La paternidad y la maternidad son terrenos fértiles para la comedia desde que tenemos uso de razón. El material cómico surge de enfrentar nuestro sistema de valores como adultos, nuestra concepción del mundo y sus reglas, a la de unos infantes que las desconocen y se las pasan por el forro.
Dos días después del referéndum catalán del 1-O, Berto presentó Late Motiv y lo hizo con un monólogo que ya avanzaba parte de tono con el que enfrentaría su futura serie -a la que todo el mundo va a llamar desde ya como 'la serie de Berto'-. "Ayer mis hijos volvieron a discutir por no sé qué mierda de niños. La pelea era algo así cómo que uno decía ‘Tú sí’, y el otro contestaba ‘Yo no’", explicaba el humorista. Entonces, cuenta que tuvo que intervenir cuando los chavales empezaron a darse guantazos y uno de ellos le dio, de rebote, a la hermana pequeña que ni cortaba ni pinchaba en la discusión pero que, cosas de la vida, se llevó una hostia en forma de pieza de lego.
"Hasta que no os calméis no podemos discutir. Los mayores no arreglamos las cosas así; a gritos. Los mayores nos tratamos con respeto y sobre todo nos guardamos de no tener que recurrir a la violencia, que es el último recurso de los incompetentes", decía solemne. Para luego contradecirse, a modo de confesión, hacia el público: "No sé de qué clase de hormigón armado tengo que revestirme la cara para que no se me caiga al suelo de la vergüenza cuando se enteren de que les estoy engañando.
Lo que les enseño… fuera de casa no vale un pimiento", decía. Obviamente se refería a las cargas policiales, las porras y las cabezas abiertas que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado decidieron usar para requisar urnas dos días antes de dicho monólogo. Sin embargo, también resultaba ilustrativo de algunos de los temas a los que la paternidad se enfrenta y sobre los que se erige ‘Mira lo que has hecho’.
Para empezar, el humorista hablaba de la obligación como adultos de dar ejemplo y el miedo a ser uno erróneo, a ser un desastre. También del engaño y la mentira inherente en el proceso de la educación: la falsa seguridad con la que los padres tienen que decirle a los niños cosas que ni ellos mismos se creen. Y por último, la ingenuidad con la que cualquier padre primerizo da consejos, cagándola por falta de experiencia, pero también la progresiva infantilización de la discusión adulta en aras de la convivencia. El 'yo no', y el 'tú sí' aplicado al mundo adulto y ampliado por la era digital. De todo eso va y de todo eso se burla la serie de Berto.
Ser padre y ser humorista hoy
El peso de lo autobiográfico en ‘Mira lo que has hecho’ es evidente desde el minuto uno, aunque él mismo asegure, entrevista tras entrevista, que su vida no es tan divertida ni mucho menos. Ficción y realidad se entremezclan para ofrecer una combinación ciertamente divertida de realismo bizarro que huye, conscientemente, del poso dramático de otras series que comparten premisa para abordar la soledad, el hastío y la incomprensión del comediante. Hablamos de 'Louie', de 'Morir de pie', de 'The Comedians' o de 'Maron'. Y, más de cerca, de ‘¿Qué fue de Jorge Sanz?’ y ‘El fin de la comedia’.
Por el contrario, ‘Mira lo que has hecho’ se acerca más a la comedia peripatética en la línea de ‘Vergüenza’, con más atino que Cavestany gracias a su hábil jugada emocional. Su guion, escrito a seis manos por Berto Romero, Rafel Barceló y Enric Pardo, sabe muy bien cuando aclimatar la locura y jugar la baza íntima y cercana.
De hecho, Berto ya publicó con Rafel Barceló un libro sobre la paternidad del que se nutren gran parte de sus gags: se llamaba ‘Padre, el último mono’ y lo escribió cuando su hijo Lucas tenía un año. Es decir, poco después de lo que vemos en la serie. Lo hizo con Barceló y los también colaboradores del programa Oriol Jara y Roger Rubio.
No obstante, el genio se ve escamoteado por una dirección más bien funcional. Por una parte, debido a que el equilibrio emoción-locura no se empieza a ver hasta el tercer capítulo. Aunque el guion sea realmente hábil en la combinación, la dirección de Carlos Therón parece querer estar constantemente a la altura, más centrada en dar la talla que dejarse llevar por el material que tiene entre manos.
A pesar de ser una serie de seis episodios de veinte minutos, ‘Mira lo que has hecho’ tiene más de un problema de ritmo y tono: sus dos episodios iniciales se entretienen con el gag más escatológico, con el chiste de pollas, tetas y cagadas más absurdo. Tambaleante e irregular en su montaje, en su desarrollo hacia algo más de la comedia de brocha gorda. Aunque la escatología y la tontería parecen ser marca de la casa, pues Therón ya las utilizó con más o menos gracia en 'Impávido', y de forma desastrosa y mal disimuladamente paternalista -y machista- en 'Es por tu bien'.
Por otra parte, más allá de su puesta en escena al servicio de la narrativa de forma académica, la dirección de actores de Therón es más bien propia del aspaviento y la exageración de ‘Aquí no hay quien viva’. Todos los secundarios parecen parodias de los que estaban escritos a excepción del enorme trabajo y la fantástica química de Berto y Eva Ugarte, una madre en la encrucijada memorable.
Más allá del trabajo del discutible Therón, ‘Mira lo que has hecho’ brilla con intermitencia pero con genio. Los avatares de la paternidad pocas veces se han abordado con tanta sinceridad en la ficción española, y desde luego, nunca con tanta urgente actualidad.
Cuando la serie de Berto toma consciencia del retrato generacional que es capaz e hacer, el guión aborda una serie de temáticas que hablan de tú a tú al espectador español haciéndole reflexionar sobre un entorno más o menos próximo. La distancia emocional para con la generación youtuber, la paternidad en diferido, las nuevas formas de educación, la holística, el precio de la fama –literalmente: lo que cuesta ser famoso y tener a un hermano garrulo-, la identidad de género en los más pequeños, la leche de soja, de avellana y de coco, el cáncer de wifi y el porno como sedante mental.
Todo se confunde y se vehicula con inteligencia y talento pero de forma irregular, debido a la escasa naturalidad que aporta Therón al acabado final. Con todo, ‘Mira lo que has hecho’ puede ser una gran comedia si se le da más tiempo. La genialidad esta ahí, se ve de pronto en escenas cargadas de significado pero también de humor y ternura: en un bautizo genial o en un parto accidentado. Están ahí, pero el tambaleante desarrollo que separa los destellos hace que la serie de Berto no sea todo lo que puede ser; una dramedia extraordinaria para tiempos modernos.
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