‘Scream VI’ es mejor que su predecesora: un divertido whodunit que no aporta mucho a la saga pero está lleno de giros y amor por sus personajes

‘Scream VI’ es mejor que su predecesora: un divertido whodunit que no aporta mucho a la saga pero está lleno de giros y amor por sus personajes

3 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
Screamvi

Hablar de una sexta parte de una franquicia de terror no es tan extraño en un mundo en el que sagas como ‘Halloween’ siguen reinventando su forma de crear situaciones para resucitar a su asesino, sin embargo, en el caso de ‘Scream’ (1996) no es tan raro porque sus villanos suelen ser cambiantes y con efecto contagio, ese es el caso de 'Scream VI', la nueva y precoz entrega tras la quinta parte, que se tituló sin número el año pasado.

Hay que aplaudir la capacidad del colectivo Radio Silence, Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett, para conseguir una secuela en tan poco tiempo, y más una que consigue ser superior a la anterior en algunos aspectos, aunque puede que eso no sea tanto decir como parece. La anterior película no lograba ofrecer nada nuevo sobre la cuarta y dejaba claro que la mala leche de Wes Craven no se hereda de cualquier forma, adoptando las formas de una película de terror juvenil estándar que aquí continúa, acentuando algunos hallazgos de aquella.

Lo primero que llama la atención, y en lo que parece más cobarde que la anterior, es en su reducción de creatividad y efectividad gore en las muertes. Un ingrediente clave en el subgénero que aquí se ablanda respecto a la anterior, con set pieces no tan conseguidas y un juego del gato y el ratón menos atinado e imaginativo, por mucho que Jenna Ortega cite que la película hace buen programa doble con ‘Rojo Oscuro’ y los personajes lleven camisetas o citen a Dario Argento y el giallo. En este aspecto se notan las prisas, e incluso hay escenas que prometían más tensión, como la del metro.

Dos pasos por delante del espectador

No hay nada del glamour excesivo y el delirio operístico del cine de terror italiano de los 70, algo que sí lograba proyectar el propio Wes Craven en su ‘Scream 2’, precisamente, al condensar su filosofía del “más es más” en un último acto grandilocuente y teatral que aquí se trata de imitar en un espacio visual equiparable, como algunos otros motivos de aquella que se reformulan de distintas formas. Y ese racaneo en lo formal, esa adscripción al cine de estudio que luce a serie de televisión para público Young adult, lleva los apellidos de sus directores.

No hay ningún atisbo de estos Radio Silence en conformar una puesta en escena con inventiva, ofrecer ideas visuales que narren más allá del uso del montaje, certificando que en ninguna de sus populares películas han tenido interés en salir de una zona de confort que no va a resultar suficiente para encarar su “recuela” de ‘1997 Rescate en Nueva York’. Más allá de ello, y que el presupuesto de 35 millones de dólares no luzca por ninguna parte, el estilo actual les sirve para conformar un buen whodunit, uno con brío, acción y un juguetón desafío de las expectativas.

Screamvii

A pesar de muchas conveniencias —esa escalera “de mano” en un apartamento de NY— El guion de James Vanderbilt y Guy Busick es ocurrente y ágil, menos cargado de referencias meta, menos listillo, y más pendiente en subvertir lo que podemos esperar en un misterio criminal entre amigos. En este aspecto, es más parecido a los giallos policíacos rasos que estaban a la sombra de Argento que a un slasher, categoría para la que le hace falta mucha grasa y mala leche hasta encajar. A cambio tenemos un amor incondicional por sus personajes, de hecho, tanto, que llega a traicionar sus propios postulados, que se encarga de exponer la sobrina de Randy tal y como lo hacía este en la segunda parte.

Una secuela muy entretenida, pese a todo

La ventaja con respecto a la anterior es que los pequeños añadidos a la saga, como el cambio de emplazamiento, son en positivo. Cualquier novedad, cualquier elemento que ayuda a abandonar la comodidad del nido es bienvenido, después de un reboot que jugaba a recrear momentos de la original a modo de broma interna, pero peor reflejados que un modelo superior a todos los niveles. Por ello incluso la ausencia de Neve Campbell y David Arquette parece un buen empujoncito hacia fuera de los confines del territorio familiar que la saga no se atreve a dejar atrás.

Por ello en ‘Scream VI’ sobran personajes rescatados de otras secuelas y faltan nuevas motivaciones de los asesinos, una necesidad de abandonar el constante repiqueteo de las mismas frases y recursos, utilizados de formas parecidas pero no del todo, y abrazar nuevas formas de expresión del género, una apuesta estética verdaderamente rimbombante, como la de ‘La mujer en la ventana’ (2021) o cualquier aproximación a Ghostface que no sea la perspectiva de los fans, dentro de las películas o fuera de ellas, porque es aquí en dónde radica el problema.

Screamvia

Scream VI’ es tremendamente entretenida, pese a que tiene momentos que se hacen más largos de la cuenta por su falta de body count, pero no deja de ser un producto muy generacional, ideado para complacer a los fans que crecieron con las películas y a los recién llegados, pero fans al fin y al cabo. Y como todo producto que juega a los reflejos dentro de lugares cerrados acaba haciéndose repetitiva y pide a gritos abrir, ventilar y pararse a pensar qué tiene que ofrecer una franquicia de los 90 en tres décadas después, de lo contrario, la anunciada séptima entrega va transmitir agotamiento desde la primera escena.

Comentarios cerrados
Inicio