La novia Cadáver, lo nuevo y lo de siempre

La novia Cadáver, lo nuevo y lo de siempre
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Tim Burtón estrenó el pasado viernes La Novia Cadáver, su nueva incursión en la animación Stop- Motion,, tras Vincent y Pesadilla Antes de Navidad. En esta ocasión adapta un cuento popular llevándolo a su terreno por completo.

La película es una delicia. Narrativamente supone un paso adelante con respecto a anteriores propuestas de Burton, con momentos de auténtica belleza como las secuencias en las que los personajes tocan el piano. Una cámara aerea e invisible en el mundo de los vivos, y tomas más enfáticas en el terreno de los muertos. El guión es de un sencillez apabaullante, un tanto previsible sin que esto entorpezca el resultado final de la narración, siempre gozosa, e increíblemente cuidada, especialmente en sus primeros veinte minutos. Una historia muy oríginal (y muy Burtón) plagada de ingeniosos chistes sencillos (lo cual no es nada fácil, generalmente se es ingenioso o sencillo, no las dos cosas a la vez) de una limpieza perfecta. Como es marca habitual de la casa encontramos tambien momentos de una dulzura y un románticismo casi excesivos, acompañados con un contrapunto (una broma, un detalle) que sostiene la historia permanentemente.

Lo único que cabe reprocharle es resultar un tanto reitarativa en lo que a "universo personal" se refiere. Hay momentos casi calcados de Beetle Juice en el tramo final, y, a pesar de la originalidad de la propuesta comparada con la mayor parte del cine infantil actual, es demasiado igual a muchas de las anteriores propuestas de Burton, nada que ver con la apasionante via emprendida con Big Fish, y casi una vuelta atras, a casa, a terreno conocido. Lo cual para sus fans puedes ser excelente, pero también corre el riesgo de agotar la propuesta.

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