'Siberia' es un desastre insufrible, ni siquiera se salva Keanu Reeves

'Siberia' es un desastre insufrible, ni siquiera se salva Keanu Reeves

7 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
'Siberia' es un desastre insufrible, ni siquiera se salva Keanu Reeves

El merecido éxito de ‘John Wick’ revitalizó la carrera de Keanu Reeves, una de las estrellas más atípicas de Hollywood. A lo largo de su carrera ha huido de la atención mediática, pero el impacto de títulos como ‘Speed’ o ‘Matrix’ hizo que nunca le faltara trabajo. Sin embargo, uno encuentra más fracasos que triunfos en su filmografía y en la mayoría de los casos coincide que también son películas de dudoso interés en el mejor de los casos.

Todo apunta a que ‘Siberia’ será otro de esos títulos que no pasaría nada si el protagonista de ’La leyenda del samurái (47 Ronin)’ se hubiese ahorrado. Y es que estamos ante un absoluto desastre que va hundiéndose cada vez más tras un arranque lejos de ser memorable pero que al menos planteaba un escenario con posibilidades. El problema es que lo que viene a continuación se puede resumir con la expresión de mal en peor.

Un cóctel mal agitado

Reeves Ularu Siberia

La desaparición del socio de un tratante de diamantes cuando está a punto de cerrar un acuerdo millonario con un mafioso ruso es el punto de partida de ‘Siberia’, algo que lleva al protagonista interpretado por Reeves a intentar localizarlo tanto a él como, sobre todo, a la mercancía. No deja de ser una típica historia de trato que se complica por causas ajenas al personaje, pero hay tantas formas de desarrollar algo así que es suficiente para que queramos saber por dónde van a ir los tiros.

Ahí la primera decisión de Matthew Ross, director de la película, es optar por un ritmo vibrante o por un tono más reposado. Tampoco tenía mucho margen por el estilo de guion que firma Scott B. Smith, por lo que la segunda opción es la elegida, potenciando así la trama romántica que no tarda en hacer acto de presencia. Ahí agradezco que Smith se desvíe un poco de los tópicos, pero a cambio le reprocho que no plantee las cosas de una forma más estimulante.

Por decirlo de forma más clara, ella acaba queriendo acostarse por él un poco a modo de queja porque sus familiares van a asumir que ya lo ha hecho. No estoy muy familiarizado con la cultura rusa, pero al menos es una forma peculiar de intentar forzar la química entre los personajes. El problema es que la palabra mágica ahí es forzar y no química, ya que esta brilla por su ausencia en las interacciones entre Reeves y Ana Ularu.

‘Siberia’ es horrible

Reeves Siberia

De hecho, todo acaba resultando demasiado lánguido en líneas generales, monótono cuando llegan los momentos de pasión y descafeinado cuando llega la que podría haber sido la gran escena de tensión de la película para quedarse finalmente en algo demasiado soso. Entiendo que hay algo de intencionado en esa aparente gelidez que sobrevuela en todo momento, pero Ross nunca sabe sacarle provecho y acaba resultando una agonía que el espectador simplemente quiere que llegue a su fin cuanto antes.

Descartado el interés de la trama romántica, que tiene una presencia mucho mayor de la deseable y además envuelve también a una totalmente desaprovechada Molly Ringwald, nos queda el elemento criminal como el único arma que tiene ‘Siberia’ para no perdernos por completo. Al principio uno es más reacio a ese ir y venir del personaje, pero el guion de Smith nunca termina de saber muy bien qué quiere hacer exactamente con eso, añadiendo nuevos “jugadores” para no ofrecer nada mínimamente rescatable.

Lo que nos queda al final son los esfuerzos de Reeves por salvar con cierta dignidad la película, pero él nunca ha sido un actor especialmente expresivo y justo lo que necesitaba ‘Siberia’ es algún tipo de energía que revitalizase lo anodino que acaba resultando todo. El actor no lo consigue, pero tampoco cuesta nada decir que es de lo menos lamentable de una cinta que desearía no haber llegado a ver.

En definitiva, ‘Siberia’ es un desastre de película que va hundiéndose hasta llegar a un punto en el que uno se revuelve incómodo en la butaca de lo hastiado que llega a estar. No es el primer bodrio y seguramente tampoco el último de la carrera de Reeves, pero esperemos que tarde bastante en dejarse ver en otra pérdida de tiempo del calibre de la que ahora nos ocupa.

Comentarios cerrados
Inicio