‘Ladrones’, el morbo de los bajos fondos

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‘Ladrones’ es la historia de un joven (Juan José Ballesta) obligado a recomenzar su vida tras salir de un centro de acogida. Aunque lo que se le da realmente bien es la sustracción de carteras, se emplea como peluquero. Pero sus intenciones cambiarán cuando conozca a una chica (María Valverde) de familia bien que roba por afición. Mientras le enseña a su nueva socia el oficio de carterista, el joven buscará desesperadamente a una madre a la que no ha visto en años.

Jaime Marques Olarreaga dirige esta cinta que destaca principalmente por la originalidad de su apuesta estética y por la habilidad para combinar frescura con naturalismo. Planos repletos de luz, grandes masas blancas, encuadres amplios, pero no por ello vacíos o llenos sólo de frialdad son lo que ocupa la pantalla del primer film de este guionista y director.

Tanta claridad deslumbra, como deslumbra su tráiler, pero la historia se agota rápidamente y el autor se encuentra con que no tiene más remedio que rodar uno de esos finales que sería preferible que no tuviesen que llegar nunca. ¿Cómo acabas un film que probablemente se dirige a un público más juvenil que crecido dejando libres a los criminales? El forzado giro de los acontecimientos es inevitable y Marques estropea toda su narración con una moralina molesta y postiza. Pero es necesario indicar que otro tipo de conclusión tampoco sería posible. La historia que se cuenta en ‘Ladrones’ podría haber continuado por siempre o haber finalizado como finaliza. No existían más posibilidades y esto se va adivinando según avanza el metraje, lo cual convierte el final en algo aún más fastidioso. Con todo y con ello, el tono grave con el que se cierra la película, ajeno al tratamiento que tiene el resto del film, supone un cambio de tercio tan radical como innecesario.

No sabría decir si a pesar de o debido a la juventud de los protagonistas, la sensualidad es otro de los factores mejor perfilados del film de Marques. Aunque los momentos en los que se permiten escarceos amorosos son breves y escasos, la totalidad de la película respira un aire carnal. En este aspecto influye mucho la presencia de ambos actores. Tanto Juanjo Ballesta, como María Valverde, y quizá especialmente ella, con un físico tan mórbido, transmiten un atractivo que llama a los bajos instintos.

Ya mencionados los intérpretes en cuanto a su aspecto físico, su trabajo merece también ser señalado como uno de los valores de ‘Ladrones’. Tienta decir que ambos llevan a cabo actuaciones brillantes porque están su papel. En el caso de Valverde me atrevería a afirmarlo con rotundidad pues la otra intervención que le conozco era el destrozo del film de Antonio Hernández Los Borgia’, por otro lado muy recomendable. Y en cuanto al joven Ballesta, probablemente tampoco estaríamos muy lejos de la verdad, aunque lo difícil en este caso sería compararlo con otro registro pues no le conozco personaje en el que se haya alejado del rol de macarra en el que está encasillado y del que, como se puede comprobar aquí, es posible que no se desmarque en la vida real.

Cierto es que he dedicado el párrafo más largo a criticar negativamente el final de ‘Ladrones’. No por ello quiero que la sensación genérica que resulte de esta observación sea la de mi disconformidad con la película. Muy al contrario, la opera prima de Marques, vista en el Festival de Cine Español de Málaga donde obtuvo el Premio Especial del Jurado—, me sorprendió gratamente y me imbuyó de optimismo con respecto a lo que pueden ofrecer en el futuro tanto su director como el cine español en general.

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