'The Day the Earth Caught Fire', el caluroso fin del mundo

'The Day the Earth Caught Fire', el caluroso fin del mundo
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El cine de catástrofes vivió una época de esplendor en los años 70 cuando películas como ‘La aventura del Poseidón’ (‘The Poseidon Adventure’, 1972, Ronald Neame) y ‘El coloso en llamas’ (‘The Towering Inferno’, 1974, John Guillermin) rompían las taquilla de todo el mundo poniendo de moda un tipo de cine que evidentemente ya existía antes y después. Con el paso del tiempo la cosa fue extendiéndose sobre todo en el campo de los efectos visuales, llenando la pantalla de grandes destrozos destinados a asombrar al espectador mientras se descuida todo lo demás. Pero antes de todo esto la técnica no estaba lo suficientemente avanzada —que se lo digan a James Cameron— como para deslumbrar al público, así que se recurría a historias o tratamientos más trabajados, amén de una puesta en escena en ocasiones exquisita.

‘The Day the Earth Caught Fire’ (id, 1961, Val Guest) es una de esas películas que se enfrentan al tan manido y atractivo tema del fin del mundo. Tanto el origen del ser humano como el destino que éste correrá es algo que ha despertado una enorme curiosidad en el campo artístico del hombre. Como la historia demuestra realmente lo que somos —el peor ser viviente del planeta— en campos como los del cine se ha especulado sobre el futuro de la humanidad, y bajo la primordial intención de hacer entretener al espectador con una historia de ciencia ficción casi siempre se vertía una mirada crítica hacia el comportamiento del ser humano con advertencia incluida.

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La película cuenta la historia del acercamiento del planeta Tierra al sol, producido por el estallido de dos bombas en unas pruebas nucleares, lo cual ha hecho que el eje de rotación del planeta varíe. La idea de la Tierra chocando contra otro planeta ya fue explorada en la mítica ‘Cuando los mundos chocan’ (‘Whe Worlds Collide’, 1951, Rudolph Maté), pero en aquella el argumento era aún más loco que la que nos ocupa y se mostraba todo desde un prisma más espectacular. En el film de Val Guest la historia adopta un tono casi de documental.

El film da comienzo con el plantea Tierra enfrentándose a su extinción. El protagonista camina sudoroso por las desiertas calles de un Londres abrasado por el calor debido a la proximidad del Sol. Se trata de un periodista que por teléfono redactará a un compañero la que podría ser la última crónica escrita por un ser humano. A partir de ese momento se nos narra a modo de flashback cómo se ha llegado a tan drástica situación. El cambio se produce de forma muy elegante, de la inquietante tranquilidad de los primeros momentos —que se repite en su último tramo— se pasa a la vida frenética de un periódico londinense en el que transcurre buena parte de la acción.

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Dos líneas narrativas se entrelazan en ‘The Day the Earth Caught Fire’. Por un lado tenemos toda la investigación periodística que se produce alrededor de las posibles consecuencias de una prueba atómica y por el otro la relación amorosa entre el personaje central, Peter Stenning —un soso Edward Judd— y una mujer de la que consigue información vital, Jeannie Craig —una muy sensual Janet Munro—, que ayuda a dibujar a los personajes, pero resulta mucho menos interesante que el tema central de la película, filmado con el habitual virtuosismo del que hacía gala el director Val Guest. Precisión y ritmo en una —sobre todo cuando muestra el comportamiento humano de los ciudadanos frente al desastre—, un poco de dejadez en la otra.

Val Guest fue uno de los directores que ayudaron al encumbramiento de la británica Hammer unos años antes de la realización de la presente. Precisamente, uno de los títulos oro de la productora, ‘El experimento del Doctor Quatermass’ (‘The Quatermass Xperiment’, 1955) está presente en ‘The Day the Earth Caught Fire’ debido a que para determinadas escenas utilizaron metraje de la misma. Lo cierto es que hay mucha diferencia entre este trabajo y los que realizó para la conocida productora, ni temáticamente ni formalmente. Un apunte muy original es su conclusión, de una ambigüedad aterradora, poniendo en manos del espectador la respuesta.

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