Netflix acaba de estrenar una de sus películas más ambiciosas de 2023 pero también de las más decepcionantes: Emily Blunt es lo único realmente bueno de 'El negocio del dolor'

Netflix acaba de estrenar una de sus películas más ambiciosas de 2023 pero también de las más decepcionantes: Emily Blunt es lo único realmente bueno de 'El negocio del dolor'

Lo tenía todo para ser una de las mejores películas de la plataforma de este 2023 y acaba quedándose un poco en tierra de nadie

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El Negocio Del Dolor

A lo largo de 2023 hemos podido ver unas cuantas películas muy buenas de Netflix, pero la plataforma también ha lanzado multitud de largometrajes que en el mejor de los casos no eran una pérdida de tiempo y en el peor seríamos más felices haciendo como si no existieran. Luego hay una serie reducida de títulos con ciertos valores pero que no fueron capaces de ofrecer su mejor versión y ahí es donde encaja 'El negocio del dolor'.

Esta película dirigida por David Yates llega a Netflix este viernes 27 de octubre con el gran gancho de que sus protagonistas son Emily Blunt y Chris Evans. Sin embargo, eso no es necesariamente garantía de nada bueno -a él pudimos verle hace poco en 'Ghosted', un decepcionante largometraje para Apple TV+ en el que volvía a coincidir con Ana de Armas-, aunque aquí el trabajo de ella es lo único realmente bueno de la función.

Buenas intenciones, discretos resultados

'El negocio del dolor' parte de un libro de Evan Hughes alrededor de una investigación real alrededor del negocio de los opioides en Estados Unidos. Sí, un poco el mismo tema que ya fue la base para las miniseries 'Dopesick: Historia de una adicción' y 'Medicina letal', con la particularidad de que tiene que ofrecer un enfoque más concreto y directo fruto de tener menos tiempo para abordarlo todo.

Por ello, el guion de Wells Tower se centra principalmente en los problemas de una madre soltera al borde de la bancarrota que consigue un trabajo para el que no está para nada cualificada, lo cual no le impide demostrar un talento innato para ello. El problema es que la línea entre ayudar a la gente y de paso ganar dinero con simplemente centrarse en la rentabilidad económica puede ser muy fina.

Desde el primer momento resulta obvio que Yates quiere potenciar el dilema que eso va a crear en su protagonista, recurriendo además a un curioso recurso que muestra a algunos de los personajes comentando ciertos detalles de lo que hicieron. Su uso inicial lleva a pensar en que 'El negocio del dolor' puede buscar ser una obra con estilo, pero a la hora de la verdad acaba empleándose de forma un tanto dispersa y su función central para más dar un último golpe dramático final que cualquier otra cosa. Además, hay momentos avanzado el metraje que hasta acaba convirtiéndose en una distracción.

Emily Blunt En El Negocio Del Dolor

Y es que 'El negocio del dolor' acaba siendo una película para el lucimiento de Blunt. Con eso no quiero decir que sea alrededor de su personaje y de todos los que la rodean, pues hay una serie de decisiones que dejan muy claro que la película lo apuesta todo a la protagonista de 'Sicario'. Un buen ejemplo de ello lo tenemos con la enfermedad de su hija, retratado de tal forma que parece más encaminado a suponer un obstáculo en su trayectoria. Sí es cierto que uno nunca duda del gran amor que siente por ella, pero esa trama está desarrollada de forma bastante decepcionante, lo cual resta fuerza a ese cambio de actitud que sufre su personaje con la película bastante avanzada.

Es cierto que tampoco esperaba que 'El negocio del dolor' se centrase en su lado más amoral y la presentase como un personaje más o menos equivalente al interpretado por una excelente Rosamund Pike en 'I Care a Lot', pero sí que hubiese agradecido que su arco estuviese mejor desarrollado. Ahí no puedo ponerle ningún pero a la actuación de Blunt, quien sabe muy bien qué emociones y actitudes ha de potenciar en cada momento, pero sus raíces resultan un tanto superficiales y llega un punto en el que todo resulta demasiado evidente.

De poco sirve que Yates busque darle un toque ligeramente excéntrico, normalmente a partir del comportamiento de alguno de los personajes -o como cuando muestra en imágenes el momento en el que se le estropeó el chiringuito a su principal competidor-, para así evitar que los lugares comunes se adueñen de todo, ya que ese acaba siendo el gran problema de la película.

El Negocio Del Dolor Chris Evans Andy Garcia Y Emily Blunt

Y es que lo que empieza como una película fresca y con cierto dinamismo va convirtiéndose poco a poco en un intento discreto de exprimir la vertiente más emocional de todo lo relacionado con la crisis de opioides. En ese punto sobresale el personaje interpretado por Willie Raysor, quien podría haber añadido esa dosis extra de profundidad dramática y acaba siendo poco más que una anécdota para añadir más sobrecarga moral al tramo final de película.

Con todo, 'El negocio del dolor' no es, ni mucho menos, una mala película, pero sí es una decepción, ya que acaba siendo una propuesta bastante tibia en su crítica a la codicia del sector farmacéutico y mucho más convencional formalmente de lo que pretende ser. Al menos Blunt está bastante inspirada y el resto del reparto cumple con holgura, pero sabe a bastante poco para ser una de las grandes apuestas cinematográficas de Netflix de este año.

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