Hay que gente que tiene citas desastrosas en 'First Dates', y personas a las que les basta que no les guste físicamente su cita para amargarle la velada. A Sheila no le gustó nada físicamente Luis, y le pareció que sus tatuajes eran una estupidez.
Desamor a primera vista
Luis tiene 23 años y estudia Comunicación audiovisual en Madrid. Cuenta que lo suyo es escribir canciones de rap y las batallas de freestyle. Acababa de salir de una relación abierta porque su pareja incumplió la norma de no liarse ni con familiares ni amigos. "No me gustan las cayetanas" aclaró.
Sheila trabaja de cajera, tiene 20 años y vive en Getafe (Madrid). Reconoce que es difícil aguantarla y que no ha podido estudiar, porque su situación en casa no era la mejor y dice que es un poco vaga. Por el nombre, Luis se pensó que no era de por aquí porque no lo había escuchado nunca: "Pues anda que no hay Sheilas".
Él le contó que era de Cádiz y a ella le sorprendió, aunque tenía la cabeza ocupada en otra cosa: "Ya debo de ser fea para que me pongan con él". Cuando Luis empezó a hablarle de que estaba haciendo el TFG, Sheila le dijo que le sonaba a arameo: "De eso no entiendo, no he estudiado".
Luis le contó que vivía por la zona de Goya: "Tiene pinta de ser una zona más pijilla, aunque no tanto como Pozuelo" pensó ella. Él le quiso hacer la broma de que iba a acabar trabajando como cajero también (por aquello de meterse a Comunicación Audiovisual), pero no le hizo mucha gracia.
Sheila no pudo aguantar la risa cuando él le enseñó que se había tatuado la placa con el número de habitación que tuvo en la residencia de estudiantes en un brazo y una lata estrujada en el otro: "Es microrrealismo, me costó 600 euros" señaló él. Lo que no le hizo ninguna gracia es que le echara más edad: "Me ha llamado abuela".
Al contarle que venía de una relación abierta, Sheila se cerró en banda: "Yo no podría, soy muy tóxica en ese sentido". Ella se quedó con la impresión de que él tenía más cara que espalda, así que ya tenía decidido que no le iba a dar la segunda cita. Luis tampoco quiso, porque no le gustó que ella no intentara entender su postura.
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