'Chernobyl': cómo el guionista de 'Scary Movie 3' ha llegado a crear uno de los grandes dramas televisivos de los últimos años

'Chernobyl': cómo el guionista de 'Scary Movie 3' ha llegado a crear uno de los grandes dramas televisivos de los últimos años

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Chernobyl

Desde su estreno el año pasado, y tras triunfar en los Emmy y los Globos de Oro, la miniserie 'Chernobyl' se ha convertido en un auténtico fenómeno televisivo que no deja de recibir merecidos elogios tanto por parte de la crítica profesional como de la industria, y de un público que ha caído rendido a sus pies.

Personalmente, me veo en la obligación de sumarme a las voces que defienden la coproducción de HBO y Sky UK como una auténtica joya que me ha regalado, entre otras cosas, uno de los pasajes más sobrecogedores que he podido experimentar en una larga temporada: el cliffhanger de un segundo episodio que abandona su naturaleza de reconstrucción histórica para abrazar sin miramientos el terror más puro.

Pero la gran sorpresa con la que muchos nos hemos encontrado no estaba oculta entre el metraje de la miniserie, sino en la filmografía previa de su creador y guionista, Craig Mazin (que ahora tiene entre manos la adaptación de 'The Last of Us'). Una trayectoria a priori, inverosímil, que ha dado de sopetón un giro de 180 grados por el que tenemos que estar agradecidos.

Un giro de 180 grados

Craig Mazin debutó como guionista en 1997 con 'El astronauta' —'RocketMan'—, una comedia familiar de la factoría Disney a la que sucedería 'Experimento chiflado' —'Senseless'—, otra comedia, esta vez con un tono menos infantil, dirigida por Penelope Spheeris, responsable de la divertidísima 'Wayne's World' original.

En el año 2000, Mazin dio el salto a la dirección con la comedia para adultos 'The Specials', escrita por James Gunn para, posteriormente, ponerse manos a la obra con los libretos de la tercera y cuarta entregas de la saga 'Scary Movie' —de lejos, las mejores secuelas de la franquicia— y de la abominable 'Superhero Movie', que también dirigiría en 2008.

Más tarde, con mucho más acierto y sin abandonar su registro cómico, escribiría las dos hilarantes continuaciones de 'Resacón en Las Vegas', la deficiente 'Por la cara' y, desviándose ligeramente de la tónica general, 'Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo'. Y entonces, llegó ella, que diría el título de la película.

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En 2015, una vez finalizado el proceso de redacción del live action de Disney, Mazin hizo el primer y único pitch de 'Chernobyl' en HBO, donde tan sólo necesitaron meditarlo durante un día para darle un rotundo "sí" y comenzar a trabajar en la escritura y la preproducción. El resto, es historia catódica. Y de la buena.

Curiosidad y obsesión, la fórmula pefecta

Pero, ¿cómo desembocó un guionista con vocación cómica que nunca había salido de su "zona de confort" en una producción diametralmente opuesta a su obra anterior? El showrunner arrojó algo de luz al respecto en una entrevista con el medio Collider, en la que, entre otras cosas, se aborda el chocante cambio de dirección en su carrera.

"Es gracioso porque a mí me parece totalmente coherente. Comprendo que haya gente que pueda ver esto y diga, '¿Cómo encaja esto?'. Somos multitudes, como personas, y siempre tenemos intereses en cosas diferentes en términos creativos, y pasamos por diferentes temporadas y ritmos. Soy un gran creyente en los guionistas de comedia. Siempre he defendido el honor de todos los guionistas de comedia. Es extremadamente difícil, pero siempre he sentido que los guionistas de comedia pueden virar hacia el drama con más facilidad que el resto.
En mi caso, he estado haciendo comedia durante un largo tiempo, lo adoro y no me arrepiento, pero 'Chernobyl' refleja una parte de mi más fiel con quién soy a día de hoy. Refleja mi sentido de la curiosidad e interés en el mundo, en la ciencia y en la naturaleza humana. También, mientras me he hecho mayor, he crecido más conectado al sufrimiento de la vida. Así que, para mí, esta es la cosa más natural del mundo."
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Las palabras del escritor tienen todo el sentido del mundo. Aunque una mirada general a su trabajo pueda cortocircuitar a más de uno, la mente del creativo, como la de —¿casi?— cualquier ser humano, es compleja y obedece a inquietudes de lo más variopintas. Sin ir mas lejos, el cajón de mis proyectos personales parece obra de un demente que no atiende a patrones.

Lo más interesante de todo esto es cómo la inspiración puede aparecer en cualquier momento y del modo más inesperado. En el caso de 'Chernobyl', todo surgió de forma fortuita, combinando una lectura interesante con la necesaria curiosidad que todo artista de éxito debería tener.

"Tan sólo estaba leyendo casualmente sobre ello, hacer unos cinco años, y se me pasó por la cabeza que, cuando supe que Chernobyl había explotado, no sabía por qué, y pensé que había un vacío inexplicable en mi conocimiento. Sabía por qué se hundió el Titanic. ¿Cómo es posible que no supiera por qué explotó Chernobyl?
Así que empecé a leer sobre ello, sólo por esta curiosidad intelectual, y lo que descubrí fue que, mientras la historia sobre la explosión es fascinante, lo que realmente me agarró y me retuvo fueron las increíbles historias de los seres humanos que lo vivieron, que sufrieron y se sacrificaron para salvar a la gente que amaban, para salvar a sus compatriotas y para salvar al continente. Me conmovió. Fue como si hubiese descubierto una guerra que la gente no había representado, y me obsesioné".
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Y es en esa última palabra en la que radica la otra gran clave para entender la mente del creativo de éxito: la obsesión. Un elemento esencial, en combinación con la curiosidad, para dar forma a un hito como 'Chernobyl'.

Una pieza redonda que, al igual que la filmografía de Craig Mazin no obedece a lógica alguna, sino a una pulsión visceral que nos ha dejado una de las mejores ficciones televisivas de la década y, muy probablemente, del siglo.

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