'A West Wing Special': una espléndida recreación de HBO Max que nos recuerda por qué amamos 'El Ala oeste de La Casa Blanca'

'A West Wing Special': una espléndida recreación de HBO Max que nos recuerda por qué amamos 'El Ala oeste de La Casa Blanca'

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West Wing Special

Con un Bradley Whitford divertido y emocionado introduciendo la hora de especial, HBO Max estrenó la semana pasada 'A West Wing Special to Benefit When We All Vote'. Un reencuentro del reparto de 'El Ala Oeste de la Casa Blanca' con la "lectura teatral" de un episodio de la excepcional serie de Aaron Sorkin.

El episodio elegido es 'Hartsfield's Landing', decimocuarto episodio (o decimoquinto si contamos el episodio especial sobre el 11-S) de la temporada 3. La acción transcurre durante unas tres horas en las que el presidente Bartlet (Martin Sheen) se encuentra con una gran crisis en el estrecho de Taiwán.

Mientras intenta discernir cómo lidiar con un potencial conflicto bélico entre el gobierno taiwanés y China, el presidente jugará sendas partidas de ajedrez con Toby (Richard Schiff) y Sam (Rob Lowe). Por otro lado Josh (Whitford) y Donna (Janel Moloney) están pendientes del resultado de las primarias de Hartsfield's Landing, una pequeña localidad de New Hampshire que ha logrado predecir al presidente de Estados Unidos desde 1908.

Campaña para votar

Aaron Sorkin escribe y Thomas Schlamme dirige este especial que cuenta también con Allison Janney, Dulé Hill y Sterling K. Brown en sustitución del fallecido John Spencer. Entre escenas del especial se intercalan diversas intervenciones de actores e invitados insignes (Michelle Obama, Bill Clinton, Lin-Manuel Miranda, Elisabeth Moss, etc) animando a la población —sobre todo a la demografía menos interesada— a ejercer su derecho a voto.

Si este especial logra su objetivo no lo vamos a saber. Sin embargo no dejo de pensar en que, lo mismo, la plataforma de Warner no es, hoy en día, la más propicia para llegar a las masas. HBO Max cuesta 15.99 dólares al mes y las primeras cifras (de junio) eran de unos algo escasos 4.1 millones de suscriptores. Cifras que se actualizarán, en principio, esta misma semana cuando sepamos los datos correspondientes al pasado trimestre de AT&T.

Los fragmentos para promover el voto —algunos con toques de humor y otros con vehemencia, como el de Samuel L. Jackson— estaban dirigidos directamente a sectores de población específicos. En concreto jóvenes de 18 a 24 años y jóvenes afroamericanos de esa edad. Consultoras como Ampere destacan que ese rango de edad no es, precisamente, el mayor fuerte de HBO Max, pero sí justo las siguientes (25 a 44).

La elección de 'Hartsfield's Landing' no es casual. Si entre el centenar y medio de episodios de la serie hay uno que gire en torno a la democracia y la importancia de la celebración de unas elecciones libres, es este. De hecho más que, precisamente, los que nos metían en pleno proceso electoral —y campañas— de Bartlet. Y la clave está en ese final (el único fragmento no teatral): los resultados de esas elecciones no importan. Se celebra que la joven de dieciocho años vote.

Un regreso teatral a la Casa Blanca más idealizada

West Wing Bradley Allison

El hecho de que haya pocos episodios de 'El ala oeste de la Casa Blanca' que transcurran fuera de las oficinas del gabinete presidencial y que el estilo de Sorkin se base en diálogo, más diálogo y exposición ayuda mucho a la traslación teatral. Y básicamente es como estar poniéndote de nuevo el episodio.

Quizás demasiado. Hay un par de elecciones un tanto extrañas en la realización del episodio. La primera es una innecesaria narración por parte de Emily Procter para mantener la idea de que, originalmente, esta iba a ser una lectura de guion. La segunda es que el montaje elimina de algún modo la ilusión del directo teatral. Saltamos de escena a escena como lo haríamos en televisión. No es molesto, pero en mi opinión no terminaba de encajar con la propuesta.

Thomas Schlamme, por otro lado y para compensar, hace un gran trabajo en la dirección. Elegante, precisa y que procura que sí que tengamos esa sensación de teatro con los decorados mezclados con lo que hay entre bambalinas y con más de algún plano hecho de tal forma que contemplemos las vacías butacas del Orpheum Theatre.

Aunque se les notan más viejos (Sheen tiene ochenta años y la mayoría supera los sesenta), el reparto está espléndido, divertido, a gusto. Desprende cierta nostalgia y una energía encantadora. Ver este episodio recuerda lo buena que es esta serie. Serie a la que podemos achacar muchas cosas en torno a su idealización de la política, sobre todo en una era como esta en la que la confianza en los gobernantes está bajo mínimos.

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