"Mi sueño me trajo inseguridad y ansiedad". Kevin Bacon rechazó la fama para intentar convertirse en lo que él consideraba un "actor serio"

El síndrome del impostor parece haber sido una constante en la carrera del que, sin duda, es uno de los grandes actores de nuestro tiempo

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Afirmar que Kevin Bacon es uno de los grandes actores de nuestro tiempo no debería sorprender a nadie. Su versatilidad y su talento, demostrados en títulos tan variopintos como 'Mystic River', 'El leñador', 'El hombre sin sombra', 'Super' o 'Algunos hombres buenos' —por poner unos pocos ejemplos— hacen comprensible que, a lo largo de su carrera, haya logrado captar la atención de una cantidad ingente de focos, cámaras y miradas... muy a su pesar.

La inseguridad de la estrella

Según contó el actor en un episodio del podcast de Podcrushed, el detonante de la angustia generada por la fama llegó de la mano de 'Footloose', donde llegó a trascender la figura del actor para convertirse en una estrella pop; algo antagónico a sus deseos de convertirse en un "actor serio".

"Cuando me convertí en una estrella pop, lo último que quería ser era una estrella pop. Ya había pasado a querer ser Dustin Hoffman o Meryl [Streep] o John Cazale o [Robert] De Niro. Quería trabajar con [Martin] Scorsese. Quería hacer a Chekhov. ¿Sabes lo que quiero decir?
Estaba muy metido en mi idea de lo que era un actor serio, y de repente me dieron esta cosa [Footloose] que no era en absoluto un papel de actor serio. Así que lo rechacé por completo. Y realmente, creo que de alguna manera intenté sabotear esa parte de mí mismo y mi popularidad".

Bacon afirmó que, desde niño, siempre soñó con el estrellato, pero que una vez obtenido sólo reinó la incomodidad, asegurando que "Todo lo que había soñado me generó una tremenda cantidad de dudas en mí mismo, pero también ansiedad". Una angustia vital que se acrecentó, junto al síndrome del impostor, cuando se viralizó el juego Six Degrees of Kevin Bacon, en el que se intentaba relacionar a cualquier persona con otra a través del intérprete en seis grados de separación o menos.

"Por mi propia inseguridad como actor, el síndrome del impostor, pensé que la broma era que los grandes actores podían estar conectados con un perdedor como yo. Estaban diciendo, 'Mira, ¿puedes creer que puede estar conectado por Meryl Streep?' Por cierto, creo que ya había trabajado con Meryl Streep, así que ni siquiera era... Solo estaba en mi propia cabeza.
Finalmente aprendí a abrazarlo y me di cuenta de que realmente no iba a desaparecer. Es solo una idea".

Eso sí, el juego de marras le vino que ni pintado, ya que el bueno de Kevin aprovechó para fundar la organización sin ánimo de lucro Six Degrees y un podcast llamado Six Degrees con Kevin Bacon. Desde luego, hay que quererle.

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