'Factótum', la débil soledad del escritor

'Factótum', la débil soledad del escritor
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A Charles Bukowski se le ha intentado adaptar varias veces en el Cine, siendo probablemente la más famosa 'El Borracho', película de la que él mismo hizo el guión, y que contaba con la presencia de Mickey Rourke dando los últimos coletazos a una época en la que demostró ser un gran actor, incluso con éxito, algo que nunca más volvió a disfrutar. Ahora nos llega 'Factótum', con el mismo personaje Henry Chinaski, alter ego del propio escritor, y que es una adaptación de la novela de idéntico título, más trozos de otros libros suyos.

Chinaski es un escritor alcohólico que tiene una filosofía en la vida de lo más simple: beber hasta reventar, acostarse con cuántas mujeres pueda y escribir todas las experiencias que va teniendo a lo largo de los días. Experiencias que resume en unos artículos que manda periódicamente a unas cuantas publicaciones. Mientras tanto, en los trabajos que va consiguiendo, lo expulsan porque no es capaz de conservarlos mucho tiempo.

La película goza de algo muy bueno, los actores, que realizan convincentes interpretaciones de sus personajes, aunque no llegan a estar sobresalientes. Matt Dillon es el protagonista absoluto, y es una gozada seguir comprobando la enorme versatilidad de este actor, que nunca ha tenido el reconocimiento que se merece. Hace suyo a Chinaski, se apropia del personaje de tal forma que prácticamente creemos que él podría ser Bukowski, aunque no se le parezca en nada. Le acompañan una efectiva Lili Taylor, de la que podríamos decir que ésta es una de sus mejores interpretaciones, Jan, una mujer que va y viene en la vida del protagonista, una mujer solitaria como él, aunque un poco más centrada en las cosas (es mujer y sabe lo que quiere: estabilidad). También sale, aunque mucho menos, Marisa Tomei, representado a una de esas mujeres mucho más pasajeras en la vida del protagonista. La actriz, ganadora de uno de los Oscar más sorprendentes de toda la Historia del Cine, demuestra en este film que puede actuar muy bien, algo que no suele hacer en la mayoría de las películas que hace.

Sin embargo, el problema reside en su director, también guionista, y en su puesta en escena. Bent Hamer no le pone la más mínima pasión a la hora de narrar los hechos. Todo lo que cuenta la película está muy bien: vive el momento, disfruta a tope, saboréalo todo... ¿y? Hamer se queda en la propuesta, sin ser capaz de desallorarla al cien por cien, quedándose a medias en muchos momentos, sin ser capaz de llevar al límite al protagonista. La puesta en escena es totalmente vacía y sin personalidad, de telefilm. Sí, sabe colocar una cámara, pero no le imprime alma a las imágenes, carácter, es una película sin fuerza.

Floja hasta la médula, intentado sacar el máximo partido al poseer una buena base, el interesante universo de Bukowski, pero con eso no llega. Una película no se sostiene simplemente por tener una buena base. Ésta se puede perder en el desarrollo del film, bastante pobre y en algunos momentos insulso y casi sin sentido. Demasiado pobre.

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