba su tercera película tras once años en el mundo de la televisión. Joffé gozaba de un apresurado prestigio por haber dirigido las que sin duda siguen siendo sus mejores películas. ‘Los gritos del silencio’ (‘The Killing Fields’, 1984) y ‘La misión’ (‘The Mission’, 1985) han superado la barrera del tiempo, aunque realmente Mike Oldfield y Ennio Morricone son los que más han contribuido a ello.

El proyecto Manhattan
‘Creadores de sombras’ se centra en lo que fue el denominado Proyecto Manhattan. El trabajo de varios científicos, a las órdenes del General Leslie R. Groves, durante tres años fabricando, en un lugar secreto, lo que sería la bomba atómica, el arma definitiva con el que dicen —ejem— concluyó la Segunda Guerra Mundial. Tal y como se dice en la película, es posible que nunca la hubieran necesitado, ya que Alemania ya se había rendido y Japón tenía los días contados.
Esos datos, que se apoderan del film en sus últimos compases, son evidentemente de lo más interesante de un trabajo que técnicamente puede parecer irreprochable, aunque Joffé no maneje el ritmo adecuadamente. El interés sube y baja en una historia cuyas intenciones varían entre el homenaje a las vidas del pequeño grupo de hombres que se dedicaron en cuerpo y alma a la creación de una monstruosidad, y la lectura pacifista, sobre la que Joffé no carga demasiado las tintas.
Aunque Paul Newman brilla, como era costumbre en el actor, en todas las secuencias en las que aparece, también permanece en un segundo plano, para ceder el protagonismo al personaje verdaderamente interesante del film, el del científico J. Robert Oppenheimer (Dwight Shultz). Aunque lo más interesante de su vida sucedió tras los lanzamientos de las bombas en Hiroshima y Nagasaki, negándose a construir la bomba de hidrógeno y luchando con todas sus fuerzas contra la barbarie que ayudó a crear. La película lo resuelve de un plumazo en unos títulos finales.

Aburrimiento compensado por Morricone hurgando en nuestras emociones
‘Creadores de sombras’ es más bien un film aburrido. Muchos medios, eso sí. Pero no logra trascender la idea de base, quedando como un relato sin demasiado que rascar en la descripción de ese pequeño grupo, y cómo afecta su trabajo a sus respectivas vidas personales. Fijémonos en el episodio del personaje de John Cusack —suma de varios reales—, su traspié con la energía atómica, de devastadoras y lógicas consecuencias. Un soplo de buen cine entre tanta corrección técnica.
Sólo la música de un siempre inspirado Ennio Morricone parece llegar a lugares a los que el director no es capaz. Todo lo que envuelve al personaje de Schultz, con su mirada, en ciertos momentos, está “narrado” por el músico italiano con un poder de evocación que supera cualquier frase de guion, cualquier secuencia. Y Dwight Schultz demostró que podría ser algo más que Murdock del equipo A, personaje cuya sombra no le ha abandonado, desgraciadamente.
Un aspecto extra artístico sumamente interesante es que Paul Newman era liberal y Schultz conservador, interpretando en pantalla precisamente a lo contrario. La demostración de que la ideología personal de un artista puede no tener “nada que ver” con su obra. Esta película se hace hoy día, y los ciegos, empeñados en politizar extremadamente todo, la masacrarían sin compasión, sin pararse a mirar que las cosas no son enteramente de un extremo u otro, no son el color blanco, y en la otra punta el negro, sino que las definen una gran y amplia variedad de grises.
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vasilia
Pues a mi no me aburrio cuando la vi.
Porque creo que se acerca mucho a lo que paso realmente. O sea, estaban estos tipos haciendo un arma de destruccion masiva, y lo tomaban como si estuvieran armando una maqueta, sin ningun sentimiento ni un gran cuestionamiento... hasta que vieron sus efectos. Solo entonces cayeron en cuenta de la monstruosidad que habian cometido. Oppenhaimer incluso hablo de tener sus manos manchadas de sangre ante Eisenhower, que luego lo trataria de "mal nacido".
En ese sentido, no comparto las criticas que se le hacen a esta pelicula sobre lo que es lenta o que no esta a la altura del hecho. Creo que es una pelicula que deberian ver en las facultades de ciencia. Muestra el grado de irresponsabilidad de los cientificos y de como aceptaron someterse a la posicion de un sanguinario como Groves sin ningun cuestionamiento. Todos sabian lo tipejo que era Groves, pero nadie se movio en su contra, salvo algunas personas como McArthur, que dijo que no usaran las bombas atomicas, que Japon estaba rindiendose. Groves ordenó el lanzamiento igual y queria hacerlo en otras ciudades civiles, y lo terrible es la falta de pasion en Groves cuando planteaba esas cosas: esta decidido a masacrar a millones de personas y trataba el asunto como si eligiera un lapiz. Y Oppenheimer acepta colaborar sabiendo lo que iba a pasar, incluso viendo los efectos de la radicacion en Harry K. Daghlian y Louis Slotin (ambos Merriman), que moririan poco despues de arrojadas las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki. ¿Por que esperar mostrar a semejantes escorias humanas como si fueran Bruce Willis en Armagedon?
En ese sentido, creo que Joffe hizo algo muy bueno: no estaba mirando "lo que paso luego", sino que exploro como estaban actuando en ese momento, mientras construían la bomba. Y por la forma como reaccionaron despues, creo que Joffe dio en el clavo: para esta gentuza, la decision entre cafe y te era mas compleja que la de matar a millones
contrasena
Muy buena publicación, gracias a la cual he agregado otra entrada a mi lista de películas pendientes, puesto que aún no la he visto. Agradezco también que no es un análisis que diseccione toda la película e incluso la critica de manera honesta indicando que hasta puede ser aburrida, pero personalmente veo que el planteo se asemeja a varias series de televisión actuales, con lo de "un relato sin demasiado que rascar en la descripción de ese pequeño grupo, y cómo afecta su trabajo a sus respectivas vidas personales" que es común hoy por hoy.
Ahora sí, no sé si es aplicable a esta película, pero lo de la "amplia variedad de grises" es difícil de encontrar actualmente, más que nada porque la mayoría basa su escala en el verde, que justamente coincide con el nombre de otra película que nombras al principio de la entrada, ‘El color del dinero’ (Aún si es más o menos correcta la mención).
mike_moore
A mí sí me moló la película. No destaca en ningún aspecto, pero tampoco desentona en lo más mínimo.