El cine de terror vive un momento de confianza y explosión de títulos en el cine y el streaming, pero sin embargo, las series del mismo género no acaban de echar raíces en las plataformas, y de la gran cantidad de producciones de cada año, hay pocas que se puedan clasificar en esa categoría, o al menos en comparación con otros géneros. Ahora, Amazon Prime Video ha estrenado ‘Ellos: el miedo’ y por fin podemos afirmar que tenemos la primera gran serie de terror del año.
Esta es la muy superior secuela de la antología horror noire ‘Ellos: covenant’, que trata sobre extraños asesinatos en el Los Ángeles de los disturbios de los 90. No nos vamos muy lejos de donde se planteaba el dilema de la anterior entrega, en los primeros barrios residenciales a las afueras de la ciudad, pero evita muchos de los puntos que hacían de la anterior una experiencia con constantes altos y bajos, en la que su cubierta impecable escondía algunos problemas de base que, en parte, su creador ha corregido.
Horror Noire adictivo y bingeable
Little Marvin sigue escribiendo y contando con varios de los directores de la primera temporada, de hecho el capítulo final ha sido dirigido nada menos que por Ti West, que desde el estreno de la original a hoy ha estrenado dos películas de éxito para A24, ‘X’ y ‘Pearl’ y se espera con mucho interés su ‘Maxxxine’ este mismo año. En esta ocasión, la historia sigue a una policía enfrentada a unas misteriosas y horribles muertes mientras se desarrolla la subtrama paralela de un personaje perturbado que parece tener algo que ver con ellas.
El trasfondo de revueltas tras el vídeo de Rodney King cuece una amenaza desconocida en una ciudad a punto de entrar en llamas, donde el trasfondo queda, eso sí, algo desaprovechado. Pero es que la trama se moldea como los turbios thrillers criminales de los 90, con muertes grotescas a lo ‘Seven’ que añaden extrañeza a una atmósfera densa, donde el terror se mueve mejor por donde no se ve, con leyendas urbanas en projects que parecen herederas de ‘Candyman’, y no depende tanto para incomodar de escenas de sustos.
Es curioso que haya puntos en común con la nueva secuela del clásico que produjo Jordan Peele, puesto que, si bien Marvin sigue siguiendo su estela —el título ‘Them’ es casi una respuesta al ‘Us’, con la que también esta tiene puntos en común— la película de Nia DaCosta hacía una sátira de la utilización de la violencia sobre el cuerpo de los afroamericanos como denuncia, criticando de alguna manera a los propios artistas negros que utilizan la exposición del sufrimiento como reclamo para contar ideas sobre denuncia racial.
Atmósfera escalofriante y una gran historia
Un contramovimiento de la propia comunidad afroamericana que aparece tras el éxito de películas como ’12 años de esclavitud’ y otras que exponían los cuerpos torturados como forma de denuncia, en donde caía de lleno ‘El nacimiento de una nación’ o ‘The Underground Railroad’. Y con esa dinámica, parece que Marvin ha sido consciente de la problemática de su infame episodio del “cat in the bag”, y en su nuevo trabajo no depende de la tortura racial para crear momentos de impacto, sino de un misterio mejor construido y flashbacks con gusto.
Queda el recuerdo el terrible episodio en blanco y negro de la anterior, que buscaba la respuesta fácil con la moneda de cambio del torture porn de denuncia como respuesta, pero ahora la violencia es más contenida, incluso resulta más efectiva para crear escenas perturbadoras que el desfile de apariciones inofensivas de la primera, que nunca llegaban a tener consecuencias para sus protagonistas. Además, ‘El miedo’ tiene dos episodios menos y sabe resolver su juego de pasado, presente y tramas paralelas con una fluidez que no necesita episodios de casi una hora, como tantas en la actualidad.
En su aproximación al horror, estos ocho episodios conservan una inescapable influencia de ‘The Ring’, tanto en su uso de los VHS como opción de textura del terror, y también continente de los miedos compartidos en pequeñas comunidades, como en una representación grotesca de las víctimas, con una mueca de muerte que representa el miedo puro, al igual que aquellas víctimas que veían a Sadako, con el añadido de cuerpos retorcidos y fracturados, en lo que parece una “inspiración” directa del modus operandi de Vecna de ‘Stranger Things’.
Un villano que no está a la altura
Lo que peor funciona aquí precisamente es la representación de cierta presencia sobrenatural, que, como el villano de Netflix, toma prestadas características de los boogeyman de los 90, aunque este a veces parece un luchador de wrestling de la WWE y resta efectividad a sus apariciones a base de pequeños brotes de humor involuntario, a pesar de que su origen es interesante. Afortunadamente, la mayor parte del tiempo se mantiene en la sombra y el enfoque general está más dirigido a la representación inversa de los estereotipos afroamericanos que se convierten en monstruos.
Como en la anterior temporada, aquí el espejo distorsionado se centra en las connotaciones raciales de las muñecas Raggedy Ann y los traumas infantiles de niños salidos de familias fracturadas y la sombra de los abusos infantiles y cómo se representa ese trauma, como si fuera una secuela tardía de lo que los niños de ‘El sótano del miedo’ podrían estar sufriendo de adultos. Pero la mayor virtud de ‘El miedo’ es su opresivo ambiente malsano, que rema a favor y de forma coherente con su cuidada trama llena de secretos familiares, sorpresas, trampas psicológicas y giros inesperados, llevados por un reparto competente, incluso con veteranas como la gran Pam Grier.
Hay incluso algún regalo escondido para los fans veteranos de la serie que añade coherencia entre temporadas, y como la anterior, ‘Ellos’ tiene un diseño de producción muy cuidado, está vez cambiando su cromatismo de verdes y azules por ocres y variaciones vino. También recupera, por supuesto, su recado social sobre brutalidad policial y herencia racista en la ciudad de Los Ángeles, quizá un poco forzado por la circunstancia, pero que acaba saliendo a flote por su actitud activista, al menos como un rasgo de personalidad carente en muchas otras, que no es poco pese a que Little Marvin no acabe de rematar la faena y le pueda la brocha gorda en algunos momentos.
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