El final de 'Yo nunca' es perfecto para la genial serie de Netflix: la temporada 4 mantiene todas sus virtudes y cierra la historia de Devi de forma impecable

El final de 'Yo nunca' es perfecto para la genial serie de Netflix: la temporada 4 mantiene todas sus virtudes y cierra la historia de Devi de forma impecable

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Cartel Temporada 4 Yo Nunca

Series de adolescentes hay muchas, pero la lista se reduce mucho si tenemos que hablar de aquellas que merecen realmente la pena y aún si queremos dar con alguna que tenga un enfoque realmente distintivo. 'Yo nunca' ha cumplido esos dos requisitos desde su llegada a Netflix en abril de 2020 y este 8 de junio es la fecha elegida por la plataforma para que todos nos despidamos de Devi Vishwakumar.

Seguro que todos los seguidores de la serie recuerdan dónde se había quedado 'Yo nunca' al final de su tercera entrega y, obviamente, la temporada 4 lo resuelve ya la escena inicial del primer episodio. También está claro que 'Yo nunca' vive del conflicto continuo y de ir resolviendo todos lo que surgen sobre la marcha pero con una asombrosa precisión. Todo ello hasta la llegada de un final que puede ser tildado de previsible, sí, pero que también resulta perfecto para la serie.

El sueño de Princeton

Una cosa que la serie creada por Mindy Kaling y Lang Fisher siempre ha hecho muy bien es la forma en la que maneja a sus personajes y los vínculos que hay entre ellos. Claro que todo gira alrededor de Devi y que una de las grandes revelaciones de 'Yo nunca' es la estupenda interpretación de Maitreyi Ramakrishnan, pero todo lo que hay a su alrededor siempre se ha desarrollado con mimo, siendo conscientes de que tenían que ser mucho más que personajes complementarios para su protagonista.

Ese punto es evidente con el resto de regulares del reparto, pero la temporada 4 vuelve a demostrar la pericia de sus responsables para introducir nuevos personajes con una función obvia desde el primer minuto -no puede ser más claro en el caso del Ethan de Michael Cimino ('Con amor, Victor')- sin que eso suponga una pérdida de frescura o entorpezca el ritmo envidiable de 'Yo nunca', donde el gran eje pasa a ser que es el último año de instituto para sus protagonistas.

Por ello, la superación del duelo por parte de Devi es algo que pierde relevancia -aunque no desaparece y, obviamente, vuelve a ganar importancia al final de temporada, donde se cierra el círculo de forma intachable- para centrarse más en las dificultades que va surgiendo para intentar culminar su sueño de estudiar en Princeton. De esta forma, 'Yo nunca' puede incidir una vez más en las inseguridades de su personaje central sin apostar con tanta fuerza por las tramas románticas como principal impulsor narrativo. Ni mucho menos penséis que ese eje de la serie desaparece -de hecho, es la temporada que más sexualiza a su protagonista, aunque sin excederse tampoco por esa vía-, pero esta decisión ayuda a aliviar la inevitable sensación de repetición que a estas alturas podría haberse vuelto muy en su contra.

Yo Nunca Temporada 4

Lo que sigue completamente intacto es el humor característico de 'Yo nunca', especialmente brillante en el uso de John McEnroe como narrador. Ahí la serie siempre ha tenido un gran desparpajo fruto de un trabajo de guion donde no solamente se tienen las ideas muy claras, sino que además se introduce todo el tema de la representación con una naturalidad envidiable. Aquí realmente es algo que marca a sus personajes y se trata con respeto, pero también es fuente de bromas cuando la ocasión lo requiere. Y además tampoco se vive solamente de eso, tal y como se demuestra con Trent, un personaje que en cualquier otra serie podría haber sido un desastre o caer en lo repetitivo al de varias apariciones pero que aquí sigue brillando siempre que parece en pantalla.

Sí es verdad que hemos llegado a un punto en el que todos nos olemos cómo se van a desarrollar cada una de las tramas que se van proponiendo, pero es que ahí sucede algo curioso, y es que prácticamente todas ellas se retroalimentan entre sí, haciendo que lo realmente esencial sea la mezcla que surge. Puede ser que algunas queden un poco más desconectadas del resto -pienso sobre todo en las dedicadas a la madre y la abuela de Devi-, pero incluso ahí sus responsables acaban acertando por diferentes aspectos, sea por el efectivo fichaje de Jeff Garlin o por la forma en la que permite que Nalini también termine de superar el duelo por la pérdida de Mohan.

Y es que una de las grandes claves de esta temporada 4 es que todo está encaminado hacia un cierre en el que no se arriesga lo más mínimo, pero es que 'Yo nunca' tampoco ha vivido nunca de eso, sino de la forma en la que da voz propia a un relato adolescente que a la hora de la verdad echa mano de soluciones vistas en muchas producciones similares. Además, lo realmente importante aquí no es tanto con quién acaba Devi o si logra ir a Princeton, sino la autorrealización personal tanto de ella como del resto de protagonistas y que todos ellos acaben en una situación en la que sentirse satisfechos con lo que han conseguido y lo que les espera por delante. Eso lo hace muy bien, trasladando de paso esa sensación de bienestar a un espectador que a estas alturas es básicamente lo que está deseando por encima de todo.

Yo Nunca Devi Temporada 4

No tengo ningún problema en reconocer que voy a echar mucho de menos a Devi y el resto de personajes, pero se me ocurre muy poco que se pueda mejorar en sus 40 episodios más allá de alguna subtrama que quizá no funcionaba tan bien como el resto de forma individual pero que tampoco desentonaba para nada. Y es que 'Yo nunca' ya es por méritos propios una de las mejores series de instituto de todos los tiempos, y, por supuesto, una de las mejores series de Netflix de lo que llevamos de año.

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