'Yo, también', una historia no tan diferente

'Yo, también', una historia no tan diferente
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Pablo Pineda es todo un fenómeno. Los directores de ‘Yo, también’ le deben la película. La idea surgió a partir de su figura: el primer europeo con síndrome de Down que ha obtenido un título universitario. Álvaro Pastor y Antonio Naharro decidieron escribir una historia de ficción que partiese de un personaje similar a él. Cuando se encontraron ante la necesidad de decidir quién haría el papel, se dieron cuenta de que nadie lo conseguiría como el propio Pablo. Aunque no hayan contado su historia, ‘Yo, también’ es Pablo Pineda.

En esta ficción, que se podrá ver en cines a partir de mañana, Daniel entra a hacer una sustitución en un centro de ayuda a los discapacitados. Una de sus compañeras es Laura, una mujer problemática que busca refugio en el sexo para huir de sus desagradables recuerdos familiares. Este personaje lo interpreta Lola Dueñas. Alrededor de los dos, están los demás trabajadores sociales, el hermano de Dani y la mujer de éste, que da clases de baile a jóvenes con síndrome de Down.

Nos encontramos ante un film sencillo y naturalista, que se acerca a la vida como lo haría un documental: sin decorados y sin efectismos. La cámara en mano rueda con una emulsión que produce mucho grano —no sé si serán 16 mm.— y los colores y la luz reflejan la realidad tal cual es. La forma en la que está montada ‘Yo, también’ es igualmente contemplativa y deja que entremos en ese mundo como si pasásemos por allí.

Yo, también

La reivindicación que soporta la película se reclama en el título y se termina de despachar en un discurso que da Daniel al inicio. Gracias a eso, los autores pueden continuar hacia delante, contándonos la historia, sin tener que hacer un hincapié excesivo en las cuestiones sociales, pero al mismo tiempo, sin que se pierda esa idea.

Dos historias de amor se nos narran en paralelo: la de Daniel y Laura y la de dos jóvenes alumnos de la clase de baile, que se topan con un sinnúmero de dificultades para vivir su relación —se les puede ver en la fotografía anterior—. En ambos casos, ‘Yo, también’ es emotiva y consigue llegarnos, pero sin caer en la lástima o en la condescendencia y sin provocar tampoco estos sentimientos en el espectador.

El personaje protagonista no se conforma con ser amigo de Laura y lo declara sin esperar a que ella se dé cuenta. El que no se haya escondido el tema del sexo, que se admita que Daniel tiene deseos y que el personaje grite que es un hombre ante la entrada de un puticlub son detalles valientes que hacen que la película no se quede en la ñoñería hollywoodiense del discapacitado entrañable que tantas veces hemos visto. Se trata de un film maduro y que afronta estos temas con total normalidad.

Daniel es un tipo simpático, que es capaz de poner gestos muy divertidos y que siempre sale con una ocurrencia inspirada. Tiene una gran personalidad. La interpretación de Pineda es tan increíble que vale toda la película. Los actores secundarios se desenvuelven a la perfección en ese realismo. Los padres de Dani y Santi son de lo mejorcito del film por su actitud. Los demás afectados por el síndrome de Down componen, asimismo, grandes personajes que siempre sorprenden con sus contestaciones, comportándose como, me imagino, lo harán habitualmente.

No negaré que Lola Dueñas es una enorme actriz, sin embargo, su intensidad interpretativa puede ser excesiva. En esta película, ella está en otro registro que el resto de los intérpretes, saturada de un dramatismo que le viene de la historia de ficción en la que se ve envuelto su personaje. No sería necesario haber cargado tanto el drama por este lado, ya que lo interesante de ‘Yo, también’ es lo que atañe a Daniel y lo mejor de esta historia es la ligereza con la que se afronta una realidad que puede ser terrible. Si algo criticaría del film es haber exagerado tanto por todo lo que se refiere a Dueñas: su historia y su interpretación. Eso sí, cuando ella interactúa con el protagonista, consigue grandes cosas.

‘Yo, también’ está acertada en casi todos sus aspectos y es efectiva en cuanto a la emotividad que busca producir. Reivindica sin resultar pesada y nos da a conocer a alguien que valía la pena saber que existe.

Mi puntuación:

2,5

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