Jericho, entre los dramas pueblerinos y la acción postapocalíptica

Jericho, entre los dramas pueblerinos y la acción postapocalíptica
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Acabo de terminar de ver la primera temporada de Jericho, y lo que puedo decir es que estoy bastante sorprendido de la serie. Cuando oí hablar de ella por primera vez, me llamó la atención el planteamiento argumental: un pueblo aislado tras un ataque nuclear. ¿Por dónde podría avanzar la serie? ¿No sería un bodrio, una mezcla rara entre dos conceptos diferentes?

Y la verdad es que, en cierto sentido, lo es. Lo de la mezcla rara. Pero no podría decir que es un bodrio. Sin duda tiene sus deficiencias, pero en general el resultado ha sido, para mí, bastante mejor de lo que pensaba. Tanto que estoy deseando ver su segunda temporada para ver por dónde avanza la trama.

Y es que con esos dos ingredientes, el drama pueblerino americano (relaciones entre conciudadanos y familias, amores y desamores, encontronazos políticos, el pasado que siempre viene sobre nosotros...) y la acción postapocalíptica (la lucha por la supervivencia, los instintos más salvajes...), queda un cóctel bastante curioso. Como decía, la serie no es perfecta. Le cuesta encontrar el tono (vale, ninguno sabemos cómo es la vida tras un ataque nuclear, pero yo tengo la sensación de que en muchos momentos la vida de los habitantes de Jericho es "demasiado" normal...), las escenas de acción (excepto el final de temporada, que está bastante logrado) no resultan demasiado creibles, las distintas tramas avanzan a saltos (cosas que parecen muy relevantes durante dos capítulos dejan de serlo de un día para otro, y de repente resucitan... o no se vuelve a saber de ellas) y los personajes tampoco tienen demasiada continuidad (ahora me preocupan unas cosas, ahora se me olvidan, ahora tengo este carácter pero luego ya no...).

Y sin embargo, tiene "algo" que desde luego a mí me ha sorprendido y enganchado. Quizás sea un efecto secundario derivado de ese flujo un tanto brusco de las tramas y los personajes. Y es que en Jericho surgen nuevos hilos argumentales cada dos o tres capítulos, lo cual permite que la atención se vaya centrando en distintos elementos de la trama sin que lleguen a abusar de ninguno de ellos. Ahora lo importante es el amor, ahora lo importante es el padre renegado, ahora lo importante son los refugiados, ahora lo importante es el pueblo vecino, ahora lo importante es la comida...

En fin, habrá que ver qué depara esa segunda (mini) temporada y si Jericho se gana el derecho a continuar o, al menos, a tener un final digno (porque probablemente la historia no dé para más, y menos con la dinámica de irse puliendo tramas a la velocidad con que lo hacen). No pasará a los libros como una de las grandes series de todos los tiempos. Pero entretiene, y eso no es poco.

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