Los 60 años de existencia de 'Doctor Who' han venido a lo grande. Tras los especiales por el 60 aniversario, estas últimas semanas hemos tenido una cita fiel con Disney+ para ver la temporada 1 (o 14) de la longeva serie de ciencia ficción que llegaba con aires renovados y, como en las bodas norteamericanas algo nuevo (Ncuti Gatwa), algo viejo (el regreso de Russell T Davies) y, algo azul (la TARDIS).
Así que reconozco que tenía bastantes ganas por ver la nueva temporada... y también ver si parte del fandom se reconcilia con la serie tras la criticada etapa de Chris Chibnall y Jodie Whitaker. Aunque a mi juicio no la etapa fue bastante decente, es verdad que la serie había entrado en algo de inercia... y no era tan emocionante.
Evidentemente, tantos años de emisión (casi veinte desde que en BBC decidieron resucitar la serie) dan para mucho. Etapas mejores, otras peores... pero creo que lo que finalmente hizo que muchos se bajaran del carro fue que se había perdido algo del encanto, magia y emoción identitarias de 'Doctor Who'. Por esto, el que llegase un guionista tan celebrativo (y bueno) como Davies era una magnífica noticia.
Y no ha decepcionado. No es que de repente esta temporada haya sido la perfección, pero sí que es fiel a todo lo que ha sido la franquicia... incluyendo, sí, ese gusto por lo camp y lo cutre y esos monstruos y alienígenas de ciencia ficción que difícilmente se podrían ver en otra serie del género (quizás en las de Star Trek cuando se ponen).
Un reparto que sostiene la serie
Eso sí, es curioso porque si bien a la temporada en general no lo pondría casi ni un pero —Ncuti Gatwa y Millie Gibson funcionan muy bien juntos y en pantalla, el arco general está muy logrado e interesa bastante...— es cuando me pongo a pensar en los episodios de manera individual donde más defectos veo. También es verdad que, quizás, nos hayamos olvidado de que no es nada que no pasara en esas primeras temporadas.
No es que haya un episodio especialmente malo (quizás 'Bum' sea decepcionante, pero 'Dot and Bubble' me parece notable) pero sí que tenemos en varios capítulos esa discordancia entre la brillante idea de partida y el no tan brillante desarrollo o resolución. El ya nombrado 'Bum', escrito por Steven Moffat, es clara muestra de premisa que da para cinco minutos pero que estiran hasta completar una hora.
Gracias a Dios, Ncuti Gatwa es un "actor 360" por lo que él solo puede con lo que le echen llenando la pantalla. No es que todo sea alabanzas hacia el Doctor de Ncuti Gatwa. Tengo la sensación de que esta encarnación bifurcada no tiene del todo refinado su espectro de emociones. El caso es que, a lo largo de la temporada, sobre todo con estos episodios finales, el salto del doctor jovial al apesadumbrado parece demasiado brusco.
Puede, eso sí, que se deba un signo de inmadurez de esta encarnación, que llegó con ganas de desprenderse del lastre de tantos años de tragedias... para ver que el bagaje es pesado. Y, en este sentido, es muy interesante que Russell T Davies le haya enfrentado no contra los enemigos habituales (cybermen, daleks, etcétera) sino con el Panteón el, valga la redundancia, panteón de seres divinos (aparentemente) que le suponen un serio y trágico enfrentamiento.
En definitiva, esta ha sido la mejor temporada de la serie en, probablemente, diez años. De hecho, uno siente que la nueva etapa de 'Doctor Who' es una que ha venido a divertirse y entretenernos dándonos esa magia que en algún momento se difuminó. Yo ya estoy contando los días para que veamos el especial de Navidad.
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