Qué fue de los supervivientes de la catástrofe de los Andes que nos cuenta 'La sociedad de la nieve': entre el anonimato y la literatura

Qué fue de los supervivientes de la catástrofe de los Andes que nos cuenta 'La sociedad de la nieve': entre el anonimato y la literatura

Muchos libros sobre la experiencia y un perfil mayoritariamente bajo apartado de la luz pública

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La Sociedad

13 de octubre de 1972. El mundo se entera consternado de una noticia terrible: el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya con destino a Santiago de Chile y que salía desde Montevídeo, en Uruguay, se ha estrellado en la cordillera de los Andes. Nadie espera que haya supervivientes, y ocho días después de la catástrofe se cancela la búsqueda. Sin embargo, como sabréis si habéis visto 'La sociedad de la nieve' (o '¡Viven!'), hubo 16 supervivientes que consiguieron salir a flote. Su historia nos la sabemos. Pero... ¿Qué les pasó después? ¿Qué fue de los supervivientes?

Poniéndonos en antecedentes

En la cinta de J. A. Bayona ya se ve, pero, por poner en contexto, en el avión, un charter del modelo Fairchild Hiller FH-227 -que ya no se fabrica-, estaban los miembros del equipo de rugby uruguayo Old Christians Club junto a familiares y amigos. El piloto era experto en sobrevolar los Andes, y ya lo había hecho una treintena de veces, así que a priori no había problema, pero las condiciones atmosféricas y un par de negligencias del copiloto al que estaba entrenando hicieron que impactara contra las montañas.

De 45 personas en el avión, 33 sobrevivieron al impacto, aunque no en las mejores condiciones. Por suerte, dos de los supervivientes estudiaban medicina (Roberto Canessa y Gustavo Zerbino) y pudieron mantener con vida a muchos de ellos. El problema es que tenían muchísimo tabaco, pero muy poca comida: chocolate, mermelada, almendras, dátiles, caramelos, ciruelas secas, ron y una lata de mejillones. Todos sabemos la decisión que tuvieron que tomar cuando la comida empezó a escasear y decidieron sobrevivir.

Nieve

Y eso que originalmente creyeron que podrían alimentarse de los sillones del avión (de cuero, al fin y al cabo), pero el intento fue infructuoso. Finalmente, Nando Parrado y Roberto Canessa consiguieron caminar lo suficiente como para pedir ayuda, lo que salvó al resto de los supervivientes, gracias a una nota en la que ponía "Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?". El 22 de diciembre, más de dos meses después del accidente, fueron rescatados y la noticia dio la vuelta al mundo, teniendo que dar explicaciones públicas por su antropofagia (que, por suerte, la sociedad comprendió). Y a partir de aquí, empezaba su nueva vida.

La fama no buscada

A día de hoy, 14 de los supervivientes aún están vivos: tan solo fallecieron Javier Methol, el fundador de la fundación '¡Viven!', en 2015, y José Luis Nicolás Inciarte el año pasado (autor del libro 'Diario de un superviviente'), ambos por culpa del cáncer. Algunos siguieron sus estudios y su vida tratando de distanciarse lo más posible del accidente, como Pedro Algorta, economista que se graduó con máster en Stanford y que, tras 40 años, escribió su libro de vivencias 'Las montañas siguen allí'.

Canessa

Pero otros sí que no temieron a su nueva e inesperada fama mediática. Es el caso de Roberto Canessa, que continuó jugando al rugby y llegó a formar parte de la selección uruguaya. A lo largo de su vida, Canessa ha sido un laureado médico especializado en cardiología infantil, político (sin mucho éxito, todo sea dicho) y escritor: el libro sobre su experiencia se llama 'Tenía que sobrevivir' y se lanzó en 2016.

También siguió jugando al rugby Gustavo Zerbino, que participó con Canessa en la selección uruguaya e incluso fue presidente de la Unión de Rugby del Uruguay y la organización Rugby Sin Fronteras. De hecho, en 2011 y 2012 subió hasta el lugar del accidente para hacer un homenaje a las víctimas, donde jugaron ese partido de rugby que quedó inacabado. Además, es coach y da charlas de motivación personal alrededor del mundo. Al fin y al cabo, sabe bien lo que es no dejarse llevar por la desesperación en momentos de alto estrés.

Libros y anonimato

Fernando Parrado, que tras el accidente estuvo cuatro días y medio en coma y pese a todo sobrevivió, también escribió su versión de los hechos en 'Milagro en los Andes' tras convertirse en un conocido empresario. Es de los pocos que ha afirmado que se volvería a subir el avión y no cambiaría nada de lo ocurrido, porque eso le haría modificar su feliz presente y, quizá, no tener a su familia.

Eduardo Strauch lanzó 'Desde el silencio' en 2012, ya convertido en un arquitecto de prestigio, después de treinta años de silencio y anonimato sobre sus pensamientos en la montaña. Como curiosidad, Strauch, que tiene ascendencia vasca, recuperó su documentación años después del accidente, cuando otro montañero la encontró de casualidad. También imparte conferencias por el mundo.

Carlos Páez, por su parte, fue el redactor de 'Después del día 10' y, doce años después, de 'Desde la cordillera del alma', donde habla no solo de lo que pasó allí, sino también de su adicción posterior a las drogas y cómo se sobrepuso. No todo iban a ser finales felices, al fin y al cabo. Curiosamente, sus padres también escribieron dos libros sobre su propia vida, 'El rosario de los Andes' y 'Entre mi hijo y yo, la luna'. El otro superviviente que escribió un libro fue Daniel Fernández con 'Regreso a la montaña'.

El resto se dedicaron a su vida anónimamente y alejados de los focos: unos fueron empresarios, otros se dedicaron a la agricultura, pero la mayoría prefirieron que no se supiera de ellos. El equipo, por cierto, no solo continuó su andadura, sino que, de hecho, en 2023 fue campeón del Campeonato Uruguayo de Rugby. Si tenéis curiosidad por ver a los supervivientes hoy en día, estáis de suerte: Bayona contó con Tintín Vizintón, Moncho Sabella, Gustavo Zercibo, Daniel Fernández y Coche Inciarte (antes de su muerte) para hacer cameos en 'La sociedad de la nieve'. Hacer las paces con el pasado no tiene precio.

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