Más allá del Odio, dicen que está el amor

Más allá del Odio, dicen que está el amor
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Producción que pasó sin pena ni gloria por las carteleras norteamericanas, a pesar de contar con nombres famosos en su reparto. Y parece que aquí correrá la misma suerte, y es que, sin resultar desdeñable, se trata de una película nada ambiciosa, con la única intención de ser estrenada, y parece hecha para pasar inadvertida.

Terry Anne Wolfmeyer es una mujer que se despierta un día y descubre que su marido le ha abandonado por su amante. A partir de ahí, se convertirá en una completa amargada bebedora, y empezará a ser insoportable para mucha gente, entre ellas sus cuatro hijas, algo crecidas ya, con las que no se entenderá en absoluto. Se topará de narices con Denny Davies, un exjugador profesional de béisbol, ahora locutor de radio, que intentará seducirla.

Está protagonizada en sus principales papeles por Kevin Costner, quién hace mucho tiempo que no tiene un gran éxito, y que aquí cumple perfectamente con su rol de borrachín pasodetodo, y con una vida bastante desordenada, hasta que se encuentra con una nueva oportunidad de ser feliz en su vida. Joan Allen, la protagonista absoluta, y la mejor del reparto, en un papel bastante antipático, reflejando muy bien el estado de ánimo de una persona que cree que el mundo se le viene encima, y por ello decide odiar absolutamente todo. Es el personaje mejor tratado en la película, en detrimento de todos los demás, sobre todo los de las hijas. En ese pequeño grupo destaca Evan Rachel Wood, interpretando a la más pequeña de las hermanas, y que ejerce de narradora de la historia, aunque el punto de vista cambia varias veces en el film; su personaje es el más llamativo de los secundarios, y esta actriz está a punto de convertirse en una verdadera preciosidad.

Mike Binder, que es el guionista y director de la película, se reserva un papel para él, un productor de radio que sólo tiene un interés sexual en las mujeres, aunque en ese aspecto, el tratamiento de este personaje es bastante confuso, y no queda muy clara su verdadera naturaleza.

Le ha salido un poco mejor su trabajo tras las cámaras, haciendo amena una historia que podría haber acabdo siendo un culebrón insoportable. Sin ser un prodigio de guión, está lo suficientemente hilvanado como para resultarnos interesante. Y eso que comete un fallo enrome, en su último tercio se descubre una trampa argumental, aunque más que 'trampa' habría que llamarlo 'descuido', que anula casi por completo la película. Aunque ésta sale algo vistoriosa en su tratamiento sobre la asimilación de los malos sentimientos que te abordan después de un hecho inesperado y no querido, cómo canalizar todo ese dolor y rabia, y quizá, convertirlo en amor. Hay cierta mirada pusada en esta película que te hace sentir bien. Pausa y tranquilidad con las que hay que tomarse ciertas cosas.

En lo visual, Binder demuestra tener cierto estilo, aunque tampoco pasará a la Historia por ello. Tal vez si se hubiera concentrado más en sus labores de guionista, limando los defectos de la historia, y hubiera dejado la dirección a alguien con más gancho, pues a lo mejor estaríamos hablando de una gran película. De este modo tenemos un film pasable, ameno, que no molesta ni entusiasma, e incluso puede dejar indiferente. Dentro de algún tiempo (poco) será olvidado.

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