El panorama de los estrenos streaming se ha convertido en una especie de ruleta rusa en la que poca gente pica de cualquier manera, o al menos, no todos esperan ya encontrar lo que buscan en una plataforma, ya sea por desconfianza y malas experiencias heredadas, ya sea porque la propia naturaleza de la forma de consumo lleva a encontrarse con decepciones y expectativas de difícil ajuste con la necesidad de consumo. Por ello, incluso los fans del terror pueden pensar que ‘The Funeral’ es un material de relleno más, pese a venir con la marca de Sitges.
Es normal que nos encontremos que el cine de terror tenga producciones de baja proteína destinadas a rellenar catálogo, incluso podemos encontrar producciones de Amazon avaladas por Blumhouse, como ‘House of Spoils’, que resultan una pérdida de tiempo, pero a veces olvidamos que mucho de lo que llega y no se publicita es una producción independiente que depende ya del streaming para poder ser vista, y ese es el caso de muchas producciones europeas estupendas que tienen una pequeña oportunidad en festivales internacionales y luego tienen una distribución deficiente.
Esta nueva película dirigida por Orcun Behram podría tener más atractivo por venir del autor de una obra de terror tan singular como ‘The Antenna’, pero incluso aquella no ha llegado a estrenarse en España, por lo que es complicado que una llame a la otra. Algo que deja patente la burbuja de los festivales y la dificultad de que lo que tiene allí repercusión rompa la cortina para llegar a un público potencial que en ocasiones no se entera ni siquiera de que una propuesta como esta aparece disponible en AMC+ o Planet Terror.
Joyas perdidas en el océano del streaming
En realidad, todo es tan complicado que quienes vimos la película en festivales como Sitges, como en este caso, no tenemos claro cuando aparecen comercialmente, a pesar de que tengamos especial interés en comentarla y compartirla. Dicho esto, el cineasta turco vuelve con un romance fúnebre que parte de una idea sórdida ubicada dentro del relato gótico, que a veces parece un psycho thriller con no-muerta hasta que da un giro ocultista inesperado. Esta ‘Cenaze’ presenta una mezcla única de elementos sobrenaturales y suspense con la sociedad conservadora turca como telón de fondo.
Definida por su creador como una “road movie nekromántica”, la trama gira en torno a Cemal, un conductor de coches fúnebres de 40 años interpretado por Ahmet Rifat Sungar, que lleva una vida solitaria hasta que su mundo da un vuelco cuando le encargan transportar el cadáver de una joven llamada Zeynep, interpretada por Cansu Türedi, a casa de sus padres. La única información que tiene es que ha sido brutalmente asesinada y debe mantener la discreción y realizar el trabajo casi de forma clandestina, pero su viaje da un giro extraño cuando Cemal descubre que Zeynep no está del todo muerta.
Cautivado por ella, inicia una peligrosa búsqueda para satisfacer sus necesidades, lo que incluye cometer asesinatos para alimentarla, cayendo en una espiral de obsesión que lleva a una persecución nacional de un asesino en serie y algunas revelaciones inesperadas. Lo que en principio parece una especie de nueva ‘Mi novia es una zombie’ se va adentrando en otro terreno sorprendente, casi inédito en el terror europeo reciente, con un siniestro tercer acto que ofrece a los espectadores más pacientes mucho más de lo que sugería su minimalismo inicial.
Raíces del gótico clásico con sorpresa
‘The Funeral’ juguetea con la idea de la reviniente en una especie de versión deprimente y poco glamurosa de ‘Bones and All’, sin mullets ochenteros ni actores de moda, que retrata una Turquía decrépita a través de una turbia a fotografía, dirigida por Engin Ozkaya, que capta una belleza inquietante en la desesperación de dos almas aisladas. La trama principal con un personaje obligado a matar para dar de comer a otro recuerda a las clásicas dinámicas de ‘La tienda de los horrores’, ‘Baby Blood’, o en este caso concreto a la reivindicable ‘Mortal Zombie’, pero en este caso resulta en una película insospechada por su giro plenamente de horror, que eleva el concepto de partida a otro nivel.
La gran sorpresa se va polinizando con algunas ideas que parecen salidas de ‘La autopsia de Jane Doe’, aunque aquí el motor principal es acompañar a los personajes mientras traspasan zonas grises del confort moral para reformular al antihéroe gótico más decadente, en forma de un chófer funerario turco que parece encontrar la única motivación en su vida en un amor imposible. En realidad, la premisa hasta puede verse como una nueva variación de ‘El Viyi’ (1967).
En aquella se narraban las escalofriantes madrugadas de un hombre velando el cadáver de una bella bruja, aunque esta ‘The Funeral’ tiene más en común con la versión yugoslava del relato de Gogol, ‘Stevo Mesto’ (1990), que incluía una dimensión necrófila tangencial con Edgar A. Poe y en este caso se transforma en una historia que podría haber firmado el Rob Zombie más sobrenatural, una dimensión esotérica que al final tan solo hace que la imposible relación de ambos personajes forje vínculos que convierten su fatalismo en una fantasía romántica conmovedora, dentro de su realismo desesperanzado.
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