'Finales, principios': poliamor imposible en una intensa historia de superación y cigarrillos entre modernos

'Finales, principios': poliamor imposible en una intensa historia de superación y cigarrillos entre modernos

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Finales Principios Critica

Pronto se cumplirán diez años de la edición del festival de Sundance encumbró a Drake Doremus como una de las grandes esperanzas del cine independiente actual. Sin que tampoco se haya dormido en los laureles, es curioso que un título como este 'Finales, principios', que se estrena ahora en plataformas digitales, parezca más antiguo que aquella simpática comedia sobre el amor a distancia.

Sexo, cigarrillos y listas de canciones

A lo largo de su filmografía, Doremus ha explorado las relaciones desde distintos estados y perspectivas, intentando abrir nuevos caminos hacia la comprensión hasta encontrar (o no) una relación romántica saludable. Su último largometraje intenta ofrecer una mirada más o menos conmovedora hacia la autoestima, a la superación personal, a pesar de una vida y a la más que posible incapacidad de amar a alguien que no sea uno mismo.

Este proceso vital necesita su tiempo, y aunque Doremus cuenta con casi dos horas, no se entiende del todo esta búsqueda de la madurez existencial cuando prácticamente ninguno de los personajes puede llegar a comprender lo que está haciendo. Si ellos no lo entienden, imagínate la cara de los espectadores que decidan pasar por aquí y sentarse un rato a ver a gente fumar un cigarrillo tras otro en las últimas terrazas antes del fin del mundo.

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'Finales, principios' explora temas universales vinculados al aprendizaje personal y al previsible fracaso en las relaciones, entre los momentos de flotar y los de petar. La película intenta ser la montaña rusa emocional, el viaje interior desde la complejidad de las relaciones a través de un muy plano estudio de personajes liderados por Shailene Woodley. Ella es la primera en no saber qué hacer con su vida. Como personaje y posiblemente como actriz también.

En busca de la felicidad

La narrativa del director va dando bandazos y giros que pueden frustrar, y toma decisiones que uno no termina de comprender, como la tipografía y los colores de los intercambios de mensajería móvil, pero donde más extrañeza provoca es en los diálogos entre los personajes. En este tridente amoroso e imposible formado por Woodley, Sebastian Stan y Jamie Dornan las conversaciones podrían empezar tranquilamente por un "Oh hi Mark". Y es que ninguno de los personajes desprende un mínimo de cercanía.

finales principios

Visualmente anclada en una época que ya empieza a quedar lejos, el montaje de 'Finales, principios' recae en Garret Price, que hace lo que puede con las órdenes de un guión y una dirección que elige el comodín del salto de corte y la fotografía filtrada de los influencer de Instagram. No hay mucho donde rascar, porque además la lista de canciones deja mucho que desear, no sé si por el precio de los derechos o se trata simplemente de una cuestión de mal gusto. ¿Cómo vas a querer pasar el resto de tu vida junto a alguien que escucha a The Cranberries en 2019?

La otra cuestión importante es puramente cinematográfica: el director decide filmar a sus personajes de perfil durante el 75% del metraje. Esa insistencia, unida a sus cortes y las líneas de diálogo imposibles convierten la película en una comedia involuntaria por momentos. El reparto hace lo que puede, las situaciones se ven venir de lejos y al final la historia nos lleva a un cierre que es puro cliché.. La película de Drake Doremus tiene claro lo que quiere contar y cómo hacerlo. El problema es que o ha elegido un timing terrible o se trata de un proyecto que archivó hace quince años y no ha cambiado ni una sola palabra.

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