'King & Maxwell', una serie de detectives más mediocre que simpática

'King & Maxwell', una serie de detectives más mediocre que simpática
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TNT últimamente tiene más apellidos que series de televisión. ‘Rizzoli and Isles’ son las reinas de audiencia del canal con más de seis millones de espectadores, ‘Franklin & Bash’ componen la cuota legal y ahora se han estrujado otra vez el cerebro para darle nombre a una serie de televisión de detectives: ‘King & Maxwell’, una de sus apuestas para este verano y que se estrenó en Estados Unidos el 10 de junio.

Sean King y Michelle Maxwell son dos antiguos agentes del servicio secreto que, tras ver arruinadas sus carreras, ahora se dedican a malvivir resolviendo casos en el ámbito privado en Washington D.C. Él es un hombre de palabras y ella una mujer de acción. Y, tras investigar la muerte de un amigo abogado, incluyen en el equipo a Edgar Roy, un hombre con algún tipo de autismo que es un genio de los números y de los ordenadores (y en general) y que intentará ayudarles a dar la vuelta a esos números rojos tan presentes en sus libros de contabilidad.

Que la descripción de los protagonistas sea tan anodina sólo tiene sentido si tenemos en cuenta que son una adaptación de los personajes de las novelas de David Baldacci, autor de ‘Poder Absoluto’ que fue llevada al cine por Clint Eastwood y de cinco libros que giran alrededor de los detectives privados con otro pendiente de publicación en otoño. Porque, si fueran originales, probablemente nadie hubiese comprado el proyecto.

La química de los protagonistas

Ellos son, que digamos, muy clásicos. Recuerdan obras de los ochenta y deberían ser la única razón por la que decidamos seguir la serie. Sus diálogos son inofensivos y son los típicos compañeros que se lo toman todo a broma, que compiten amigablemente y que al final del día están allí el uno para el otro. Con tensión sexual de por medio, por supuesto. Y, como el tono y las investigaciones son muy mediocres, sus interacciones deberían ser perfectas y con una química inigualable. No es el caso.

Rebecca Romijn (‘Ugly Betty’) y Jon Tenney, que había trabajado para el canal en el poco lucido papel de marido de Brenda Leigh Johnson en ‘The Closer’, son profesionales. Son dos actores correctos. Pero ni da la impresión que tengan suficiente carisma, ni los guiones les permiten muchos recitales. Resultan simpáticos en una serie que les exige estar espléndidos, por ser de manual y confiar tanto en ellos. Y el tercero en discordia, Ryan Hurst (más conocido como Opie en ‘Sons of Anarchy’), de momento aporta poco en los tres episodios vistos.

De la escuela de NCIS

El responsable, Shane Brennan, está siguiendo una estructura muy ligera y no parece que quiera trazar un arco longevo. En este sentido tiene la liviandad de ‘NCIS:LA’, serie que también creó, y se nota también en los secundarios que tienen en nómina. Michael O’Keefe y Chris Butler (uno de los fiscales de ‘The Good Wife’) tienen que interpretar a dos agentes del FBI con quienes topan muy a menudo con Sean y Michelle, y son tan básicos como antipáticos. Se comportan como si fueran enemigos cuando, en realidad, los detectives siempre les sacan las castañas del fuego y les revelan los culpables del delito en cuestión.

‘King & Maxwell’ puede que sea un entretenimiento veraniego pero incluso dentro de este poco exigente sub-género deben cumplirse unos mínimos y esta se corta queda. ¿Tiene potencial para erigirse en una buddy-series más divertida? Cosas más raras se han visto. Pero si no va a más, pues sus audiencias están siendo bastante malas, por lo menos nos quedarán estos títulos de crédito que son mucho más noir que la serie en sí misma:

En ¡Vaya Tele! | Verano 2013

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