Bajo el poder de la promoción

Bajo el poder de la promoción
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Hace 30 años se estrenó la película Tiburón en el festival de San Sebastián, y por raro que parezca la película pasó sin pena ni gloria. El resto ya lo conocemos, uno de los más grandes éxitos de la historia del cine y seguramente la mejor película de Spielberg. Sin embargo, mi pregunta radica en cómo valorar un éxito. ¿Qué parte de culpa tiene el marketing? Vale que a Tiburón le respaldaba un gran estudio, pero cual pensáis que fue la reacción de los productores ante el frío recibimiento de San Sebastián.

Añadamos un punto más a la reflexión, ¿qué parte de culpa tendrá en el éxito de Mr. & Mrs. Smith el sonado romance de Brad Pitt y Angelina Jolie? ¿Cuál será el motivo por el que el público se acercará a ver la película? Estoy seguro que en la promoción de la película se hará alusión a este romance independientemente de la calidad de la misma, y cogiendo un buen pellizco en taquilla la semana de estreno.

Entonces, ¿por qué se ven la películas? ¿Cuál es la línea que separa un éxito de un fracaso? Tapas fue al festival de Málaga, lo ganó y con esa publicidad ha logrado sobrevivir estos meses, incluido lo buena película que es. Pero, ¿qué hubiera pasado sin el resultado de Málaga? ¿Habría ido público a verla? Tapas consiguió pasar la prueba, y eso que es una película española, con el handicap que eso supone, pero otras muchas no lo logran.

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Ese es el caso de ‘Quince días contigo’, la película de Jesús Ponce, que ha gustado, pero a la que el público le ha dado la espalda. ¿Cuántos espectadores tenían noticias de la misma? ¿Había dinero o el morbo de un romance lo suficientemente fuerte como para atraer al público a las salas donde se exhibe? La cuestión es que desaparecerá de las pantallas, y no por falta de calidad.

Y esta semana se ha estrenado Primer, la película de Shane Carruth, prácticamente lo hace todo en ella, que con dos duros y el apoyo de sus amigos ha hecho un thriller con el que ha triunfado y ganado el festival de Sundance. Sin dinero para la promoción y el respaldo de una fuerte productora en España, ¿cuántos espectadores sabrán de su existencia? Sólo el boca a boca de la gente que vaya a verla a las salas de V.O. lograrán mantenerla viva en la cartelera.

Para finalizar, leo en la columna de Diego Galán una cita que atribuye a Fernando Fernán Gómez, con la que se refería a estos casos explicando el motivo por el que tal o cual película no había gustado:

“No es que no haya gustado, sino que no han ido a verla, y la pregunta que hay que hacerse es por qué no han ido a verla.”

Aunque a algunos nos duela, el séptimo arte ha pasado a ser pasto de la fuerza de la promoción, y lo peor es que eso va en perjuicio del buen cine y de los espectadores. Ya va siendo hora de que nos rebelemos.

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