'La sirenita' tiene a la Ariel perfecta en un blockbuster solvente pero irregular con unos diseños que se hunden bajo el mar

'La sirenita' tiene a la Ariel perfecta en un blockbuster solvente pero irregular con unos diseños que se hunden bajo el mar

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La Sirenita

Creativamente, y quitando alguna excepción que se aleja lo suficiente del original como 'El libro de la selva', los remakes en acción real de Disney son un erial. Es la repetición por la repetición, casi más como un simple ejercicio de estilo que como película con fuste propio. Se vio en 'El rey león', que era literalmente lo mismo pero con mucha menos expresividad y emoción, en 'La bella y la bestia', donde se perdía toda la magia, y ahora en 'La sirenita', que consigue lo más difícil (encontrar una Ariel a la altura) pero fracasa en lo más sencillo (conseguir unos diseños que consigan salir del Valle Inquietante).

Vives contenta siendo sirena

¿Qué buscamos en un remake de una película que hemos visto mil veces y vive en nuestra cabeza escena por escena y canción por canción? ¿Queremos algo que sea absolutamente igual, como si fuera una copia al carbón, o buscamos la visión que un nuevo director puede traer a la historia que conocemos de sobra? 'La sirenita' intenta aunar lo nuevo con lo de siempre, ahondando en la personalidad del príncipe Eric con éxito y trayendo a la palestra algunas nuevas canciones que, por mucho Lin-Manuel Miranda que esté detrás, se sienten como un chicle estirado.

Si lo que quieres es escuchar las canciones de siempre, estás de enhorabuena: Halle Bailey, más allá de la estúpida polémica de turno, es la Ariel perfecta. Su voz llena la pantalla y quita cualquier duda de un plumazo desde los primeros acordes de 'Parte de él'. Es una cantante fabulosa que sabe captar los matices de la historia al vuelo: sin ella, 'La sirenita' no tendría razón de ser. Es una auténtica maravilla y un acierto brutal de casting por parte de Disney.

La Sirenita 1

El problema es que está rodeada por criaturas en CGI que cometen el mismo error que 'El rey león': intentan ser realistas. El diseño de Sebastián introduce un poco de cartoon en el diseño del cangrejo llevándolo directamente al Valle Inquietante y Scuttle (una maravillosa Awkwafina a la que poco se le está reconociendo el mérito) es lo más parecido a un personaje de dibujos animados que vamos a ver en un remake de este estilo, pero Flounder hunde el CGI en cada una de sus secuencias. Por algún motivo, Rob Marshall ha decidido no dar ningún tipo de expresividad al amigo de Ariel y dejarle como un pez que parece enfermizo. Es una pena, porque no ayuda a que nos creamos ese fondo del mar más colorido de lo esperable (ojo al final de 'Bajo el mar', en la que, por una vez, clavan la mimetización) pero, al mismo tiempo, tremendamente solitario.

Escucha la canción, ahora bésala

Al César lo que es del César: aunque la película tiene más sombras que luces, es un acierto absoluto dar personalidad al príncipe Eric para poder entender mejor a un personaje que resultaba plano en la cinta original. También es cierto que no se han comido la cabeza demasiado y su historia simplemente mimetiza la de Ariel, enfatizando que ambos están destinados al amor porque sus circunstancias son similares. Es infantil y obvio, pero funciona. Pero si han sido capaces de buscar tridimensionalidad en los personajes, ¿por qué hay otros momentos de la película donde se pierde por completo?

Bardem 1

Pienso en 'Pobres almas en desgracia', la versión que Melissa McCarthy más o menos logra sacar adelante como una Úrsula cuya personalidad no termina de estar definida a lo largo del metraje. En uno de los cambios más incomprensibles, Ariel se da cuenta de la maldad de aquella con la que está a punto de hacer un trato (sobre todo, porque la película lo acentúa incluso más que en la de animación hasta un punto casi autoparódico) y se aleja, pero pese a todo termina cayendo en sus garras medio minuto después. De alguna manera hay que llenar más de 50 minutos de nuevo material, ¿no?

Disney tiene que hacer una reflexión seria sobre la duración de este tipo de productos: si en 1989 apenas llegaba a una hora y media, tiene que haber una justificación real para extenderse hasta las dos horas y cuarto. La historia del príncipe está muy bien, sí, pero el resto de añadidos no terminan de funcionar (más allá de un estupendo rap a lo 'Hamilton' entre Sebastian y Scuttle). Las canciones se hacen insípidas, las tramas alargadas, los nuevos personajes vacíos y todo se siente como una excusa para llenar minutos sin un motivo real detrás. Al final, una vez saciada la nostalgia, serás tú el que quiera acabar bajo el mar.

Pobres almas en desgracia

Obviamente, la película entera es un festival de CGI. A nadie debería tomarle por sorpresa, claro, no se puede pedir naturalismo al remake de 'La sirenita', pero en ocasiones es demasiado obvio que los actores tratan de hacer un buen trabajo hablando a una pantalla verde o intentan parecer magnificentes cuando realmente todo lo que pueden hacer es chapotear para seguir a flote. Javier Bardem es el mejor ejemplo de esto: trata de inferir personalidad al Rey Tritón pero el guion no es lo suficientemente bueno como para hacer de esta una interpretación legendaria.

'La sirenita' satisfará al público que exige un chute de nostalgia fascinado por los vídeos de Youtube donde amateurs rehacen escenas Disney plano a plano, pero su interés se queda ahí, en la simple mnemotecnia cinematográfica. Sí, los números musicales de siempre resplandecen con luz propia, pero no hay nada más allá. Es la magia de Disney reducida a canciones y escenas que ya conocemos con un aliño de novedad que a ratos se agradece y a ratos es más molesto que otra cosa. Pero la pregunta que deberíamos hacernos es: tal y como lo plantea Disney sus remakes, ¿este es el tope al que puede llegar? ¿Hasta dónde se puede capitalizar la nostalgia?

Halle Bailey tendrá que ir a un quiropráctico después del estreno, porque ella sola lleva a su espalda toda la película. Y es que Rob Marshall, el director, que ya demostró ser capaz de convertir la magia en pasta insípida en 'El regreso de Mary Poppins' y 'Into the woods', se queda en un punto medio entre crear su propia versión y canibalizar la anterior.

El resultado es frío y torpe, pero al mismo tiempo con la seguridad de estar todo el rato en terreno conocido con una Ariel que brilla por sí misma pero no puede hacer milagros con el festival de CGI, nuevas canciones mediocres y diseños ultrarealistas con el que este nuevo remake vuelve a decepcionar. Eso sí: depende mucho de vuestra visión al respecto de estas películas, de la que todos sabemos ya qué esperar. Si disfrutaste con 'La bella y la bestia' y 'Aladdin' es muy poco probable que no salgas con una sonrisa de oreja a oreja y canturreando "Si no te quieres arriesgar, bajo el mar te quedarás", una línea de canción que al mismo tiempo es resumen perfecto de todo lo que puede dar de sí esta sirenita.

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