'Días Extraños', infravaloradísima ciencia-ficción

'Días Extraños', infravaloradísima ciencia-ficción
Facebook Twitter Flipboard E-mail

La afirmación de que 'Días Extraños' (1995, Kathryn Bigelow) es un peliculón no extraña a ningún apasionado de la ciencia-ficción, pero sí al gran público que por Dios sabe qué razón desconoce en su totalidad este film. Es curioso como todo el mundo conoce ciertos títulos del género y los considera automáticamente películas de culto en una serie de listas en las que, inexplicablemente, 'Días Extraños' se queda fuera.

Entonces cabe preguntarse: "¿Qué es lo que podría hacer que 'Días Extraños' no haya obtenido el mismo reconocimiento que otros títulos similares?" A esta película, a la que ya mencioné en mi especial sobre Philip K. Dick por atribuirle ciertas referenciales, le pesa demasiado el hecho de quedarse narrativamente a medias. Es decir, los conceptos que repasa, su carácter distópico, no es suficientemente descrito, y parece importarle mucho más el impacto de su propuesta que el argumento en sí, como también sucede con otro clásico análogo igualmente denostado, 'Soylent Green' (traducido aquí horriblemente como 'Cuando el Destino nos Alcance').

Esto puede dar la sensación al espectador de una falta de ambición abrumadora, no en cuanto a la ambientación, los escenarios o los aspectos técnicos, sino en la profundidad de una historia que está mucho más cerca de ser un thriller policíaco convencional antes que una realidad alternativa propia de la ciencia-ficción. Además, sus 130 minutos son a todas luces excesivos, y seguro que se le habría hecho un favor al film recortándole veinte o treinta minutos en escenas que no aportan mucho al desarrollo de investigación que sirve de eje a la trama. Algunos detalles contradictorios sobre el verdadero peso de la policía en este Los Ángeles pesadillesco, o que evite explicar coherentemente los avances tecnológicos mostrados, en favor de un retrato más superficial y menos sorprendente.

A partir de aquí, que ciertamente son excusas para intentar justificar el rotundo fracaso de público que sufrió esta película, puedo decir sin tapujos que todo lo que encuentro en 'Días Extraños' son virtudes, una detrás de otra. La película sigue al traficante Lenny Nero (Ralph Fiennes), un ex-policía de la brigada antivicio, que sobrevive vendiendo clips (mini-discs de realidad virtual) a pobres amargados que necesitan disfrutar de algo alternativo y placentero a la horrible existencia que les ha tocado vivir.

Su decadencia es evidente, y cuando tiene un rato libre, él mismo se enchufa uno de esos clips para revivir los viejos tiempos en los que era capaz de sonreír junto a su antigua novia Faith (Juliette Lewis), que ahora está con Philo (Michael Wincott), un mafioso-productor musical. Philo es el mecenas de Jeriko One (Glenn Plummer), un rapero que representa la revolución social, para liberar a la ciudadanía de la fuerte represión policial que sufren día tras día. El asesinato de Jeriko One conmociona a las masas, que ve cómo el fin del mundo se acerca, coincidiendo con la llegada del año 2000 (o 2K, como lo llaman en el film). Poco a poco Nero se ve envuelto en el asesinato de una forma cada vez menos tangencial y más directa, y va descubriendo horribles verdades ayudado por su amiga Mace (Angela Bassett).

'Días Extraños' podría dar una impresión de película del montón si no fuera por el excelente manejo de su mezcla de géneros (como ya he dicho, entre la película policiaca de serie B y la ciencia-ficción más sorpresiva). Está tan bien dirigida que uno se pregunta irremediablemente por el paradero de su directora, Kathryn Bigelow, que apuntaba maneras tras 'Le llaman Bodhi' y que lo último que personalmente le vi hacer fue 'K-19', una mediocre cinta de submarinos y guerra fría. El guión, obra de James Cameron (nada menos) y Jay Cocks, no cae en el error de coquetear con vacuas pretensiones, y va directo al grano, a tono con la personalidad intrínseca de la historia.

Actoralmente la película está totalmente apoyada en el talentoso Ralph Fiennes, que aunque ahora aparezca disfrazado de un Voldemort irrisorio, se nota mucho que en 'Días Extraños' estaba en la cumbre de su carrera (recordemos: 'La Lista de Schindler', 'Quiz Show', 'El Paciente Inglés'...) y construye un personaje memorable. Su idiosincrasia inestable, a la vez débil y fuerte, infantil y fresca, patética y a la vez líder, hace que Lenny Nero sea protagonista absoluto trascendiendo la ambientación o el argumento. Algo ayudado sin duda por los numerosos planos que Bigelow ofrece a Fiennes, que es de esos actores que con sólo una mirada ya conecta con el espectador. Como ya sabemos, está secundado por Juliette Lewis, más preocupada por exhibirse que por ser creíble, y Angela Bassett que roza la sobreactuación pero hace un papel digno. Por lo demás, actores de la talla de Tom Sizemore, Michael Wincott, Vincent D'Onofrio y William Fichtner contribuyen divinamente a la calidad del conjunto, en papeles que les vienen como anillo al dedo. Y se nota.

No puedo dejar de halagar las escenas que simulan el ojo humano (cuando un personaje visiona esos clips), que van cargados de una maestría y una solvencia apabullantes, implicando totalmente al espectador y haciéndole sentir una experiencia única. Sólo por estas escenas, 'Días Extraños' merecería más renombre. Además, sus créditos finales, que he colocado después del texto, con música de Peter Gabriel y Deep Forest, son de lo mejorcito que he tenido la ocasión de ver, con su estilo clásico, basado en varias capas y fotografías en blanco y negro.

En pocas palabras: 'Días Extraños' es una de las mejores películas de ciencia-ficción jamás rodadas, con buen reparto, grandiosa ambientación y digno argumento. Qué esté tan infravalorada, que el público le diese la espalda de forma rotunda (costó 42 millones de dólares y recaudó 7) es algo que, después de ver la película, me apena enormemente. Una distopía muy recomendable, y apasionante para cualquier amante del género.

Comentarios cerrados
Inicio