'Asalto al tren Pelham 123', actualización mareante y vulgar a cargo de Tony Scott

'Asalto al tren Pelham 123', actualización mareante y vulgar a cargo de Tony Scott
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'Asalto al tren Pelham 123' es el título con el que se ha estrenado en nuestro país 'The Taking of Pelham 123', un remake dirigido por Tony Scott y protagonizado por Denzel Washington y John Travolta, que ha funcionado bastante bien en taquilla; en España logró incluso desbancar a 'Harry Potter y el misterio del príncipe'. ¿Y qué nos ofrece esta colaboración entre Scott y Washington? En pocas palabras, un thriller actual, en el peor sentido de la expresión.

El divertido Rafa Martín, uno de los responsables de Las Horas Perdidas, se ha referido a la calidad de 'Asalto al tren Pelham 123' con la siguiente frase: "Bien, no da ganas de vomitar". Es un buen resumen. También podría decirse esto: "Bueno, las he visto peores". Realmente hemos llegado a este punto, a uno en el que lo habitual son reacciones como éstas, en el que da pena mirar la cartelera, y ya nos conformamos con ver algo que no nos provoque un salvaje tumor cerebral instantáneo. No sé qué pensaréis vosotros, pero a mí me parece muy preocupante la situación actual; ahora, mi única ilusión al ir al cine es tragar palomitas dulces.

Más de treinta años después de la película original, se nos vuelve a plantear el particular secuestro de los pasajeros de un vagón del metro de Nueva York, lo que unirá los destinos de dos hombres, el cabecilla de los delincuentes y el encargado de vigilar el correcto funcionamiento de las líneas del metro. En la primera versión, teníamos un duelo entre Walter Matthau y Robert Shaw, cargado de tensión y suspense, en la nueva versión nos han puesto a Washington y Travolta, en un enfrentamiento caracterizado por conversaciones vacías y diálogos vulgares, llenos de tacos (es rara la frase en la que no incluyen un "joder" o un "puto").

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No es lo único que se ha modificado. La historia del Pelham ha sufrido un proceso de actualización en todos sus aspectos, perdiendo por el camino todo lo bueno que había en la entretenidísima película dirigida por Joseph Sargent en los setenta. Los secuestradores ya no son misteriosos, ni tienen normas, ni nombres de colores ('Reservoir Dogs' no fue la primera en hacer eso, no); los malos de la versión actual son simples criminales, vulgares y malhablados, gorilas armados que se ríen a carcajadas por tonterías y no tienen reparo en matar a quien sea.

A estas alturas, todos sabemos ya de qué pie cojea el señor Tony Scott, curiosamente, responsable de títulos muy populares y exitosos en taquilla, a pesar de que no es un realizador talentoso, ni mucho menos; suyos son títulos tan conocidos como 'Top Gun', 'Amor a quemarropa' (su mejor película) o 'Enemigo público'. 'Asalto al tren Pelham 123' es la cuarta vez que el realizador cuenta con Denzel Washington para el papel protagonista, y parece que por ahora puede ser la última, porque la que tenían en el horizonte, 'Unstoppable', sobre un tren que hay que detener como sea para evitar que se estrelle y provoque una catástrofe (la originalidad es apabullante), tiene problemas de financiación y es posible que se cancele.

'Asalto al tren Pelham 123' es otra muestra de lo que puede hacer este realizador. O sea, muy poca cosa, casi nada. No hay más que ver el prólogo, una pieza mareante y desesperante, para echarse las manos a la cabeza y empezar a levantarse de la butaca, con la intención de huir lo más rápidamente que se pueda (teniendo cuidado de no tropezar, con la vista afectada por tantas chorradas visuales en tan poco tiempo, más propias de un niño que necesita probar todos los botones que tiene delante). Afortunadamente, la cosa se queda más o menos ahí, en los interminables minutos que duran los créditos y que Scott aprovecha, además de para intentar destruir nuestro sentido común, para presentar la entrada de los secuestradores en el Pelham.

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A partir de ahí, Scott se calma un poco y sus delirios audiovisuales se suceden con menos frecuencia, lo que permite el tranquilo visionado de la película, mucho más hueca, aburrida y ruidosa que la original. Con la excusa de "reinterpretar" la novela de John Godey, se inventan más tiros y más accidentes, y entre otras cosas, tienen la "genial" idea de cambiar el estupendo final de la primera versión para crear uno téoricamente más trepidante, más típico y más propio del cine de acción; el resultado es tremendamente peor, y el supuesto plan perfecto queda de lo más incoherente. A todo esto, la película no es tan rematadamente mala como puede parecer, o al menos, como dije antes, las he visto peores.

Podemos salvar de la quema a Washington, que a veces lo intenta (otras veces se le nota que no se cree nada de lo que hace o dice su personaje), a Travolta, que se lo pasa pipa y llega a caer más simpático que el bueno de Garber (cuando no aburre contando batallitas o haciendo preguntas inútiles, claro), y a James Gandolfini y John Turturro, aunque deben ocuparse de unos papeles realmente bobos. En resumidas cuentas, otro remake innecesario, una película que no aporta absolutamente nada y que no merece el dinero que cuesta la entrada.

1,5
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