Ciencia-ficción desaprovechada

Ciencia-ficción desaprovechada
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El presente 2013 parecía que sería el no va más en cuanto a estrenos enmarcados dentro del género de ciencia-ficción —en Blogdecine mi compañero Sergio y un servidor le estamos dedicando un extenso ciclo al mismo, en el cual podréis encontrar obras ya de sobra conocidas o perlas no tan renombradas por el aficionado—. Muchos eran los proyectos que de antemano hacían pensar, aunque suene exagerado, en una especie de nueva era, apoyada en los más que agigantados avances en el campo de los efectos visuales, para un género que en el fondo siempre ha servido de metáfora social sobre el ser humano, sobre sus miedos, sobre su peor lado y sobre el afán de inmortalidad entre otras cosas.

(From here to the end, Spoilers) Tres son los títulos que resumiré en este post, tan breve como las posibilidades reales de las tres películas, meros entretenimientos que a veces ni llegan a eso. 'Oblivion' (id, Joseph Kosinski, 2013) fue uno de los movimientos de la estrella Tom Cruise para seguir siendo precisamente eso, una estrella. Película ambientada, como casi todas, en un futuro distópico en el que la Tierra está prácticamente deshabitada tras una lucha a muerte con una raza alienígena. Con una primera parte más o menos interesante, el imposible Kosinski intenta seducir al respetable a través del diseño de producción —operación similar a la que hizo en la infumable 'Tron: Legacy' (id, 2010)—, realmente atractivo en esa parte, para luego caer en todos los tópicos posibles intentando hacer atractivo el argumento con una risible trama de clones. La banda sonora está todo el rato copiando sin descaro a Hans Zimmer, y la presencia de Morgan Freeman se agradece aunque su intervención sea para llegar a fin de mes.

'Elysium', arriba y abajo

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Tras el buen sabor de boca que me había dejado 'District 9' (id, Neill Blomkamp, 2009), uno esperaba como agua de mayo su siguiente proyecto que, para alegría de todos los que disfrutamos con su ópera prima, también se trataba de un film de ciencia-ficción, género en el que parecía el director se encontraba muy a gusto. Poco defensor del formato 3D —en realidad una excusa para cobrar más dinero por una entrada, que tal vez mejora la experiencia de ver una película, pero no convierte a ésta en mejor o peor— 'Elysium' (id, 2013) parecía por los avances una revisión con más presupuesto de la película protagonizada por un excelente Sharlto Copley, que aquí ha preferido desmelenarse en el papel de villano.

Ahora el planeta Tierra está habitado por la clase baja y Elysium una gran estación espacial muy cerca del planeta que sirve como hogar para los de la clase ya no alta, sino muy alta. Allí no hay enfermedades ya que existen inventos del tipo de un regenerador de átomos, uno de los fallos de base del guión ya que cualquiera puede morir porque un aparato que, repito, REATOMIZA, puede devolverte a la vida cuando sea, no sólo curar enfermedades. Así pues, el tema de los clones en el subtexto de una película que posee metáforas demasiado evidentes: si uno tiene dinero, y por eso se entiende mucho dinero, puede acceder a los más avanzados sistemas de curación, si no se tiene a pudrirse. Como la vida misma.

Resulta algo satisfactorio ver a Jodie Foster encarnar a la villana de la función, la reina particular de ese Elysium en el que todo dios vive a cuerpo de rey. Sólo una actriz como ella puede manejar una personaje tan tópico que suelta frases sobre revoluciones políticas con una convicción terrible. Como héroe de la función, cuyo destino es previsible desde el minuto uno, un Matt Damon como siempre entregado a la labor. Físicamente preparado da el tipo sobre todo en las escenas de acción y menos en las dramáticas, donde esta vez Blomkamp patina. La sensación de que la película podía haber sido mucho más no nos abandona durante toda la proyección. Por cierto, otra banda sonora, esta vez del debutante Ryan Amon, que recuerda sobremanera a Zimmer. Y van...

'Pacific Rim', la peor película de Guillermo del Toro

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Tras esos dos films, que realmente prometían más de lo que ofrecen finalmente, servidor esperaba encontrarse en 'Pacific Rim' (id, Guillermo del Toro, 2013) con la mano de un director que sólo una vez me había defraudado, concretamente con su 'Blade II' (id, 2002), aburrido producto vampírico con cuatro coñas y nada más. La posibilidad de que del Toro hiciese una película sobre robots gigantes luchando contra alienígenas provenientes del fondo del mar, partiendo de una historia de Travis Beachman, lograba que se nos hiciese la boca agua pues así podríamos resarcirnos del mal creado por el inefable Michael Bay y su saga de robots juguetes en las que uno no se entera de nada debido al caótico montaje del que hacen gala. Pero soñar es una cosa y la realidad es bien diferente porque para el que esto suscribe el director mexicano lo ha hecho aún peor que Bay.

Me da exactamente igual que las intenciones hayan sido el recuperar cierto estilo de película ochentera —década que me pilló de los diez a los veinte años— destinada al público juvenil si la emoción y el sentido común brillan por su ausencia. A ello debemos sumar unas escenas de acción que si bien lucen unos muy cuidados efectos visuales —dejando a un lado el inventito de la 3D, que aquí es otra desfachatez para sacar más dinero al respetable— éstas resultan de lo más aburridas y anodinas, algunas incluso demasiado largas. No hay emoción, no hay riesgo, no hay personalidad en ni uno sólo de sus apartados artísticos por lo que se queda en un producto técnico sin vida, sin nada que ofrecer.

Lo peor de 'Pacific Rim' no es su delirante guión, que recoge elementos de títulos clásicos del género, y otros no tanto, sino el hecho de que no hay un sólo personaje digno de respeto. Desde el principal, llevado a cabo por un muy molesto Charlie Hunnam —sinceramente no sé que ha visto Del Toro es este nefasto actor, con el que vuelve a contar para su próxima película—, hasta unos meteóricos Santiago Segura y Ron Perlman, pasando por un desganado Idris Elba, una risible Rinko Kikuchi y unos vulgares Robert Kaznisky y Max Martini, que dan vida a padre e hijo con problemas de comunicación. Aquí la música de Ramin Djawadi —que recibe todo tipo de elogios por su trabajo en la serie 'Juego de tronos' ('Game of Thrones', 2011 - )— es directamente insoportable.

Ya hablaré de otra de las películas de ciencia-ficción del año, 'Gravity' (id, Alfonso Cuarón, 2013) cuando haya pasado toda la fiebre y onanismos varios con la misma.

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