'Silencio en plató' sí que destroza infancias. Un impactante documental en HBO Max sobre los abusos en la edad de oro de las series de Nickelodeon

'Silencio en plató' sí que destroza infancias. Un impactante documental en HBO Max sobre los abusos en la edad de oro de las series de Nickelodeon

4 episodios absorbentes en torno a Dan Schneider, y el lado oscuro detrás del éxito de series como 'iCarly'

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Aludiendo a lo que dicen varios de los fragmentos desperdigados por 'Silencio en plató: El lado oscuro de la televisión infantil', si fuiste niño o adolescente durante los 2000, seguramente te criaste con alguna de las series de Nickelodeon... y esto puede destrozar esa parte de tu infancia. Y es que esta impactante docuserie llega a HBO Max después de haber puesto patas arriba el mundo de la televisión infantil estadounidense.

Reconozco que con todo el ruido que hemos tenido desde que hace un mes se estrenase el documental en Investigation Discovery, si bien tenía ganas tenía existía cierta sensación de que más allá de las revelaciones trascendidas (el caso de Drake Bell) y las reacciones de famosos (Mayim Bialik, por ejemplo) que vivieron esa época, no habría demasiado que contar o en donde pararse. Afortunadamente, me equivocaba.

Desde el minuto uno, las documentalistas Mary Robertson y Emma Schwartz conducen el relato en torno a la edad de Nickelodeon y el imperio construido por Dan Schneider en lo que fue creando algunas de las series más famosas del género, desde 'All That', 'The Amanda Show' hasta 'iCarly', 'Zoey 101' y 'Victorious', entre otros en una narración más o menos cronológica de la cultura que se fue creando en esos platós.

Es, pues, un relato en torno a Schneider y sus mañas, manías y filias, con actitudes machistas y degradantes hacia las guionistas mujeres de sus series y, también, los gags y escenas de ciertos matices (aunque el guionista lo niega) que se escribían y rodaban y cómo en ese caldo de cultivo se gestó y propició la presencia y el actuar de varios depredadores sexuales.

#meToo infantil

En realidad, acostumbrados a escuchar todo tipo de historias de pesadillas en plató, de directores y productores abusivos, maltratadores y casos de violencia ya sea física, psicológica o sexual, nada de lo que se cuenta en 'Silencio en plató' es realmente novedoso. Cambia a Dan Schneider por un Scott Rudin, un Harvey Weinstein (aunque aquí no es en cierto sentido tan comparable) y tenemos relatos parecidos. Lo escandaloso es que se produzca en este ámbito.

Aquí es verdad que donde más falla el documental es en que la exploración se hace corta, en sentido de profundidad. En ir más a lo qué pasó que en el por qué se permitió. Y es que tiene cierta tendencia en quedarse en un listado de malas praxis, de escenas y gags perturbadoramente de matices sexuales (Ariana Grande exprimiendo una patata, niñas recibiendo salpicaduras de líquidos viscosos en la cara, etc) y no hablar del sistema que permitió todo esto.

Eso hace que a veces 'Silencio en plató' se olvide de ir más allá del impacto y, de hecho puede pecar de quedarse en cierto revisionismo. En este sentido se echa de menos el meternos no solo en el otro lado de la historia —más allá de la versión de Schneider, quizás hubiera sido interesante contar con sus "aliados"—, sino también de las sombras de algunas de las víctimas (el propio Bell, a su vez, fue acusado de comportamiento inapropiado con chicas menores).

Nos encontramos pues con ese clásico eje entre la calidad televisiva y la periodística. Como producto televisivo es totalmente fascinante y absorbente; como obra periodística, sin embargo, es algo más sensacionalista y parcial de lo que debería.

Una cualidad que tampoco es demasiado negativa en el sentido de que, como todo buen documental, despierta esa curiosidad para que el espectador se ponga a investigar, a revisar la obra, la época, los testimonios, etc. El aguijón ha sido clavado, el efecto lo han logrado y, desde luego, 'Silencio en plató' se convierte aun con sus peros en un documental tan impactante como imprescindible.

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