La primera 'Scream' puede gustar más o menos, pero lo que nadie puede discutir es que fue toda una revolución para el cine de terror en Hollywood, provocando un breve resurgir del slasher, subgénero que había arrasado durante los años 80. Wes Craven y Kevin Williamson lograron no decepcionar con 'Scream 2', pero la tercera entrega notó la ausencia del guionista y la saga parecía que iba a morir ahí.
Tuvimos que esperar 11 años para el primer intento de reflotarla, todavía con Craven tras las cámaras y con Williamson ocupándose de nuevo de escribirla. 'Scream 4', muy estimable continuación que, por desgracia, tuvo tanto éxito como se esperaba. Eso nos dejó sin una quinta entrega con ellos de nuevo a los mandos, cosa que pasó a ser imposible tras la muerte de Craven en 2015.
Tras un poco afortunado de seguir exprimiendo la franquicia en televisión, este viernes 14 de enero de 2022 llega a los cines 'Scream', la primera película de la saga en la que ninguno de los príncipales artífices de la original tuvo un gran peso en su desarrollo -Williamson sí participa pero únicamente como productor ejecutivo-. Por suerte, eso no ha querido decir que estemos ante una mala entrega de la saga. Y es que es cierto que no es la mejor, pero sí que no es la peor y además da lo que promete.
Una buena recuela
Esta franquicia siempre ha estado marcada por la autoconsciencia, por su intento de jugar con los lugares comunes de este tipo de propuestas y ofrecer un sano cruce entre suspense y comedia. Todo ello aliñado con otros ingredientes para ofrecernos un whodunit que siempre busca sorprender al espectador.
Todo ello está también presente en 'Scream', donde se coquetea abiertamente con la tendencia habitual de Hollywood hacia las recuelas, esas películas que continúan la historia del original pero al mismo tiempo vienen a contar una historia bastante similar. Pese a la ausencia del personaje de Randy, aquí también se vuelve a hablar de las normas del cine de terror, y, como no podía ser de otra manera, el pasado vuelve a ser esencial en la construcción de la historia.
Eso quiere decir que además de los ya anunciados regresos de personajes míticos de la saga como Sidney Prescott (Neve Campbell), Gale Weathers (Courteney Cox) o Dewey Riley (David Arquette), también hay múltiples conexiones con el pasado, no todas ellas igual de afortunadas. De hecho, hay una esencial para la propia construcción de la historia que funciona bien como idea, pero no tanto cuando el guion de James Vanderbilt y Guy Busick vuelve sobre ello para ver cómo afecta a uno de los personajes principales de 'Scream'.
Sin embargo, no deja de ser un pequeño peaje a pagar para construir una película que realmente se siente como una entrega más de la saga y sin confiar más de la cuenta en los personajes ya conocidos. Todos ellos tienen una presencia reducida en pantalla y creo que es un acierto para así dar más entidad a la nueva generación de protagonistas. Eso no quita para que 'Scream' tenga una energía diferente siempre que Sidney, Gale o Dewey aparecen en pantalla.
Alrededor de eso tenemos la habitual presencia de Ghostface como asesino implacable pero que disfruta lo suyo haciéndoselo pasar mal a sus futuras víctimas a través del teléfono. Ahí la película es perfectamente identificable sin caer en la mera repetición, a lo que quizá haya ayudado tantos años de espera entre una y otra película.
Luces y sombras de 'Scream'
De hecho, como película de suspense es bastante competente manejando la identidad de los posibles sospechosos, coqueteando a su vez a menudo con situaciones similares a las de la primera entrega para luego manejarlas a su manera. Y eso que el trabajo de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett es quizá demasiado reverenciador al de Craven en lugar de centrarse más en las virtudes que mostraron en la muy entretenida 'Noche de bodas'. Hay pequeñas desviaciones, pero ahí se echa en falta más chispa y personalidad.
Tampoco es que sea algo negativo querer que la película parezca lo máximo posible una más de la franquicia, sobre todo en estos tiempos marcados por los odios hacia quien se atreve a hacer algo diferente con esa franquicia que tanto adoran, pero sí que resulta llamativo. En parte porque luego ni siquiera han recuperado a Marco Beltrami, compositor habitual de la saga,
Por lo demás, el toque meta sigue ahí y alegra la función en más de un momento, sobre todo en una escena que homenajea de forma directa a la película original por partida doble al mismo tiempo o en pequeños comentarios aquí o allá. El humor está bien integrado incluso en la propia resolución de la película, aunque justo es decir que la franquicia tendía a adelantarse en ese punto -todo el tema influencer de la cuarta entrega no adquiriría una dimensión equiparable hasta años después- y aquí llega en el momento justo.
Algo menos inspirada está en su faceta más dramática, pero eso tampoco es que pille por sorpresa en este universo, como también es verdad que es una película que difícilmente pueda dar miedo a nadie que no sea especialmente aprensivo, pero eso ya venía de serie. Hay algún sobresalto marca de la casa y ya. Tampoco esperaba otra cosa.
En resumidas cuentas
'Scream' es una bienvenida resurrección de una franquicia que, con la salvedad de su aventura televisiva, nunca se hundió tanto como para no seguir adelante con ella. Vuelve además esforzándose lo máximo posible por no repetirse demasiado, sorprender al espectador, hacerle pasar un buen mal rato y de paso arrancarle más de una risa. Misión cumplida.
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