'Las ocho montañas' narra con delicadeza una amistad masculina bella y dolorosa en una especie de versión heterosexual de 'Brokeback Mountain'

'Las ocho montañas' narra con delicadeza una amistad masculina bella y dolorosa en una especie de versión heterosexual de 'Brokeback Mountain'

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Ocho Montanas

Durante décadas, el cine modeló y perfeccionó la imagen de la masculinidad que se tenía en la calle y ha perdurado hasta nuestros días: los hombres no lloran, no tienen sentimientos, son duros como la roca. Pero con el nuevo siglo llegaron las nuevas masculinidades, las dudas, las preguntas, la necesidad de recontextualizar y enfrentarse a los tópicos, cuestionándose, de una vez por todas, qué significa ser un hombre en el siglo XXI. 'Las ocho montañas' habla de manera silenciosa pero inevitablemente sonora de la imposibilidad sentimental masculina en un tiempo en el que buscar tu lugar en el mundo es un reto en sí mismo.

It's guy love between two guys

'Las ocho montañas' no es una película que siga los ritmos que el cine mainstream tiene estandarizados: en lugar de hacer avanzar la trama, se dedica a pintar, con brocha pequeña, todos los detalles que delinean a dos personajes, Pietro y Bruno, cuya amistad a lo largo de las décadas se cimenta en la búsqueda del lugar en el universo de cada uno de ellos. Uno no puede, quiere ni sabe cómo salir de la montaña donde creció, al mismo tiempo paraíso y cárcel. Otro encuentra su valor en la otra punta del planeta, donde alejarse de la sombra de un padre al que nunca terminó de conocer lo suficiente.

Dos personas unidas por el silencio sentimental, la masculinidad más dolorosa, no decir nada para decirlo absolutamente todo. Pietro y Bruno no necesitan hablar todos los días para saber que son piezas que se complementan y sin las que su puzzle no está completo. Poco importa que, cada vez más, las visitas a la montaña se espacien a medida que uno de ellos descubra más sobre sí mismo: cada reencuentro se vive como si no hubiera pasado el tiempo. Pero lo ha hecho. Y de qué forma.

Ocho Montanas

'Las ocho montañas' plantea una dicotomía apasionante entre el hombre de ciudad, aprisionado entre coches en una cárcel de acero y el de montaña, libre y gozoso al sentirse en soledad, como parte de la naturaleza, pero al mismo tiempo consciente de que un simple desliz en aquellos parajes puede ser mortal. El padre de Pietro se sitúa entre ambos mundos, como si su personalidad dual se dividiera, tiempo después, entre los dos amigos, que separan sus caminos y se convierten en personas que, al no depender el uno del otro, realmente lo hacen más que nunca.

Te falta Nepal

La sutileza de la cinta te lleva siempre con delicadeza a lo largo de sus dos horas y media de metraje que, efectivamente, podrían recortarse con facilidad. Claro, pero haría perder matices a una historia que vive gracias a ellos: la soledad en compañía, los mensajes del padre de Pietro en la cima de la montaña, el descubrimiento inevitable de que emprender tu propio camino puede (y suele) ser inaudito y sorprendente, la familia perdida por culpa de un carácter heredado, la insensibilidad cuando se cumple el peor de tus augurios.

Montanas

La tonalidad de 'Las ocho montañas', que bascula entre la inocencia de sus primeros compases y la desesperanza de un tercer acto que nunca deja de torcerse, es tan rica y repleta de capas que uno solo puede admirar el gran trabajo de Felix van Groeningen y Charlotte Vandersmeersch a la hora de captar a la perfección dos vidas que transcurren perpendiculares emocionalmente pero con un único punto en común: una amistad perenne e incombustible.

No es baladí la comparación con 'Brokeback Mountain', una película basada en la relación de dos personas y la importancia de la montaña en sus vidas. Allí, como manera de vivir su amor libremente. Aquí, como el lugar central (y único) de una existencia que la convierte en su único punto de apoyo real: encerrado en su propia cabeza y con sus sentimientos reprimidos, Bruno la utiliza como excusa para no enfrentarse a sus problemas reales, relegando a su familia y sus amigos al ostracismo para centrarse en un paraje natural tan bello como peligroso.

Amigos para siempre, means you'll always be my friend

Acostumbrados como estamos a escenas catárticas donde los personajes se encuentran tras un tiempo de estar perdidos y comparten emociones y sentimientos, es aún más chocante ver en 'Las ocho montañas' cómo vence lo apocado, la lectura entre líneas, la amistad que, absolutamente contraria a la toxicidad, es tan pura como inexpresiva. Pietro y Bruno se alejan de la envidia y de los sinsabores de una relación íntima para acercar lo que les une tratando de entender lo que les aleja.

Y sin embargo, sería un error creer que la película cae en la dulzura: en el mejor de los momentos, cuando la alegría bulle por el cuerpo de ambos amigos y se encuentran en plena intersección de su relación, el ambiente es agridulce. Porque pueden pasar un momento juntos y celebrar, claro, pero su padre ya no está, sus caminos se han separado y es la única manera en la que ambos pueden ser felices al mismo tiempo: sabiendo que la otra persona estará para ellos durante unos meses antes de volver a desaparecer.

'Las ocho montañas' es una de las grandes películas de 2023 por méritos propios. Que su duración y la aridez que puedas intuir de su póster y argumento no te impidan ver la realidad: se trata de una cinta repleta de emociones inhibidas que recontextualiza la masculinidad llenándola de frases que quedan sin decir, fidelidad contra viento y marea, amor inefable y una necesidad, ahora más presente que nunca, de dejar tu huella marcada en un camino repleto de subidas rocosas e impedimentos sentimentales. Imprescindible.

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