'Hellboy. El ejército dorado', Guillermo del Toro se desmelena

'Hellboy. El ejército dorado', Guillermo del Toro se desmelena
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Después de su película más celebrada, sobre todo por haberse llevado algún que otro Oscar, 'El laberinto del fauno', Guillermo del Toro se entrega en cuerpo y alma a la continuación de 'Hellboy', personaje creado por Mike Mignola, y cuya primera adaptación había dejado un buen sabor de boca entre los aficionados. Y antes de enfrentarse a la gran prueba de su vida, poniendo en imágenes 'El hobbit', 'Hellboy. El ejército dorado' era una buena oportunidad para irse entrenando, y menudo entrenamiento.

'Hellboy. El ejército dorado' es todo un derroche de imaginación, en lo que respecta a la enorme galería de bicharrajos y seres de otro mundos distintos al nuestro, y que visten el film, a veces de manera un tanto cargante. De hecho en la película existe cierta sensación déjà vú, y son varios los films que viene a nuestra mente mientra la visionamos. Entre las más claros, los de Harry Potter y 'Hombres de negro', y entre los más sutiles, o menos evidentes, la trilogía de Peter Jackson y alguna entrega de Indiana Jones. Estas referencias no impiden a del Toro realizar una película llena de fuerza, muy por encima de la media de los blockbusters, un entretenimiento de primera clase.

Al igual que en el film anterior, en 'Hellboy. El ejército dorado' contiene un significativo prólogo. Los personajes centrales ya han sido presentados, así que lo que se hace en este prólogo es presentar el inicio de la historia que posteriormente se desarrolla en el film, la que tiene como protagonista al Príncipe Nuada, y a cierto ejército dorado dispuesto a ser liberado para dominar el mundo. Del Toro acierta al narrar dicho prólogo en animación, con ecos del cine de Tim Burton. Después la película narra el enfrentamiento entre nuestros héroes de siempre, con la ayuda de un nuevo y simpático personaje, con el Príncipe Nuada.

Dicha premisa, porque el film no pasa de ser una premisa durante buena parte de su metraje, sirve a del Toro para realizar una película en la que lo visual está muy por encima de lo que cuenta. La historia es una historia sencilla, donde la sempiterna lucha entre el bien y el mal tiene su protagonismo. A ello se suman algunos matices, como el hecho de que los humanos siempre rechazaremos todo aquello que es diferente, que no es nada nuevo bajo el sol, pero viste; y también reflexiones sobre el respeto a toda clase de vida, por muy monstruosa que ésta sea. Al respecto se expone toda una secuencia en las calles de Nueva York, de puro vértigo, con un desenlace que alcanza uno niveles poéticos que rara vez se ven en este tipo de producciones, y que en este caso se sirve de un score de Danny Elfman que le sienta de miedo.

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En dicha secuencia, y en todas las demás, Guillermo del Toro se suelta como nunca se ha soltado. Utiliza mucho mejor la cámara, realizando movimientos más arriesgados, y nunca gratuitos, ofreciendo, junto con un montaje nada mareante en la secuencias de acción, un diseño de producción impecable, en el que la sucesión de criaturas es interminable, y un trabajo de fotografía de Guillermo Navarro en la misma onda. Los personajes adquieren más profundidad y en esta entrega toman conciencia de lo que son y cuál es su destino. Los actores parecen habérselo pasado mejor, y los numerosos chistes están resueltos con más eficacia. No me imagino a otro que no sea Ron Perlman en la piel de Hellboy, al igual que del Toro en la dirección, el actor está más suelto y cómodo con el personaje. Lo mismo ocurre con Doug Jones. Selma Blair, mi dulce Selma, está como un pelín descolocada. Y la aparición de un nuevo personaje, una especie de niebla metida en una especie de traje de buzo, termina de vestir a la familia de freaks. La excelente voz de Seth MacFarlane hace el resto. Por cierto, que MacFarlane dice que se inspiró en el trabajo de Jeremy Irons para 'Jungla de cristal. La venganza'. También tenemos las caras nuevas de Luke Goss, que da vida a un villano con intenciones nobles pero que usa métodos equivocados, y que tal vez no tenga la energía y nervio que el personaje requiere; y Anna Walton, que da vida a su hermana, y que permite amplificar el personaje de Abe Sapien.

'Hellboy. El ejército dorado' supera en espectáculo (bien entendido) a su antecesora, y se permite algunos puntos flojos en el guión, aunque su cierre es mucho más placentero y productivo. La cosa tiene toda la pinta de que va a tener una continuación, dadas algunas de las situaciones planteadas. Y visto lo visto, y teniendo en cuenta lo que del Toro está preparando en estos momentos (y que será un bombazo de taquilla sí o sí), no quiero ni fantasear con la posibilidad de una tercera entrega en la que del Toro por fin toque el cielo.

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