Leí 'El señor de los anillos' por primera vez a los doce años, mientras estaba en la cama enfermo. Como tantos otros adolescentes impresionables caí embelesado por la épica historia de Frodo, la Comarca, Mordor, Gollum y el resto de la Comunidad del Anillo, con la salvedad de que, al terminar este (y, por supuesto, 'El hobbit'), ninguna otra obra basada en la Tierra Media me conquistó de nuevo.
Ni 'El Silmarillion' ni los apéndices, ni mucho menos las obras que terminó Christopher Tolkien. Quizá por eso sigo teniendo curiosidad por 'Los anillos de poder': por conocer -con sus licencias dramáticas- qué es lo que me estaba perdiendo. Y, por fin, en la segunda temporada puedo decir que ha captado totalmente mi atención: se siente como algo único, centrado, oscuro. La clase de relato que me hubiera encantado leer una y otra vez de adolescente... pero al que es imposible no verle los errores entre espadazo y espadazo.
Los anillos de poder (pero no querer)
Si esperabas que la temporada 2 de 'Los anillos de poder' se amoldara a lo que tú (en particular) esperabas que fuera, te vas a llevar un chasco: la serie de Amazon Prime Video tiene una hoja de ruta que está dispuesta a seguir hasta el final, tanto en tono como en narrativa, y eso conlleva seguir siendo fieles al camino que tomaron al final de la primera tanda de episodios. Sin embargo, el hecho de que sea continuísta no implica que no haya mejorado notablemente en muchos aspectos, como obvia consecuencia de tener la serie más clara en la cabeza de todos los implicados.
Mis dos mayores problemas con la temporada 1 han sido solucionados con creces. El primero, la manía de meter todas las tramas a lo largo y ancho de cada episodio, sin dejar ni una de lado, no permitiéndolas respirar y constriñendo la narrativa a simples bloques. En esta segunda entrega el equipo ha escogido sabiamente tres o cuatro subtramas por cada episodio y se ha centrado en ellas para poder explayarse mejor, darles un enfoque claro y poder narrar solo "eventos importantes" en lugar de verse obligados a tirar de relleno constante. Ya no arremolina personajes a lo loco dejando sensación de haber visto mucho pero sentido poco: ahora los episodios tienen fuerza dramática por sí mismos, dejan poso, marcan perfectamente su propio ritmo como unidad narrativa. Y la mejora es evidente.
De la misma manera es obvio que, tras el nacimiento de Mordor y la llegada de un enemigo común a toda la Tierra Media, 'Los anillos de poder' por fin puede dejar de lado la bienintencionada (pero aburrida) presentación de personajes y sus tramas de aventurillas sin consecuencias que tan largas se hicieron durante el primer tramo de la temporada pasada. Ahora, el listón ha subido, todos se juegan el futuro de sus razas y cada conversación, cada espadazo y cada susurro forma parte de su lucha por la supervivencia. La oscuridad ha tomado por asalto la alegría anterior. Los orcos campan a sus anchas, el mal domina la Tierra Media. A estas alturas de la historia, no podría ser más interesante.
Juego de anillos
Todo sea dicho: si la primera temporada no os atrajo en absoluto, es muy difícil que esta nueva lo haga porque cae en algunos de los mismos problemas que aquella. Hay conversaciones excesivamente largas que vuelven una y otra vez a hablar de los mismos temas, escenas añadidas tan solo para dar un momento espectacular antes de continuar con la trama palaciega y personajes cuyo camino y destino sigue sin estar claro (ese Isildur...). Forma parte del ADN de una serie imperfecta que, paradójicamente, contiene alguno de los momentos más épicos y perfectamente rodados del año.
Eso sí, no se puede decir que los showrunners no hayan puesto toda la carne en el asador con peleas espectaculares (esa primera aparición de Arondir) y un ligero cambio en el tono que hace que se sumerja definitivamente en las intrigas palaciegas, los susurros en bares y los bandos políticos bien situados. Por así decirlo, 'El señor de los anillos' se ha montado su propio 'Juego de Tronos' en Númenor. De momento, en estos tres episodios, le falta un poco de empaque y tiempo para explicar bien lo que está ocurriendo y sus consecuencias, pero tienen un amplio margen de mejora.
Aunque si en algo destaca 'Los anillos de poder', y esto no creo que sea una sorpresa para nadie, es en el apartado visual. Aunque con la llegada de la oscuridad hemos perdido esos espectaculares planos generales de parajes verdes y lugares épicos (producto, en parte, de haber cambiado su rodaje de Nueva Zelanda a Reino Unido), aún tenemos preciosos momentos, casi pictóricos, con los que quedarse embelesado. Ojalá poder decir lo mismo de un CGI que a ratos se nota a medio cocer (esas arañas del episodio 3), producto, quizá, de tener muchos más elementos fantasiosos que en la primera temporada y menos tiempo para limarlos.
La vieja del visildur
Las tramas continúan teniendo un poco para todo el mundo, pero, por suerte, han abandonado la pretensión de "serie para toda la familia" dejando al grupo de pelosos de lado (al menos en estos tres primeros episodios) y convirtiendo todas las tramas amables en complejas decisiones socio-políticas. Y es que 'Los anillos de poder' ha aprendido a hacer que las divisiones entre historias no queden tan súbitas y deshilachadas: desde el momento de la llegada de Sauron y la creación de Mordor, todas están unidas de alguna manera, y no permite la desconexión.
Aunque Isildur esté perdido en el bosque, Celebrimbor fabrique sus anillos, o la reina Miriel se prepare para su coronación, ya no se sienten como tramas individuales ante las que poder prestar más o menos atención, sino como parte de la misma historia-río. Aunque le ha costado conseguirlo, todo tiene lugar en la misma mezcolanza narrativa. Las consecuencias de unas decisiones resuenan en otros personajes totalmente alejados, y, así, 'Los anillos de poder' ha ganado en riqueza sin traicionarse a sí misma en ningún momento.
Cierto es que los fans de Galadriel pueden sentirse decepcionados al ver cómo el foco de la temporada ha pasado de la guerrera elfa a Sauron, pero a lo largo de los años probablemente veremos cómo el protagonismo central va variando continuamente entre personajes, según el momento vital de cada uno de ellos. No olvidemos que aún queda mucho por contar en 'Los anillos de poder' en una historia que ya nos han advertido que será, al menos, de cinco temporadas. El viaje acaba de empezar, y ya ha mejorado exponencialmente. Si este es su tope o aún queda margen para seguir creciendo, es algo que tendremos que comprobar a lo largo de esta temporada que, de momento, vuelve a hacer disfrutar con la Tierra Media. Visto lo visto, no es poca cosa.
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