Añorando estrenos: 'El compromiso' de Elia Kazan

Añorando estrenos: 'El compromiso' de Elia Kazan
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Hace poco, como celebración del cumpleaños número 97 de Kirk Douglas, os presentaba diez de sus grandes interpretaciones, y entre ellas figuraba 'El compromiso' ('The Arrangement', 1969), película desconocida para muchos de los que por aquí escriben. Hoy en esta sección, últimamente tan activa, os la traigo porque merece el rescate más allá de significar una de las últimas obras del siempre polémico en boca de los que sólo ven política en las cosas Elia Kazan. El que fuera el mayor delator en la desastrosa caza de brujas del senador McCarthy tiene una filmografía que debería despertar las envidias de muchos con sólo 19 títulos a los largo de 31 años. En mi caso particular crecí con películas como '¡Viva Zapata!' ('Viva Zapata!', 1952), 'Al este del edén' ('East of Eden', 1955) y 'Esplendor en la hierba' ('Splendor in the Grass', 1961).

Antes de atreverse con la dirección de largometrajes Kazan aparece como actor en algunas películas realizando curiosos personajes —son particularmente llamativas sus intervenciones en 'Ciudad de conquista' ('City of Conquest', Anatole Litvak, 1940) y 'Blues in the Night' (id, Anatole Litvak, 1941)—, y soy de los que habría disfrutado si este turco emigrado a Estados Unidos hubiese compaginado sus ambas facetas, pero todo en este mundo no se puede tener, y lo cierto es que detrás de las cámaras Kazan ha causado casi siempre fascinación y nunca dejaba indiferente. En el caso que nos ocupa adapta una novela propia, lo cual fue visto por muchos como un error; no obstante nos encontramos ante el film más arriesgado de su director, bastante difícil en su narrativa y adelantado a su tiempo en unas cuantas décadas.

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(From here to the end, Spoilers) Kirk Douglas da vida a Eddie Anderson ,un exitoso publicista que una mañana decide cometer un acto de suicidio de forma muy llamativa. Con su descapotable y entre dos camiones en el interior de un túnel da un volantazo para meterse debajo de uno de ellos provocando un aparatoso accidente del que milagrosamente sale con vida. Descansando en su lujosa casa y negándose a hablar con nadie Anderson repasa su más reciente pasado. Su rápido ascenso en la vida publicitaria en la que demuestra ser un excelente vendedor, su matrimonio con una mujer sumisa y muy enamorada —Deborah Kerr en la última interpretación de su carrera— y el lío amoroso con una ambiciosa compañera de trabajo —Faye Dunaway en uno de los personajes más sensuales de su filmografía—. Pronto empezará a dar muestras de que su vida es un caos comportándose de forma extraña y rozando la locura, un grito de rebeldía consigo mismo que no es más que la petición de una nueva oportunidad.

El riesgo de Kazan supone narrar la historia como si de un galimatías sin sentido se tratase, algo sin duda intencionado con la intención de incomodar, de provocar y de realizar una analogía con las desequilibrada, hasta cierto punto, mente del protagonista. A finales de los años sesenta, con el cine europeo marcando fuertes tendencias que rompían, para bien o para mal, las reglas del mal llamado cine clásico, Kazan realiza un triple salto mortal sin red, con no pocos detalles autobiográficos que pueden sorprender, e incluso escandalizar a más de una mente mojigata y conservadora. Un riesgo formal que termina siendo la película más personal del director más odiado por su propio mundo. Flashbacks de un pasado tormentoso que se funden con el presente nada esperanzador, desdoblamientos de personalidad enfrentando al Eddie seguro de sí mismo y exitoso, pero también manipulador, con el Eddie más humano y temeroso, son algunas de las muestras de un Kazan que en realidad está gritando de rabia a todo espectador moralista de juicio rápido y ramplón.

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'El compromiso' tiene una baza muy importante en un elenco entregado a un juego que no muchos habrían aceptado. Kirk Douglas, que no dejó satisfecho a Kazan como años más tarde declararía éste en sus memorias, ofrece una de sus vitalistas interpretaciones marcándose un registro que evoluciona desde la más tranquila calma, con esos silencios iniciales tan incómodos para el resto de personajes, hasta un tramo final lleno de intensidad. Son particularmente llamativas sus interacciones con Deborah Kerr en uno de sus papales más atrevidos, y sobre todo con Richard Boone, que interpreta a su duro padre —insólito si tenemos en cuenta que Boone era unos meses más joven que Douglas—, sin duda la persona más influyente en la vida de Eddie, que rememora momentos concretos de su infancia en los que vemos a un padre controlador y una madre que siempre le protegió.

Kazan no desaprovecha la oportunidad de criticar a una sociedad que cambiaba a marchas forzadas, el consumismo y la falta de verdaderos ideales. Si 'La ley del silencio' ('On the Waterfront', 1954) era su excusa por haber sido un delator, 'El compromiso' es un grito desesperado y lleno de una rabia casi incontrolable hacia todos aquellos que le dieron la espalda. Un golpe en el mismísimo corazón del país que le acogió, con una honestidad tan salvaje que aún a día de hoy haría enrojecer a muchos. Y como hablamos de una sociedad tan moralista y puritana como la estadounidense, Kazan no se cortó en escenas de sexo demasiado atrevidas para la época, aprovechando la sensualidad de Dunaway, capaz de alterar en esta película a cualquiera —atención a las fotografías que se sacan ella y Douglas desnudos en la playa—, y acertando de lleno con el personaje de Deborah Kerr, que intenta satisfacer a su marido sexualmente pero no pasando del cálido abrazo en una habitación con dos camas.

Dura, arriesgada, provocadora, por sus imágenes navega todo cineasta transgresor de aquellos años —léase Fellini, léase toda la Nouvelle Vague— y difícil de asimilar, 'El compromiso' es un aluvión de verdad, en forma de bofetada dolorosa en toda la cara, honesta, sincera y rebelde.

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