Crisis entre los millonarios de Netflix: por una vez, los accionistas deciden que Ted Sarandos, Reed Hastings y Greg Peters se queden sin cobrar

Sarandos
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"¡Oh, no, los ejecutivos! ¿Es que nadie va a pensar nunca en los ejecutivos?". Eso es posiblemente lo que Ted Sarandos, Reed Hastings y Greg Peters quieren que pensemos ante una noticia que se siente como una pequeña gran victoria para los guionistas en huelga: después de todas las decisiones terribles tomadas por Netflix en los últimos tiempos, sus accionistas han decidido votar en contra de pagarles un paquete de compensación. Para entendernos: unos cuantos millones de dólares más. Justo lo que necesitaban.

Soy más feliz con el dólar

Vamos a ponernos en situación con cifras astronómicas: el año pasado, Reed Hastings se embolsó 50 millones de dólares entre su sueldo y las acciones de la empresa. Por su parte, Ted Sarandos ganará este año unos 40 y el nuevo CEO apenas 35. Por ponerlo en plata, si ganáramos 2500 euros al mes tardaríamos 833 años en llegar a lo que ganan en uno.

Por tanto, no parece que vayan a sufrir por este varapalo producido por dos cosas: en primer lugar, su puesto en la huelga de guionistas, en la que Netflix se ha plantado como la causante principal del problema con los pagos residuales. La WGA pidió a los accionistas que negaran este paquete de compensación y, por lo que parece, han hecho caso. En segundo, y más importante, el bajón que ha pegado en la opinión pública después de que su plan de no compartir contraseñas, que en España conocemos tan bien, se implantase también en Estados Unidos.

Está por ver si la idea de bombero de Netflix va a causar más o menos abonados, pero no estaría de más recordar que si por algo destaca el servicio de streaming es por saber manipular siempre los números a su favor. En realidad, los tres CEO podrían ignorar este voto, que solo es una opinión de los accionistas, y seguir cobrando el dineral, pero lo más probable es que lleguen a pagar la hipoteca y tengan comida en la nevera para este mes, así que aceptarán el toque de atención para no enfadarles. ¿Tocarles el bolsillo será la clave para solucionar sus problemas? Habrá que verlo.

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