'La Momia: la tumba del emperador dragón', palomitas en China

'La Momia: la tumba del emperador dragón', palomitas en China
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Hace unos días reconocí mi valoración positiva sobre 'La Momia', una película de 1999 de Stephen Sommers que a pesar de todo, era un entretenimiento simpático y efectivo. 'La Momia' es el primer volumen de una trilogía que cierra (espero) esta infumable secuela que no aporta absolutamente nada nuevo, y que se limita a dar una estocada de muerte a unos personajes que ya empezaban a quemarse en 'El Retorno de la Momia', la segunda parte.

Su estreno en verano era la única posibilidad de que esta película alcance cotas de taquilla dignas, ya que el producto que ofrece no es ni mucho menos la sombra de lo que debería ser un blockbuster con cierta calidad y con el que uno no tuviese que mirar la hora cada dos por tres. Quien dice mirar la hora dice bostezar, vaya.

La historia no tiene ningún misterio: el aventurero Rick O'Connell (Brendan Fraser) y su esposa, la arqueóloga Evelyn (María Bello) recuerdan con nostalgia sus juergas pasadas mientras disfrutan de la vida burguesa de su pre-jubilación. Ahora él aprende a pescar y no puede evitar acordarse de cuando era Indiana Jones a su manera, mientras que ella ha decidido sacar pasta con unos libros basados en las historias que dan lugar a lo relatado en las dos películas anteriores. Su hijo Alex (Luke Ford) hace creer a sus padres que está en la universidad cuando en realidad está en Shanghai realizando una excavación de la tumba del emperador dragón (la del título, sí), y por cierto, que Jonathan (John Hannah), el hermano de Evelyn y compañero de aventuras del matrimonio, también está en Shanghai, mira por dónde, viviendo como quiere. Además, a Rick y a Evelyn se les propone que lleven una joya a... les dejo que lo adivinen, sí, Shanghai, y se reencuentran con su hijo y con su hermano/cuñado para descargar adrenalina todos juntitos.

En fin, que como de costumbre, excavar la tumba despertará al malvado emperador Han (Jet Li), que en su momento era una especie de Gengis Khan, e invocarle de nuevo es cuanto menos una metedura de pata. Tras una presentación de personajes muuuy larga (más de media hora), luego todo son persecuciones, tiros, caídas, explosiones y Pentium. Mucho Pentium, y mal aplicado. Si al menos la dirección de Rob Cohen, fuera decente, la película no se nos haría tan intragable, pero desde luego a veces es imposible saber qué rayos está ocurriendo, ya que el montaje y los movimientos de cámara son paupérrimos, y seguramente su objetivo es "tapar" el torpe aprovechamiento de medios del equipo técnico. No obstante, la ambientación no está del todo mal, pero es que los efectos especiales le dan un aire de artificialidad al film que no se puede eclipsar ni con las mejores intenciones del mundo.

Para colmo, echamos realmente de menos a Rachel Weisz, la actriz que interpretaba a Evelyn en las dos entregas anteriores, por su sobria belleza, y por el esmero que ponía en su interpretación en las dos entregas anteriores (la mejor de todo el reparto), y María Bello, de golpe y porrazo se carga el personaje quitándole todos los matices y particularidades que la caracterizaban. Brendan Fraser en el que, no nos engañemos, es el papel de su vida, se limita a poner caretos con la intención de "mirad qué graciosete soy", y tiene poco que ver con ese "Indiana Jones pero a su manera" que deslumbró en la primera parte. Pero mención aparte merecen el histrionismo de John Hannah (con lo buen actor que me parecía este inglés) y la inoperancia actoral de Jet Li, que se supera a sí mismo en inexpresividad y falta de carisma. Que Michelle Yeoh aparezca aquí, como intentando recordar su aparición en 'Tigre y Dragón', es sólo una triste anécdota. De Luke Ford ni hablamos, gracias.

Lo que ya tardo en decir es que esto dura casi dos horas que se hacen eternas, ya que su ritmo no es que sea desordenado, es que es caótico, con ese intento de mezcla de escenas ¿humorísticas? provistas de diálogos del tebeo con batallitas tan mareantes como olvidables. 'La Momia: la tumba del emperador dragón' es la prueba de que esto es una saga desvirtuada (Egipto, Amazonas y ahora China...), carente de sentido o motivación argumental, que si no fuera por el ánimo de sacar dinero ofreciendo bazofia prima sobre haber dejado las cosas como estaban: es decir, una buena primera película, y no explotar a los personajes más de la cuenta. A propósito, que con todo lo dicho, no es difícil imaginar que el ¿guión? de Alfred Gough y Miles Millar es simplemente inexistente.

Otro blockbuster insufrible. Otro más. Siguen poniendo a prueba la paciencia de los espectadores con blockbusters cada vez peores, con superproducciones tan anodinas que hacen que recordemos con ternura el espíritu palomitero de 'Troya' o 'El Reino de los Cielos', que ya es decir. Stephen Sommers no ha querido ni salir en los créditos. Normal. No vean 'La Momia: la tumba del emperador dragón' si valoran su tiempo. Por mucho que estén de vacaciones. Hay muchas cosas que se pueden hacer en este periodo estival. En serio.

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