El director de 'El triángulo de la tristeza' cree que hay que empezar a pedir licencias para usar cámaras: "Necesitas una para un arma, al menos en países sofisticados"

Ruben Östlund defiende la idea de que la ficción puede afectar profundamente al modo en que evoluciona la sociedad

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En plena era de la posverdad, las fake news y las redes sociales, las imágenes, su difusión y, lo que es más delicado, la manipulación de su contenido a la hora de lanzarlas a la gigantesca piscina mediática, pueden ser muchísimo más peligrosas que una bala de gran calibre. Si a esto le sumamos el hecho de que cada vez pasamos más tiempo con nuestras miradas fijas en unas pantallas que bombardean aluviones de información sin cesar, el escenario no deja de ser caldo de cultivo para el desastre.

Balas y fotogramas

Pero, ¿qué hacemos cuando fotografías y, especialmente, vídeos pueden convertirse en elementos disruptores que pongan en riesgo el status quo y la integridad de la sociedad en la que vivimos? El cineasta Ruben Östlund, ganador de la Palma de Oro por su fantástica 'El triángulo de la tristeza' ha lanzado una idea al respecto en una entrevista con el medio The Guardian, y su reflexión es realmente sorprendente.

La ocurrencia del cineasta sueco no ha sido otra que equiparar las cámaras a las armas de fuego y hacer que sólo puedan usarse si su dueño posee una licencia.

"Tengo una idea. ¿Y si solo se te permitiera usar una cámara si tienes una licencia? Necesitas una tener para un arma, al menos en países sofisticados. La cámara también es una herramienta poderosa".

Ruben Östlund continuó exponiendo su teoría subrayando el hecho de que realidad y ficción están mucho más conectadas de lo que podría parecer a simple vista, afectando directamente esta segunda al modo y la dirección en que evoluciona la sociedad en muchas ocasiones.

"Las películas están cambiando el mundo y es importante tener eso en cuenta cuando estás en esta profesión. En la industria del entretenimiento hay una extraña sensación de que si estás tratando con ficción, entonces no va a afectar al mundo. Tienes que luchar bastante para hacer que la gente se dé cuenta de qué tipo de efecto tienen las imágenes que consumimos".

Sin duda, la idea del director de 'The Square' es tan absurda como interesante. No obstante, antes que regular las cámaras, debería invertirse en organismos de verificación independientes y en un sistema de control más férreo en redes sociales que impidiese la difusión de material fraudulento camuflado de verdad irrefutable. Sólo así la imagen continuará teniendo el valor que nunca debería haber dejado de tener.

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