Es muy salseante y está en Netflix: el reality de parejas perfecto para maratonear estas navidades

Es muy salseante y está en Netflix: el reality de parejas perfecto para maratonear estas navidades

Los dramas de 'El ultimátum: amor queer' van desde infidelidades a enfadarse por no querer recoger sus trastos

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El Ultimatum

Las vacaciones de Navidad/Año nuevo (para quien las tenga) son tiempo de descanso. Cuando estás ahí en el sofá sepultada en mantas solo te apetece ver algo sencillito y que te enganche durante unas cuantas horas (de encefalograma plano, que se suele decir). Si estás buscando algo así, el reality de 'El ultimátum: amor queer' es una buena opción y está en Netflix.

Casarse o dejarlo

El programa nos presenta a 10 mujeres, la mitad de ellas decide mandar un ultimátum a su pareja: o se casan, o rompen la relación. Tendrán que decidirlo en ocho semanas, divididas en varias fases. En la primera de ellas tendrán que separarse de su pareja original y convivir con otra concursante con la que sienta más afinidad.

'El ultimátum: amor queer' es un spin-off de 'El ultimátum' (que también está en Netflix, cuenta con dos temporadas y un remake francés). Se trata de un reality de 2023 creado por Chris Coelen ('Love is blind'), presentado por la actriz JoAnna Garcia y consta de 10 episodios de unos 55 minutos de duración cada uno.

De esos 10 episodios, los 9 primeros abarcan desde que la mitad de las parejas reciben el ultimátum hasta que toman la decisión. Tras una última noche juntas, la pareja se separa y convive con otra concursante durante unas semanas, después hace lo mismo pero con su pareja original y finalmente deciden si se casan, o rompen o se van con otra persona.

Así pues, el reality tiene el factor este salseante de ver si al separarse las parejas surge feeling con otras personas. Lo que me pareció más divertido fueron los distintos perfiles de concursantes, sobre todo si los comparamos con los que solemos encontrar en realities españoles.

Me sorprendió ver que la gran mayoría de concursantes se tomaban muy en serio "la experiencia" y únicamente una parecía haber venido a hacerse famosa en la TV y a provocar conflictos gratuitos para ganar protagonismo en el montaje final. De hecho, esa actitud es la que termina ganándose bronca con el resto de concursantes.

También tiene su gracia ver que hay muchos conflictos entre las parejas (tanto las nuevas que se crean en la primera fase como cuando se reencuentran las originales) que ni siquiera tienen que ver con si una ha empezado a sentir algo por otra, o cosas así, sino por problemas de convivencia básicos.

El Ultimatum Amor Queer Las concursantes de 'El ultimátum: amor queer'

Es muy entretenido y te echas unas risas viendo los dramas que son capaces de montar porque a una le ha sentado mal que la otra no deje que su perro duerma con ellas o, aún más loco (esto no lo había visto yo en la vida en un reality), que una concursante abandone a mitad de una de las fases porque no quiera fregar los platos.

Obviamente, tiene su parte de interés morboso que suele despertar el hecho de ver si las concursantes se replantean su relación con las nuevas parejas que se forman al principio, pero me sorprendió la forma que tienen de comunicarse entre ellas.

Ultimatum Vanessa, la concursante más odiada de la temporada

Si bien hay conflicto, salseo, e incluso escenas subidas de tono (ejem, no se ve nada realmente pero para los estadounidenses lo poco que se ve ya es mucho), la forma que tienen de analizar su manera de pensar y sus conflictos internos me pareció más comunicativa y constructiva, que no los diálogos que suele tener el concursante medio de los programas de Telecinco.

También tiene su aquel la gran diferencia entre lo que deciden en la decisión final y el último episodio, en el que se reencuentran casi un año después de haber concluido si casarse o no. Incluso tras este capítulo, todavía pasan muchos giros inesperados (y bastante creíbles, porque ante la cámara todo el mundo quiere quedar bien pero luego...).

En definitiva, 'El ultimátum: amor queer' es uno de esos programas perfectos para desconectar el cerebro y ver varios capítulos del tirón, porque tiene su parte de mamarracheo y salseo, y los diferentes perfiles de personajes dan pie a más de un momento gracioso (para los espectadores, al menos).

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