Cine en el salón. 'Death of a Superhero', el indomable Donald Hunting

Cine en el salón. 'Death of a Superhero', el indomable Donald Hunting
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No suelo ser muy amigo de definir de primeras una cinta mediante esas ecuaciones que tanto han gustado desde siempre a los redactores del Imágenes de actualidad. Aun así, tengo que reconocer que hay producciones que se ganan a pulso el ser descritas por medio de la adición de varias cintas diferentes. En el caso de 'Death of a superhero' (id, Ian Fitzgibbon, 2011) resulta bastante sencillo dicha operación, ya que estamos ante una producción que sale de la suma de 'El indomable Will Hunting' ('Good Will Hunting', Gus Van Sant, 1997) + 'Planta 4ª' (id, Antonio Mercero, 2003) + 'Cool world' (id, Ralph Bakshi, 1992).

(A partir de aqui, minor spoilers) Por más que la cinta sea una adaptación de la novela homónima del escritor neozelandés Anthony McCarten, el transcurso de la acción queda marcado a fuego por el espíritu del filme de Gus Van Sant guionizado por Matt Damon y Ben Affleck, con un joven bastante rebelde y con un talento asombroso para el dibujo —en lugar de las matemáticas— que contará con la ayuda de un psiquiatra, cuya esposa, oh sorpresa, esta igual de muerta que la de Robin Williams, para superar el durísimo trance por el que está pasando.

Death of a superhero 1

Con esa base de partida, los elementos que este drama irlandés incorpora de la cinta de Antonio Mercero son relativos al hecho de que, para hacer aún más trágica la historia, y que el trauma a superar no sean las vejaciones sufridas en el pasado, la novela y el filme hacen que Donald, el adolescente protagonista, sea un enfermo terminal de cáncer. No es que vayamos a encontrar en 'Death of a superhero' las correrías por los pasillos del hospital que veíamos en el lacrimógeno filme del desaparecido realizador español, pero el espíritu del mismo —y, por extensión, de otros tantos filmes con enfermos terminales— se deja sentir a lo largo de toda la narración.

Completando la ecléctica terna de influencias que refleja la cinta, he citado a 'Cool world' lo mismo que podría haber sacado a colación a '¿Quién engañó a Roger Rabbit?' ('Who framed Roger Rabbit?', Robert Zemeckis, 1988) o cualquier otro filme que mezcle imagen real con animación. El haber traído a la memoria al olvidable filme de Ralph Bakshi tiene que ver con el hecho del oscuro carácter de la animación que aquí se usa, ya que el protagonista, que se visualiza a sí mismo como un superhéroe —de ahí el título— tiene como antagonistas a unas versiones extremas y oscuras de los médicos y enfermeras que lo atienden, sus archienemigos. (Spoilers end)

Death of a superhero

De dirección funcional, más no brillante, y un guión que, como hemos apuntado, basa su originalidad en la fusión de muy dispares ideas, es muy probable que os estéis preguntando qué diantres merece la pena de esta producción tan regular; la respuesta la encontramos, indefectiblemente, en algo de lo que no hemos hablado todavía, la labor de sus intérpretes.

En términos generales, Ian Fitzgibbon dirige a todos los actores que intervienen en 'Death of a superhero' con la mesura por norma, evitando caer en los fáciles histrionismos que habrían sido comprensibles dada la temática del filme y consiguiendo, al mismo tiempo, sortear el carácter de lágrima fácil que la cinta habría tenido en manos de alguien más efectista. Dicha mesura, deja sitio para el lucimiento de los dos intérpretes principales, unos Thomas Brodie-Sangster y Andy Serkis fenomenales.

El primero, al que conocimos como el hijo de Liam Neeson en 'Love actually' (id, Richard Curtis, 2003), volvimos a ver en 'La niñera mágica' ('Nanny McPhee', Kirk Jones, 2006), y encontramos ya, algo más crecidito en 'Nowhere boy' (id, Sam Taylor Wood, 2009), da aquí el do de pecho, y su iracunda interpretación de este joven que debe aceptar su inminente muerte encuentra la horma de su zapato en la calma y comprensión que pueden verse en el rostro de ese tremendo actor tan sumamente desaprovechado que es Andy Serkis. La extraordinaria química entre ambos hace que las escenas que comparten sean lo mejor de una cinta que encuentra en el positivo mensaje que dimana del final su otra baza principal.

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